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La Gimnástica Segoviana sirvió 14 saques de esquina, pero no encontró el gol. Una estadística que resume la voluntad azulgrana por vencer y la solvencia defensiva del Mensajero. La Segunda RFEF tiene pocos caramelos y el equipo canario, sin aspirar al virtuosismo, sacó un punto ... trabajado de La Albuera y pudo llevarse los tres en un encuentro emocional marcado por el fallecimiento de Juliana Tordesillas, la madre del entrenador azulgrana, Ramsés Gil. Su ambición deja el empate en una tímida decepción, pero el notable inicio de curso, con nueve puntos de 15 posibles tras dos empates y tres victorias, sigue en vigor. Sin hazañas, al menos mantiene la dinámica positiva, tan difícil de conseguir cuando no se tiene. Imbatidos y en la atalaya de la zona alta, todo un mal menor cuando no se consigue la victoria en casa.
El homenaje a la madre de Ramsés era obligado, pero el técnico lo vivió con contención, con un tímido gesto de agradecimiento a la tribuna y formando una hilera de abrazos con su cuerpo técnico cuando Rubén llevó al fondo el ramo que debía ocupar su asiento vacante. Siempre profesional, la procesión fue por dentro. El fútbol es una máquina imparable que no entiende de lutos, había un partido que jugar y él asumió su papel de capitán del barco. Sin Dani Segovia, baja por problemas musculares, el técnico optó por el comodín Pedro Astray como nueve; su defensa fue de garantías, pues una férula permitió a Abel Pascual suplir la sanción de Javi Marcos.
Segoviana
Carmona, Hugo Marcos (Silva min 78), Abel, David López, Rubén, Manu (De la Mata min 65), Fer Llorente, Ivo (Hugo Díaz min 65), Merencio (Maroto min 78), Javi Borrego y Astray (Dani Plomer min 65).
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Mensajero
Padilla, Óscar, Doboso, Sebas, Pedro (Martínez min 85), Maxi, Ruyman, Missfut (Vianney min 87), Edu Salles (Pirri min 87), Samuel (Toty min 70) y Borjas (Malick min 85).
ÁRBITRO: Sergio Álvarez Ordóñez. Mostró tarjeta amarilla a Pedro Astray por la Gimnástica Segoviana y a Vianney, Sebas y Óscar por el CD Mensajero
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la quinta jornada del grupo V de Segunda RFEF, disputado en en Estadio Municipal de La Albuera con la presencia de 1.137 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Juliana Tordesillas, la madre de Ramsés Gil.
Que su compañero en la zaga, David López, firmara la mejor acción del primer tiempo habla de lo plomizo del partido. El madrileño le ganó el duelo en el cuerpo a cuerpo a Edu Salles, convirtiendo un pase en profundidad que tenía un aroma letal en una simple anécdota que terminó en un disparo bloqueado. Poco después tuvo que meter el pie para desviar un centro notable desde el perfil izquierdo. El Mensajero empezó mejor a los puntos, pero no había puñetazos.
No tardó la Segoviana en adueñarse del territorio, con cinco córners en poco más de 20 minutos, pero no del área. El tráfico discurría más por el perfil derecho con Merencio, mientras Borrego se asociaba con Rubén, por momentos el mejor azulgrana, en busca de la sorpresa. El segoviano lo hizo con pase de cabeza ágil que sirvió de envío en profundidad, pero llegó medio segundo tarde para aprovechar el rechace. Astray, el faro de emergencia, cabeceaba tímidamente el primer tiro a puerta a la media hora, pero cuando se asociaba con los medios dejaba el área desnuda. No se puede tener todo.
Ramsés aprovechó la pausa por hidratación –también hacen falta en octubre, el día recordó a julio–, sacó la pizarra a la solana y probó el volumen de su voz. Pero si alguien rozó el gol antes del descanso fue el Mensajero, que elevó las pulsaciones con un centro envenenado, un incendio que apagó Carmona. El paso por vestuarios aceleró los ritmos azulgranas: Merencio y Borrego cambiaron de banda mientras los tres pesos pesados del banquillo –Hugo Díaz, Plomer y Juan de la Mata– calentaban en la banda. Y a la novena llegó el primer córner rematado por la Sego –mérito enorme de los canarios a la hora de neutralizar l balón parado– en un cabezazo desviado de Abel, que se dio un buen golpe en la férula en la caída.
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Quique Yuste
La Segoviana subió una marcha y empezó a forzar segundas jugadas que el Mensajero, bien colocado pero más angustiado en los despejes, seguía sorteando. El gol requería dos vías: acumular efectivos en busca de la segunda jugada o suplir la falta de un rematador con velocidad y espacios. Ramsés no se anduvo con miramientos y sacó a sus tres soldados. Mientras esperaban en la banda, Manu despejó de aquella manera una contra que dejaba a dos blanquiazules contra Carmona. El nuevo dibujo ponía a Borrego como falso nueve, con Hugo Díaz por detrás y Plomer y Merencio en las bandas. El mensaje era claro: a por los tres puntos, sin red.
Paradójicamente, la ocasión fue del Mensajero tras una situación extraña en la que Toty tuvo que esperar tres minutos para relevar a Samuel, que había salido del campo y tuvo que volver porque su sustituto llevaba un manguito que no coincidía con el pantalón. En esas, los canarios sacaron un córner que Salles, solo, empaló alto. Bien sea por el susto o por la anestesia del calor, La Albuera estaba en silencio y los gritos de los entrenadores se escuchaban en Dolby. Así llegó el duelo al último cuarto de hora.
Fue el anticipo a la mejor ocasión del partido, con el mismo protagonista. Carmona salió demasiado para cubrir un balón que se le escapó a Toty en el control, dejando su portería vacía; Salles aprovechó el desorden para meter el pie hacia lo que era el 0-1, pero Abel respondió con una pierna salvadora. Salles no se rindió y pegó un verdadero latigazo al rechace; Carmona, ya de regreso a su portería, se redimió con una parada notable. Ahora sí, el público reaccionó con palmas de apoyo cuando llego la pausa para beber agua, un tiempo muerto que agradeció la Segoviana.
Ramsés vació el banquillo y fue Álex Maroto el que tuvo la victoria tras apenas un minuto sobre el césped. Disparó de primeras un balón suelto en el punto de penalti, un tiro que salió centrado, la única oportunidad que tenía Padilla para quitársela de encima. El canterano siguió inquietando con un gran centro desde la izquierda que el portero no pudo atajar, pero el rechace fue blanquiazul. Y, ya en el descuento, entró con la pelota en área rival tras un autopase, pero su remate tocó en un defensa y acabó manso en las manos del portero. Difícilmente se pueden exprimir mejor unos pocos minutos.
La Segoviana murió en campo rival con las arrancadas de Plomer, deseoso de asistir el gol de la felicidad. Cerca estuvo Díaz, solvente en su regreso tras la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla que le dejó en el dique seco en febrero, que golpeó a bocajarro sin suerte. Todo un riesgo porque Pirri forzó el último córner canario –un regalo para la defensa– y sus compañeros malgastaron una contra cuatro contra tres. Porque cualquier empate siempre puede no serlo.
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