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Miguel Mateo
Segovia
Lunes, 15 de enero 2024, 11:51
El inicio de un nuevo año es la fecha escogida por muchos para marcarse nuevos propósitos y objetivos a cumplir durante los siguientes doce meses. Declaraciones de principios y voluntad de cambios de actitud o de hábitos vitales que se fijan en el primer día ... de enero como punto de partida y de inflexión. La mayoría de las nuevas metas están relacionadas con mejorar la calidad de vida. Puede ser dejando de fumar o intensificar el ejercicio físico en gimnasios que experimentan en enero un repunte de las inscripciones. También es frecuente en los albores del año plantearse una alimentación más sana después de los atracones de las fiestas navideñas.
El nutricionista Mario Santos explica que hay varios motivos que empujan a los segovianos a desarrollar un nuevo plan nutricional. «Por una parte están los objetivos de principios de año, pero también hay muchos casos que se sienten culpables de los excesos de la Navidad», afirma.
En un alto porcentaje, esos propósitos otean el verano como la fecha para ponerse a punto y asentar hábitos saludables. Se quiere llegar en forma a junio, julio y agosto y se confía en lograr una mejora física durante los primeros meses del año. «Hay gente que ya piensa en el verano y empiezan ahora porque quieren hacerlo con calma», confirma el experto. Es un perfil habitual, pero no el predominante. De hecho, Mario Santos reconoce que aunque sí se observa en enero un «pequeño incremento» del número de personas que pide un plan de nutrición, tampoco hay grandes diferencias con las solicitudes que se reciben a lo largo del resto del curso. «El objetivo de quienes realmente quieren cuidarse y tienen objetivos claros no depende de los meses del año», apostilla.
Una de las claves para que el plan resulte un éxito y que la declaración de intenciones cristalice en una realidad es la paciencia. Mario Santos insiste en que sirve de muy poco perseguir objetivos a muy corto plazo, un pensamiento que en la gran mayoría de los casos acaba en fracaso o en la recaída de los malos hábitos. «El proceso se debe desarrollar a medio o largo plazo, no debe haber prisa sea cual sea el objetivo», reitera el nutricionista.
En esta línea, recomienda ir creando nuevos usos con el paso de las semanas para convertirlos en rutina. «Se debe ir reduciendo la toma de esos alimentos ultraprocesados poco a poco, tanto en frecuencia como en cantidad», revela el especialista. Otro de los consejos es aumentar progresivamente el consumo de alimentos que tengan un alto valor nutricional, como verduras, las proteínas o grasas de calidad. «La clave es generar nuevos hábitos y controlar los excesos. De esa manera se pasará de sufrir una dieta a disfrutar de una buena alimentación cumpliendo los objetivos con perspectiva de futuro», resume Santos.
Como en todo proceso, el estilo de vida saludable conlleva un plan nutricional elaborado que tenga bien definidas cada una de sus fases. De nuevo, el ansia de obtener resultados inmediatos es el principal peligro. «Conlleva una autoexigencia extra. Mucha gente decide restringirse todo de un día para otro y eso genera ansiedad y, a la larga, poca adherencia a la dieta», expone el experto segoviano. Además, pone encima de la mesa otro problema. «Muchos piensan que sufriendo un par de meses se puede perder todo lo que se ha ganado durante el último medio año», indica. Con ese pensamiento, lo más normal es que se produzca «un efecto rebote, en el que el paciente vuelva al principio del proceso pero todavía con mayor frustración».
El nutricionista considera fundamental «una triple equidad», que consiste en descansar bien, comer adecuadamente y realizar deporte de manera regular. Mario Santos resalta la importancia de no centrarse solo en uno de los tres hábitos o dejar alguno de lado. Si no se sigue alguno de estos consejos, el riesgo de abandonar el plan nutricional aumenta. En su caso, señala que entre un 5% y un 10% de los pacientes que atiende se desvinculan de su hoja de ruta nutricional por su poca paciencia para esperar frutos.
«También es muy habitual que vayan a la consulta con la idea de hacer una dieta que han leído o les ha dicho el vecino», añade. El impacto de las redes sociales y el 'boom' del ejercicio en el hogar también ha generado que muchos ciudadanos busquen planes nutricionales por Internet. «En esos casos hay que ver realmente sus objetivos y explicarles los pros y los contras de esas dietas generalmente restrictivas», precisa.
Sobre el perfil de la persona que acude en busca de la ayuda de un nutricionista, Mario Santos destaca dos tipos: el del paciente que simplemente quiere «cuidarse y sentirse bien» para encontrar la mejor versión de sí mismos, y el que reconoce tener un problema por la falta de ejercicio y un estilo de vida sedentario.
Si el plan del nuevo año es la pérdida de peso y la tonificación del cuerpo, el gimnasio es el lugar preferido para llevarlo a cabo, aunque cada vez es mayor el número de personas que prefiere entrenar en casa o en la calle. Como ocurre otros años, a lo largo del mes de enero –al igual que ocurre en septiembre, después del verano– aumenta el volumen de inscripciones y crece la oferta, lo que se traduce en una población motivada en positivo. Por ejemplo, En Forus Segovia, uno de los mayores gimnasios de la ciudad, aprovechan estas semanas para incrementar su publicidad con las nuevas ofertas. Sin embargo, ya no es tan habitual ver los gimnasios semivacíos a partir de febrero. Los nuevos usuarios son más contantes y permanecen. Ya no tiran la toalla con la frecuencia que ocurría hace unos años desapuntándose a las pocas semanas. Tras un enero de altas, febrero y marzo ya no son meses de tantas bajas en los gimnasios.
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