La nieve es un bien en peligro de extinción por debajo de los 2.000 metros de altura. No sobran precipitaciones y los anticiclones con temperaturas primaverales en pleno invierno amenazan con derretirla. La consecuencia de un calendario con la mitad de días hábiles ... para la práctica de los deportes blancos como el esquí es que los telesillas no son motivo suficiente para sostener una estación. La historia de las dos que operan en la provincia de Segovia –La Pinilla y Navacerrada– pasa por diversificar para que el negocio sea rentable para las empresas concesionarias. La primera, mediante la ampliación del calendario de eventos a todo el año gracias a las bicicletas de montaña o a espectáculos musicales. La segunda, litigando en los juzgados y sosteniendo a su plantilla durante los doce meses gracias a que la empresa mantiene remontes y telesillas por todo el mundo.
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El resumen del último decenio en La Pinilla es pasar de abrir en el puente de diciembre a hacerlo, con suerte, después de Reyes. Este año así ha sido, on la inauguración el pasado día 11 de enero. La clave no es solo cuando cae la primera nevada, sino hasta cuándo aguanta el manto blanco. Porque el histórico habla de finales de abril y en 2023 todo quedó derretido tras una subida brusca de las temperaturas a principios de marzo. De hacer cinco meses a, «como mucho», dos y medio. Una estación en la cara norte de la montaña pero que tiene el sol encima al mediodía.
«Necesitamos frío extremo; con dos o cinco grados no vale para tener nieve», subraya Raúl Gómez, uno de los promotores de La Pinilla Mountain Resort, una empresa que cumple su segundo año como concesionaria del Ayuntamiento de Riaza. Esta temporada han adelantado diez días la apertura en comparación con la anterior campaña, que empezaron a funcionar el 20 de enero. Una temporada con seis semanas continuas. «Lo hemos adelantado. Ahora vamos a ver si se mantiene y hasta dónde llegamos». La respuesta es la temperatura. El año pasado los termómetros aguantaron hasta el 4 de marzo. «En dos días subió 15 grados, se puso a llover, se llevó toda la nieve en tres días contados y tuvimos que cerrar».
Con ese diagnóstico, ¿por qué asumir el riesgo? «Cuando cogí el proyecto, no lo vi solo por la nieve. Si antes había cinco meses de nieve y cinco de bicicleta, ahora tendremos dos de nieve, pero los otros siete meses el 'bike park' sigue facturando. Y sumamos dos restaurantes, un hotel, un albergue y las cabañas. Está claro que las estaciones que solo tienen nieve se la juegan. Yo ahora no duermo en cuanto veo cosas raras en las temperaturas. Nosotros tenemos más cosas, pero muchas estaciones de alrededor solo tienen nieve y un restaurante», razona Gómez.
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Con todo, la diferencia entre esquí y bicicletas es «descomunal». Para igualar los beneficios de un día entre tablas hacen falta seis de 'bike park': la diferencia entre 3.000 personas y 600.
Raúl Gómez
Uno de los promotores de La Pinilla Mountain Resort
La Pinilla, nacida en 1968 y con una superficie total de 15,82 kilómetros dividida en cuatro pistas verdes, seis azules y trece rojas, tiene a su favor la colaboración municipal y la flexibilidad normativa de no estar incluida en el Parque Nacional del Guadarrama, aunque sí responde a una normativa ambiental. «Navacerrada no se puede salir de ahí. Nosotros hemos hecho una estación divertida». Su transformación incluye la apertura del restaurante Lobo, con cocina de brasas y leña; Momo Apreski, un espacio de eventos musicales los fines de semana con actuaciones en director; esquí nocturno, el 'Snow Park' o una pista de retorno, así como una experiencia de conducción extrema en la zona baja de la estación.
Música para el esquiado que busca más que deporte. Algunos promotores de esas fiestas de reguetón o música electrónica ya han vendido más de 1.500 entradas. «Lo que queremos es que a través de esas actuaciones La Pinilla se dé este año más a conocer. Estos últimos estaba de capa caída, la gestión era cero. Podía llegar gente a la estación y encontrársela cerrada cuando ponía que estaba abierta, cosas muy raras».
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La respuesta de la estación Puerto de Navacerrada es Telesquí, una empresa que se encarga del mantenimiento de remontes o del montaje de telesillas en lugares como Cantabria, Andorra o Sierra Nevada. «Durante la temporada de invierno empleamos una plantilla fija de veinte personas en la estación de esquí, pero cuando llega el verano nos dedicamos a otros concursos público. Vimos que para sobrevivir teníamos que hacer algo», subraya su director técnico, José Luis González. Desde que cogieron la estación en 2008, sus días de apertura por temporada oscilan entre 90 –una cifra a la que no han llegado en 2022 y 2023– y 110. El precedente de apertura más tardío fue un 2 de febrero.
«Ciclos malos hemos tenido. En 2008 abrimos creo que veinte días porque fue un año muy lluvioso y nevó muy poquito. En 2017 abrimos el veintitantos de noviembre y estuvimos hasta Semana Santa».
José Luis González
Director ténico de la estación de Navacerrada
Navacerrada preparó sus instalaciones en noviembre de cara al puente de diciembre, pero los cielos no acompañaron. Los copos del nuevo año facilitaron su apertura el sábado con la zona baja –las azules de Telégrafo y Escaparate más la roja de El Bosque–, pero no la zona alta. «Se creía que venía un temporal muy fuerte, pero no ha precipitado como decían», apunta González. Se conforman con los 25 centímetros caídos entre el miércoles y el jueves y una temperatura de cinco bajo cero. «Cuando ponen lluvia, no fallan nunca; cuando dan nieve, casi nunca aciertan», lamenta. Unos pocos grados marcan la diferencia entre el gran aliado de una estación y su enemigo. El trabajo previo, «producir nieve, pisarla bien, que tenga la misma densidad hace que aguante o no cuando empiezan a alargarse los días».
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González es optimista y no cree que una estación a esa altitud esté condenada. «En el hemisferio sur están teniendo unas temporadas terribles de nieve, incluso en exceso. Es cierto que no nieva como en otras épocas, pero la Tierra cambia todo el rato y nosotros estamos muy poco tiempo en ella para poder valorar». Mientras tanto, la prudencia invita a no depositar todos los huevos en la misma cesta. Por si no nieva.
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