Segovia

La enseñanza en español en la Escuela de Idiomas crece un tercio frente al año pasado

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Ana María Criado

La enseñanza en castellano está en auge desde que el A2 acredita el nivel para optar a la nacionalidad. La escuela cuenta este año con dos grupos más y un total de tres profesores completos –cuando arrancó, solo había un docente–, un aumento «importante», subraya su directora, María del Carmen Martínez. De unos 75 alumnos el curso pasado a superar el centenar. El francés por la mañana crece: de cinco alumnos a la docena. El italiano está en crecimiento, algo que se explica por los alumnos que quieren ir a Italia con las becas Erasmus. «Y es un idioma que la gente suele hacer por placer. Por ejemplo, el alemán lo escoge más gente que lo necesita por trabajo».

En una ciudad turística como Segovia, los idiomas con un vehículo laboral. Ha ocurrido con el alemán y también con el chino, cada vez más demandado. Martínez señala tres perfiles. «Padres que creen que les va a servir en un futuro a sus hijos adolescentes; otros son por placer, porque les gusta la cultura oriental; y algunos adultos como los guías». Continúa el programa de movilidad europea de alumnos y profesores Erasmus+ ka122, que planea llevar alumnos a Alemania, Francia o Italia tras hacerlo con cuatro alumnos a Berlín en julio.

La pandemia ha dejado novedades como un aumento en los cursos de inglés a distancia, el programa That's English, con alumnos que acuden un día a la semana a la escuela para la expresión oral. «Hemos empezado este año un curso totalmente 'on-line', también la práctica oral. Es una novedad y lo ha movido un poco la pandemia, pero luego están los alumnos que piensan que aprenden y se motivan mejor de forma presencial». Este formato clásico sigue siendo el predominante. El resultado es un perfil sin grandes cambios respecto a 2020. «Sí que hay gente joven que no está viniendo, a lo mejor porque tienen sus programas bilingües, pero la certificación de C1 y C2 solo lo ofrece la escuela. Por lo demás, no hemos visto grandes cambios. Los mayores vienen igual, no hay miedo».

La perspectiva del instituto de San Lorenzo, que dejaría libre el Ezequiel González, vecino a su ubicación en el Mariano Quintanilla, alimenta las esperanzas de contar con un nuevo espacio. «Nos gustaría tener edificio propio, pero no sabemos ni cuándo ni dónde. Hemos hecho nuestra petición a la Consejería, pero no sabemos si será el Ezequiel o no». Martínez lo defiende por varios motivos. «Nos gustaría ampliar la oferta de mañana, que nuestros alumnos no tuvieran que desplazarse a otros centros para utilizar aulas por las mañanas. Y sería más fácil a la hora de las actividades culturales; no tener que compartir salones de actos o espacios como despachos para los profesores. Que sea un centro donde nuestro alumnado pueda venir por la mañana, por la tarde, a trabajar, a usar la biblioteca».