Mónica Sastre (Ical)
Segovia
Lunes, 4 de marzo 2024, 08:04
La obesidad es una enfermedad reconocida a nivel mundial, considerada como el exceso de grasa corporal que influye en las funciones del organismo y, además, puede provocar problemas cardiovasculares, de tensión arterial, diabetes, cáncer, hipertensión y problemas relacionados con el hígado y páncreas. Por ello, ... es considerada una enfermedad que hay que tratar y a la que hay que dar la importancia que tiene, tanto en la consulta de nutrición, como en la salud pública interviniendo con profesionales de calidad. En algunos casos, el tratamiento es con el apoyo de psicólogos por cuestiones de imagen, ya que algunas de las consecuencias secundarias generadas por esta enfermedad pueden ser una baja autoestima o la autolimitación.
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La directora del centro Saborea Tu Salud, Sandra Gómez, explica que tras la revisión del informe del Instituto de Salud de Carlos III y de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición se han visto que hay factores que influyen en el desarrollo de la obesidad. Entre ellos, destaca la relevancia de los hábitos alimentarios, es decir, la forma en la que comen las personas y los grupos de alimentos que más se priorizan. El uso de la tecnología en los niños es otro factor que juega un papel importante ya que se encuentran «expuestos a anuncios de alimentos procesados» de peor valor nutricional.
Además, señala que en la situación de obesidad en la que se puede encontrar en la persona influye la baja actividad física o la disponibilidad de los alimentos. Así, se ha comprobado que hay más casos en poblaciones en las que hay un menor número de habitantes y menos recursos para alcanzar alimentos frescos. Por lo tanto, «se recurre a alimentos más contundentes como puede ser el cereal».
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Estos factores también se tienen en cuenta en la provincia de Segovia, donde el perfil más afectado por esta enfermedad suele ser el de una persona con un nivel económico bajo. «Es mucho más barato comprar doce magdalenas que doce manzanas», declara Gómez. En los datos del informe señalado, en Segovia se comprobó que la mayoría del sobrepeso y la obesidad estaba centrado más en hombres que en mujeres, algo que puede tener que ver con que «las mujeres solemos estar más marcadas por la imagen corporal», por lo que «intentamos cuidarnos más».
Así, se comprobó que el 36,2% de la población segoviana tiene sobrepeso, con mayor incidencia en los hombres. Por su parte, en cuanto a los parámetros de obesidad –mayores que los de sobrepreso y más alejados del normopeso– se encuentran en un 17,2% en la población adulta, aunque con un mayor equilibrio entre hombres y mujeres. En cuanto a la población infantil, el 18,9% de los niños de entre 6 y 9 años tiene sobrepeso y un 7,3% tiene diagnosticada obesidad, con mayor afección en los varones. En comparación con las demás provincias, el estudio refleja que esta tendencia es común en el resto de Castilla y León y de España.
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Para tratar el sobrepeso y la obesidad, la presencia de un nutricionista es prioritaria, ya que según afirma Gómez, «este profesional lo que hace es saber cuales son los hábitos de la persona afectada y marcar los cambios que ve factibles hacer». Así, expone que no es cuestión de pesar, prohibir alimentos y dictar un menú de comida semanal, sino que la principal labor del nutricionista es «enseñar a la persona a cambiar sus hábitos y acercarle a una alimentación más saludable».
Pone en valor que otros profesionales puedan ofrecer al paciente «un trato multidisciplinar». Por ejemplo, un psicólogo, «ayuda a sobrellevar problemas relacionados con la imagen corporal o si se ha sufrido algún comentario por el físico». Además, puede intervenir el podólogo con el estudio de la pisada o el fisioterapeuta «si hay alguna lesión debido al exceso de peso». Incluso el médico puede ayudar para revisar las analíticas y pautar la toma de medicamentos.
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Por ello, se entiende que el primer paso para poner solución a la obesidad es que el paciente sea consciente de que la padece y pida la consulta. En nutrición, el primer encuentro sirve para saber los hábitos del paciente, si comen deprisa, llegan con hambre a las comidas, si dejan algún alimento de lado «y se marcan cambios que vean factibles hacer hasta conseguir dominar la alimentación sin pensamientos de culpa».
Para Sandra Gómez, lo más importante es tener una alimentación flexible y priorizar los alimentos de calidad, sin etiqueta y frescos, como las frutas, legumbres, pescados, carnes y huevos. «Son los principales alimentos que tienen que estar presentes en un 80% en nuestra alimentación», subraya. La prevención también juega un papel clave y para ello es necesario aprender desde una edad temprana a ser flexible con la alimentación, «ver dentro de mi alimentación buenos hábitos para evitar las enfermedades, viendo que no hay ningún alimento prohibido y manteniendo una alimentación variada».
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