Festín de goles y buenas dinámicas

Del extremo, al que se ve ya mucho más integrado en el juego general del equipo, en Turégano se vio otra faceta que puede resultar más que importante en la temporada regular: su tremendo balón parado. Los dos primeros goles iban a llegar de sendos saques de esquina, ambos desde la izquierda, puestos por Merencio al segundo palo. El primero lo remataría según llegó el balón Víctor Velasco. El segundo, por dos veces Dani Segovia, porque a la primera había reaccionado mejor que bien Guille Gómez. Todavía tendría el madrileño otra asistencia más, en jugada. En una acción magnífica que comenzaba con un excelente cambio de juego de primeras de Sergio Arévalo que situaría el balón desde la izquierda en la derecha rompiendo por completo el intento de basculación del Turégano. Allí estaba Merencio, que había cambiado banda con Plomer, para recibir hacia el interior y filtrar para el desmarque también por dentro de Silva. Segundo gol del argentino en la pretemporada y, más que lo anecdótico, mucha agresividad, profundidad y calidad para poner balones desde la banda y llegar al área en segunda línea.

El borrón de la primera parte fue el gol encajado en el único disparo del Turégano. Cuña de madera propia, Miguel Pérez, aprovechó la falta de oficio como central de Velasco y ganó un balón entre los dos defensores. El remate iba al palo del portero, pero Oliva se quitó y dejó la mano blanda. Todo mal para encajar lo que entonces era el empate. Otro pequeño detalle que en pretemporada y frente al rival que había valió, pero no en competición: al ir a la presión en muchas ocasiones el ímpetu podía a los gimnásticos y, con un sencillo recorte, se quedaban descuadrados.

El asunto de la presión no es baladí en un equipo como la Gimnástica Segoviana. Se trata de una seña de identidad de Ramsés Gil y no va a renunciar a ella en ningún momento, porque la presión implica intensidad y es lo único innegociable en este equipo. Lo que ocurre es que ejecutarla con Dani Segovia en la punta de lanza requiere afinar otros detalles, porque el nuevo nueve de la Sego no va a ir en la medida kamikaze de Diego Gómez. Por eso se han generado automatismos y la presión es algo muy coral que parte de no perder el orden en el medio. Entre Fer Llorente y Astray saltan los primeros a ayudar arriba, igual que haría Ivo en la segunda parte. Las bandas son clave en esas acciones, pero siempre teniendo en cuenta que prime el orden. Que no se ejecute ningún movimiento que pueda descomponer por detrás. Y por momentos, en la primera parte, el equipo la supo ejecutar a la perfección. El tercer gol es el premio a una salida tras recuperación en campo propio.

En la segunda mitad, con el resultado muy encarado y todo el carrusel habitual de cambios de la pretemporada, bajó el ritmo y también se vio otra fórmula. Aunque a Ivo le pedía el cuerpo ir a presionar y buscar al rival muy arriba, el equipo esperaba más atrás. Sin duda porque también confiaban en que el Turégano, ante su gente aunque muy fundidos en el plano físico, que su pretemporada casi acaba de comenzar, fuera a buscar más ofensivamente. Fueron minutos reivindicativos para algunos de los jóvenes.

Pablo Arranz, por ejemplo, que está trabajando con una energía tremenda para estar a la altura. Quiso arrancar, aunque no tuvo ocasión de recibir buenos balones, ajustados a sus esfuerzos. De hecho, suyo fue el córner que supuso la única oportunidad importante de la segunda mitad. Un balón medido al segundo palo para que Juan de la Mata, sin apenas saltar, rematase al larguero.

Ivo, en la misma tónica, dejó detalles de haber ganado jerarquía y apostar por ser uno de los jugadores importantes en las rotaciones de la temporada. Tiene el carácter y, en ese modo suyo silencioso y de mirada retadora, ejecuta con valentía y no se corta a la hora de pedir y asumir responsabilidades. Y quizá lo mejor de todo esto es que alguno de los más nuevos se contagia. Es el caso de Álex Maroto, que entró para ocupar la banda izquierda en la segunda mitad y supo buscar, hacer faltas, apurar presión y mostrar una sangre mucho más caliente de la que parecía tener cuando empezaba a trabajar con el primer equipo a finales de julio.

Ellos fueron la electricidad, las ganas y el motor que enganchó a Dani Segovia o Astray a disputar más minutos y a querer apretar hasta el final al mismo ritmo que ellos. Porque después, ya en los últimos quince minutos, todos los demás juveniles tuvieron su oportunidad. En esa dinámica de cambios empiezan a verse las preferencias de Ramsés y es que Álex Maroto es, por el momento, el jugador con más opciones de quedarse en la primera plantilla si no aparece un perfil apropiado que refuerce la zona de ataque. Y el chaval, seguro que consciente de ello, está ofreciendo cada vez más; encendiendo cada vez más luces, temiendo menos los focos, pidiendo más balón.

Estas líneas apenas reseñan al Turégano, con Paco Maroto en su vuelta a los banquillos. En su tercer partido de pretemporada, con San Lorenzo todavía muy encima y con su competición más lejos que la de la Sego, ni era el partido ni quizá tampoco el momento. Hay mucho trabajo que hacer y quizá hasta finalizar la plantilla para el reto de su nueva temporada. El reto del anhelado ascenso, de la Copa del Rey. Citas todas ellas para las que todavía falta un mundo. Como les falta a los cachorros azulgrana, que con jugadas de imaginería se iban a inventar tres goles: uno de Asier con caño incluido, otro de Iker a pase de Arranz y otro de Ivo con jugadón de nuevo de Asier, que entró en el campo con ánimo de estilista.