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Tiene una amplia lista de canciones favoritas, y la mayoría de ellas son de Melendi, uno de sus principales ídolos. Con tan solo 13 años, Estela se sabe a la perfección su discografía y se refugia en sus letras para evadirse de los numerosos y largos ingresos en el hospital. La joven segoviana, vecina de Cantalejo, cumplió en diciembre su mayor deseo tras ser diagnosticada de cáncer y una enfermedad rara: conocer al famoso compositor asturiano. «Era su ilusión», asegura su madre Laura García.
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Luis Javier González
«No quiero tirar la toalla» es uno de los versos de 'Canción de amor caducada', la melodía que más se repite en los auriculares de Estela. No importa que viese la luz cuando todavía no había nacido. Durante toda su vida ha cultivado su admiración por Melendi, sonaba en la radio del coche y en la minicadena de sus padres. «Cuando era más joven, ya lo escuchaba. Al final le pones esa misma música a tus hijos y a Estela le ha encantado desde siempre», indica la progenitora. Su nacimiento coincide casi en fecha con la primera vez que el artista actuó en su lugar de residencia, en la localidad briquera.
La música tiene poder y capacidad para emocionar. «Es su forma de evadirse y distraerse durante las horas que está de ingreso en un hospital, que a veces superan la semana de duración», explica García. Por tanto, no sorprende que conocer a alguien que ha sido tan cercano durante años sea el mayor deseo de la joven, que finalmente pudo cumplirse el pasado mes de diciembre.
La niña segoviana fue diagnosticada de cáncer a finales de diciembre. «Llevaba muchos meses con dolores y molestias, fue al traumatólogo pero no vieron nada», recuerda su madre. Un día, cuando Estela se levantó, «vimos que tenía la pierna muy hinchada», por lo que fue derivada directamente al Hospital Universitario Niño Jesús de Madrid, especializado en pacientes pediátricos.
Ese mismo día escucharon por primera vez la palabra «osteosarcoma», un cáncer óseo que presentaba metástasis. Pasó cerca de 50 días ingresada. Después de muchas pruebas, los médicos descubrieron que la joven tenía el síndrome de Li-Fraumeni, «una alteración genética muy rara», consistente en la predisposición a desarrollar enfermedades oncológicas a lo largo de la vida, explica García. «Fueron muchas malas noticias de golpe», recuerda.
Pronto comenzó el tratamiento, que «es durísimo; lo ha pasado fatal», lamenta la progenitora. Una trabajadora social del propio centro hospitalario propuso a la familia acudir a la Fundación Pequeño Deseo, cuya labor se centra en mejorar el estado anímico de jóvenes con enfermedades graves a través del cumplimiento de uno de sus sueños.
«Está demostrado científicamente que generar estas emociones positivas tiene un gran efecto en el bienestar de los niños y en la manera de afrontar la enfermedad», declara la organización. Con este objetivo, voluntarios siguieron de cerca los pasos de Estela para averiguar cuál era su ilusión. No fue muy difícil obtener resultados fructíferos de la investigación, Estela lo tenía claro: quería conocer a Melendi.
Justo el 9 de diciembre de 2023 estaba previsto un concierto del cantante asturiano en Madrid. Tras comprobar que en esa fecha no se había programado ningún ingreso por lo que unos días previos, durante una de sus estancias en el hospital, la vecina de Cantalejo recibió un regalo. En el interior de una caja, encontró la entrada al evento y un vestido para que pudiera lucir sus mejores galas. Y sin duda deslumbró a todos los que se fijaron en ella. «Le encanta maquillarse y arreglarse, es muy coqueta», sostiene su madre.
Al principio, Estela pensaba que la sorpresa era simplemente asistir al concierto, lo que nunca se hubiera imaginado es que iba a conocer al artista. «Cuando llegamos al WiZink Center había una cola enorme, y creyó que se tardaría muchó en entrar. De repente le dijeron que íbamos a acceder por otra puerta y se quedó extrañada», cuenta García. Unos instantes después, ya en el recinto, apareció Melendi. «No se lo podía creer», confiesa la fundación, que agradeció la colaboración de particulares y empresas para llevar a cabo esta aspiración.
El encuentro entre la segoviana y el cantante quedará grabado en la memoria de su familia para siempre, ya que estuvo acompañada de su madre, su padre Carlos Sanz y su hermana mediana. «Se puso a llorar, lo que más recuerda es cuando Melendi le secó las lágrimas, es una persona muy cercana, fue increíble», explica. «Nos emocionó a todos», reconoce, lo que quedó reflejado especialmente en el brillo de los ojos y la sonrisa de la joven. A continuación, compartieron algunos minutos y pudieron tomarse fotos con el compositor de forma previa a subir al escenario.
La niña, una de sus más fieles seguidoras, disfrutó del concierto y empleó todas sus fuerzas en cantar a viva voz cada uno de los más populares y desconocidos temas del repertorio. Todo ello a pesar de que la última quimioterapia «le afectó muchísimo», declara la progenitora. No ha sido una época fácil, pero esta oportunidad ha significado un «soplo de aire fresco» después de más de un año en tratamiento oncológico.
Han pasado varias semanas desde uno de los mejores días de su vida, que no solo le permitió olvidar y distraerse de su rutina del hospital durante unas horas, sino también vivir una experiencia única al lado de sus seres queridos. «El efecto Melendi ha durado bastante tiempo», se enorgullece García.
Estela ha cumplido uno de sus principales sueños, aunque no el principal. El más importante es curarse. Ante ello, su madre pide más investigación. «Lo que queremos los padres de niños que son pacientes oncológicos es que se investigue, sobre todo cuando te encuentras ante un cáncer que tiene 40 casos al año y cuyo tratamiento no ha cambiado en 40 años», subraya. «Son enfermedades raras, no tan habituales como el cáncer de mama o la leucemia, y no hay la misma investigación: es desolador», indica. «Solo queda tener suerte y esperanza de que funcione», concluye.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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