La empresa achaca al «ámbito social» el brote de covid que afecta a siete temporeros en Chañe

Los infectados son ciudadanos rumanosque trabajan de temporeros en la campaña de la fresa en la empresa Viveros Campiñas. de la citada localidad. Esta cooperativa dedicada a diversos cultivos hortofrutícolas en el Carracillo tiene empleadas a unas seiscientas personas de varias nacionalidades como senegaleses, marroquíes, polacos, rumanos y españoles.

Su presidente asegura que «hemos seguido el protocolo de Sanidad» desde que se detectó el primer positivo «en otro tipo de control». Gustavo Herranz achaca el contagio al «ámbito social» más que al laboral, ya que seis de los trabajadores que han dado positivo residen en la misma vivienda y el séptimo comparte también hogar con otros compañeros. «Es más difícil que se contagien en la empresa porque se mantiene la distancia de un metro y medio entre las personas, es obligatoria la mascarilla y tenemos medios para la higiene de manos», insiste el industrial, en el cumplimiento de las medidas de protección adoptadas.

Herranz confirma que se están haciendo test a los temporeros por si se descubriera algún caso más. Asimismo, hace hincapié en «lo dificultosa» que es la detección de positivos como los que han dado los siete empleados. El presidente de la cooperativa Viveros Campiñas ratificaba así la información que unas horas antes había facilitado la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Segovia, que especificaba que las personas contagiadas eran asintomáticas o presentaban cuadros muy leves. Además, ninguno de los contagiados ha requerido hospitalización. El empresario acredita que al empresa, incluso antes de que ocurriera la pandemia, ya tenía previstos protocolos de intervención frente a episodios sobrevenidos. «Es la primera vez en nuestra historia que nos ocurre», subraya el industrial. En este sentido, Herranz pone de manifiesto que los viveros disponen de viviendas «de cuarentena» previstas de antemano.

Las edades de las personas afectadas se sitúan entre los 20 y los 60 años. La Junta también precisa que no hay vínculos familiares entre ellas, sino que son convivientes sin parentesco que además trabajan juntos. El Servicio Territorial de Sanidad de Segovia desarrolla la vigilancia y el control epidemiológico de este brote mediante el pertinente control de casos y de las correspondientes encuestas de contactos y la investigación de las relaciones sociales de estas personas, tanto en sus hogares como en sus entornos social y laboral. La Delegación Territorial de la Junta indicaba ayer que en esa labor de 'rastreo' estaban en estudio diez personas como consecuencia del contacto mantenido con los trabajadores contagiados.

La Junta dispone de un protocolo que ha transmitido a las empresas dedicadas a la agricultura y ganadería en la que se les insta a garantizar el aislamiento de las personas que han sido diagnosticadas de covid-19 para facilitar su control epidemiológico y, lógicamente, para evitar contactos y la amenaza de contagios.

Gustavo Herranz lamenta la opinión que se ha generado públicamente sobre las condiciones laborales de los temporeros y cómo estos empleos son propicios a la generación de focos de contagio: «Aquí en ningún caso hay hacinamientos; además el coronavirus no entiende de nacionalidades, ni de sexos, ni de razas, es un virus caprichoso».