Uno de los toros rezagados, en las calles de Cuéllar. Miriam Chacón / Ical

Dos toros rezagados y un tercero sedado en el segundo encierro de Cuéllar

Las reses de Partido de Resina han tardado 40 minutos en completar el recorrido hasta la plaza

Mónica Rico

Cuéllar

Lunes, 28 de agosto 2023, 10:42

La villa de Cuéllar vivió este lunes un segundo encierro de su ciclo de agosto muy complicado, tanto en el traslado del ganado por el campo como después por las calles, hasta donde sólo llegaron cinco de las reses de la ganadería de Partido de ... Resina. La sexta, ante la imposibilidad de conducirla hasta el casco urbano, fue sedada en la parte alta del Embudo, donde también se vivieron momentos de peligro y dificultad.

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De forma puntual y sin problemas partió la manada de los corrales del río Cega. Iniciaron el recorrido de forma rápida recogidos por los caballistas, que ya desde ese momento fueron conscientes de la casta de los bravos, con una carrera que desde sus primeros compases no se pudo detener en el pinar. De hecho, el paso de Las Máquinas se produjo apenas unos minutos después y con gran velocidad, la que también marcaría el traslado por el campo.

Tras cruzar la carretera de Cantalejo, el grupo no se detuvo. Continuó a un gran ritmo durante el paso por el rastrojo y llegó rápidamente al túnel que cruza bajo la autovía. En este punto, y no sin esfuerzo, los jinetes pudieron parar a los toros de Partido de Resina. Los caballistas fueron conscientes de la dificultad de poder parar la manada en el lugar habitual, por lo que optaron por prolongar este descanso hasta pasadas las 9:00 horas, momento en el que se decidió continuar el camino.

El ganado bravo fue imposible de controlar después del paso del túnel, por lo que no se realizó el descansadero habitual y se continuó hasta lo alto del Embudo, donde tampoco se pudo detener. Así, la bajada del Embudo se realizó con unos diez minutos de antelación sobre el horario previsto, llegando a la calles de Cuéllar antes de las 9:30 horas. El descenso, no obstante, lo hicieron únicamente tres de los bravos junto a todos los mansos, mientras que los tres toros restantes quedaron rezagados en distintos puntos del Embudo.

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Dos de ellos permanecieron en una zona algo alejada del público, mientras que un tercero giró hacia la zona izquierda, donde se ubican numerosos coches. Pasó muy cerca de algunos de ellos mientras los caballistas realizaban numerosos intentos por tratar de conducir a la res hacia una zona más alejada. Finalmente, y tras varios minutos de esfuerzo, consiguieron su objetivo.

Así, mientras tres de las reses accedían a las calles de la localidad, tres más se quedaban en distintos puntos en lo alto del Embudo. Con una gran labor de algunos de los caballistas, consiguieron reconducir a dos de los astados hasta las calles de la villa. Con el tercero fue imposible, por lo que se decidió sedar al toro en la misma zona.

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Calles

Con esta complicada situación en el campo la manada llegó a las calles de Cuéllar formada únicamente por tres de los bravos y todos los mansos que participaban en el encierro. Lo hicieron de forma rápida, aunque finalmente acusaron la velocidad en el campo y dejaron alguna bonita carrera en un encierro que quedó algo deslucido debido a la escasez de toros y la cantidad de bueyes. Minutos después hacía su entrada uno de los astados que se había quedado descolgado en El Embudo. Lo hizo completando el camino hasta la plaza de toros con continuas paradas y pequeñas carreras, además de derrotes contra las talanqueras. Del mismo modo lo hizo el quinto astado. En ambos casos fue intenso el trabajo de pastores y mozos.

Cuando el último se encontraba ya en el acceso de la plaza de toros, al abrir las puertas, el cuarto, que aún no había entrado en toriles, se giró de nuevo hacia las calles y arrastró a su compañero, por lo que los dos toros se volvieron en sentido contrario al encierro. Fue necesario el regreso al recorrido urbano de un grupo de bueyes para poder reconducirlas hacia el coso taurino, donde entraron pasadas las 10:00 horas, prolongándose el encierro más de 40 minutos.

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Comentarios

La peña Taurina El Encierro destacó el buen trabajo de los pastores para llevar a la plaza al último toro y subrayaron la ausencia de corredores heridos y contusionados, aunque un caballo recibió una cornada del último toro en la zona del Embudo.

La Asociación Encierros de Cuéllar, en su informe diario, volvió a destacar el baile de rueda como «de lo mejor del encierro», en esta ocasión amenizado por el grupo Dulzaifa acompañado de los habituales voluntarios.

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En sus comentarios criticaron la entrada de todos los bueyes, un total de 11, lo que supuso que fuera imposible ayudarse de mansos para dirigir a los toros rezagados. Un año más continúan sin entender que la dirección de campo no reserve algunos bueyes de cola para estas situaciones. También señalan que algunos caballistas colaboradores de la dirección entraron al recorrido urbano después de pasar la manada, girándose hacia El Embudo al ir a entrar el cuarto toro al pueblo, «provocando peligro al ir en dirección contraria de las personas que venían corriendo delante del bravo».

Por otro lado ponen en valor la buena actuación de los pastores con los dos toros que venían descolgados, consiguiendo llevarles rápidamente al ruedo y agradecen el buen comportamiento, en este sentido, de los espectadores en las talanqueras. Además señalan que este tipo de toros, aunque bien elegidos para la feria taurina, no son aptos para los encierros y entiende las críticas de la dirección de campo a la masiva afluencia de caballistas aficionados «que no benefician para nada a su labor».

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