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Sucesos en Segovia
«Fue una encerrona y me atacaron por la espalda; decían que me iban a matar»«Me atacaron por la espalda; decían que me iban a matar. Yo no lo esperaba, fue una encerrona». Así relató Antonio B. ante la ... Audiencia Provincial el difícil momento que vivió hace cuatro años en el polígono industrial Malriega, de Cuéllar, adonde había acudido en el coche de unos conocidos para recoger los alimentos que le proporcionan los servicios sociales del municipio. Cuando se disponía a introducir las bolsas en la parte trasera del vehículo, otro coche lo embistió por la espalda, ocasionándole numerosas heridas que le han dejado graves secuelas.
La Fiscalía pedía diez años de prisión para S. G., la persona que conducía el vehículo que embistió a Antonio, pues entiende que se trata de un delito de asesinato en grado de tentativa, aunque finalmente rebajó la solicitud de condena a siete años y medio, teniendo en cuenta la rivalidad existente entre las partes. Pero S. G. no es el único procesado; también lo están su madre, que lo acompañaba en el coche en el momento de la embestida, su padre y sus hermanos, acusados de delitos leves de lesiones, pues cuando Antonio estaba en el suelo tras ser atropellado, la emprendieron con él a patadas, dejándolo casi inconsciente, según declaró la propia víctima.
La calificación de la Fiscalía remonta los hechos al 29 de octubre de 2020. Eran las once y media de la mañana cuando el procesado, S. G., conducía un Audi A-6 en las inmediaciones del polígono Malriega, a la altura de la nave de servicios sociales del Ayuntamiento, en compañía de su madre, que estaba en el asiento del copiloto. Acompañándolos, pero en otro coche, iban el padre y los hermanos del acusado. Minutos antes había acudido al lugar Antonio B. en compañía de un vecino y su esposa, que le habían hecho el favor de llevarlo en su coche a recoger los alimentos asignados por los servicios sociales. Hallándose Antonio introduciendo los alimentos en la parte trasera del vehículo, fue embestido a toda velocidad por el Audi A-6 que conducía el procesado, que dirigió el vehículo «a toda velocidad hacia la víctima, con ánimo de arrebatarle la vida, golpeándole contra el vehículo en el que estaba introduciendo los alimentos y parte de la pared del Centro, sin que pudiera evitar el impacto, cayendo al suelo a consecuencia del fuerte golpe».
El agresor huyó del lugar. Mientras tanto, los padres y hermanos del procesado propinaron varias patadas a Antonio, que se encontraba en el suelo casi inconsciente, siempre según el escrito de la Fiscalía. Inmediatamente fue trasladado al Hospital General de Segovia, donde estuvo ingresado hasta el 4 de noviembre, en que recibió el alta por voluntad propia pese a los numerosos traumatismos que padecía. Como consecuencia del atropello, Antonio sufrió una fractura distal del radio derecho, una fractura de ramas ileopubianas derechas y la calcificación del ligamento lateral externo de la rodilla derecha, así como una fractura no desplazada del fémur derecho y una herida incisocontusa en la pierna izquierda que requirió sutura con grapas. Todas estas lesiones requirieron tratamiento médico y quirúrgico. La aseguradora del vehículo indemnizó a la víctima en un 75%, restando un 25% que no ha asumido al tratarse de un hecho doloso. Los vecinos de Antonio, que estaban en el interior del coche embestido, también sufrieron heridas leves que solo requirieron una primera asistencia. Ambos renunciaron a toda indemnización.
La Fiscalía pide, pues, siete años y medio de prisión para S. G. por el delito de asesinato en grado de tentativa, además de dos meses de multa, a razón de 10 euros diarios, por cada uno de los dos delitos leves de lesiones que se le imputan. Para los demás procesados, el ministerio público solicita dos meses de multa, a razón de 10 euros diarios, además de una pena de alejamiento.
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La vista oral tuvo lugar ayer en Segovia en medio de un amplio dispositivo policial porque a la sala accedieron miembros de ambas familias. En sus primeras palabras ante el tribunal, el acusado, que atribuye el atropello a una equivocación con las marchas, negó haber querido matar a Antonio. «Fue un accidente», dijo. Después compareció la víctima, que relató los hechos interrogado por la fiscal y los abogados de la acusación y la defensa. Antonio admitió la existencia de una rivalidad histórica con sus agresores. «Vi que estaba toda la familia allí, pero no me esperaba que hicieran lo que hicieron. Después de atropellarme, se liaron a palos conmigo. Luego se marcharon cada uno por su lado». A preguntas de la acusación, Antonio dijo que le han quedado secuelas de por vida, también psicológicas: «Veo coches y tengo miedo. Me miro al espejo y me veo como si fuera un monstruo. He perdido mucho conocimiento y estoy pasándolo muy mal». La defensa del acusado preguntó a Antonio el motivo de haber pedido el alta voluntaria en el Hospital: «No aguanto en los hospitales», respondió. La acusación se adhirió a la rebaja de la pena, la defensa pidió la absolución de los procesados y el juicio quedó visto para sentencia.
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