Segovia
El diablillo del Acueducto cumple cinco años bajo la amenaza de un trasladoSegovia
El diablillo del Acueducto cumple cinco años bajo la amenaza de un trasladoEl diablillo del Acueducto, oficialmente llamado 'Segodevs Aqvaedvcti Artifex', lleva cinco años sentado sobre el pretil de la calle San Juan. Y los cumple bajo la amenaza del traslado a otro lugar. El Ayuntamiento de Segovia aún no se ha pronunciado sobre la escultura realizada ... por José Antonio Abella, pero una de las 77 actuaciones recogidas en los presupuestos municipales que el PP sacó adelante con el apoyo de Vox el pasado 12 de enero prevé la adaptación de una escultura conmemorativa que fuentes municipales identifican con la aguadora de la leyenda del Acueducto, proyecto para el que el Ayuntamiento ha reservado 15.000 euros.
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La cosa tiene su miga, por cuanto Vox, enemigo de la escultura del diablillo desde el mismo momento de su gestación, abogó en campaña electoral por «cambiar el fauno de la calle San Juan» y propuso la instalación de la imagen de una aguadora. Las mismas fuentes no han precisado la ubicación que tendrá esta nueva escultura, si acompañará al diablillo de la leyenda en el misma calle San Juan o en otro lugar, o si la aguadora tendrá su propio sitio.
Otra duda estriba en si el Ayuntamiento puede o no descabalgar la escultura del pretil de San Juan. Precisamente, uno de los 'peros' que los detractores ponían en su día al diablillo era que hipotecaba a futuros gobiernos municipales, pues al tratarse de una obra original y diseñada expresamente para ese espacio público, el Ayuntamiento podría quedar obligado a mantener la obra en San Juan mientras el escultor viviera y durante setenta años más, «quedando al arbitrio del autor permitir o no su modificación». Suceda lo que suceda, la escultura lleva cinco años llamando la atención de los turistas, que al cabo de un día se hacen cientos de selfis en ella con el Acueducto de fondo. Cosa muy distinta es que haya servido para canalizar a los visitantes hacia la parte alta de la ciudad a través del barrio de los Caballeros, objetivo que el Ayuntamiento, entonces gobernado por PSOE e IU, perseguía con su instalación.
El quinto aniversario es un buen momento para recordar la formidable polémica que rodeó su colocación. La asociación católica San Miguel y San Frutos, agrupación próxima a Vox creada ex profeso en 2018 para combatir el diablillo, estaba convencida de que la escultura resultaba contraria a los valores cristianos y al derecho de libertad religiosa, «en cuanto no respeta las creencias cristianas, e incluso impone como oficial, desde el Ayuntamiento, a un nuevo 'dios de Segovia' (Segodeus), en la medida en que el nombre otorgado a la estatua, en latín, tiene ese sentido sugerido o evocado».
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Los detractores trataron de evitar a toda costa la colocación de la estatua y llevaron el asunto a los tribunales, al margen de recoger 12.500 firmas que depositaron en el Ayuntamiento. Pero el Juzgado de lo Contencioso Administrativo permitió la instalación al considerar que el diablo también «forma parte de una leyenda sobre la construcción de un emblema de la ciudad», el Acueducto romano, y es un «elemento cultural» perteneciente al «acervo segoviano». El Ayuntamiento procedió entonces a la inauguración de la escultura el 23 de enero de 2019. La cuestión, espoleada por la polémica, ya había dado la vuelta al mundo. Medios de comunicación de los cinco continentes se hicieron eco de ella. «Por un lado, estamos sorprendidos por el impacto que ha tenido, porque hemos estado en todo el mundo y, eso, en cuanto a promoción de la ciudad, tiene un valor incalculable. El lado amargo es que todo ello va asociado a una imagen de Segovia que no es precisamente la más amable, la más tolerante e inclusiva», se lamentaba la entonces concejala de Turismo y Patrimonio Histórico, Claudia de Santos.
No faltaron comentarios chabacanos ni las pintadas contra la escultura («la Virgen siempre por encima», decía una, ni los insultos al escultor. «Insultar no es de cristianos», se defendía Abella, que años después publicó una novela ('Agnus Diaboli, 2022) inspirada en aquella polémica. Los opositores volvieron a la carga con una demanda judicial que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León acabó rechazando en última instancia porque el bueno del diablillo no hería sentimiento religioso alguno. Pero Vox sigue teniéndolo en el punto de mira.
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