Cruz Roja atiende a más personas refugiadas hasta mayo que en todo 2021

No se han repetido las dramáticas imágenes de autobuses llenos de personas refugiadas procedentes de Ucrania que llegaban a Segovia en su huida de la guerra. «Tuvimos llegadas masivas de autocares durante varios días consecutivos desde marzo hasta mayo», subraya la coordinadora provincial del Programa de Acogida de Protección Internacional de Cruz Roja, Jenifer Peñas. En ese momento, era necesario y sobre todo, urgente, cubrir sus necesidades de vivienda, idioma e incluso médicas.

A día de hoy, la organización «no recibe personas como hace un año», cuando se creó un procedimiento de acogida distinto al ordinario ante la emergencia humanitaria por la devastadora guerra. A diferencia de 2022, cuando la primera atención de las personas desplazadas era «la más importante», las asistencias que actualmente se realizan son de refugiados que «ya están dentro del sistema, que ha vuelto a su itinerario», refiere Peñas.

El programa de acogida e integración de solicitantes y beneficiarios de protección internacional de Cruz Roja contempla dos fases. La inicial consiste en la acogida temporal y la segunda impulsa su integración. En todo el proceso, los refugiados tienen cubiertas las necesidades básicas y de alojamiento, así como el acceso a un soporte social, jurídico, psicológico, educativo, económico y laboral.

Pese a esta «normalización» de la situación, en lo que va de año las peticiones de asilo han aumentado en España un 82%, dato que también se extiende a las provincias y que Cruz Roja atribuye a la eliminación de las restricciones fronterizas impuestas durante la pandemia. La Consejería de Sanidad corrobora el repunte a partir del número de tarjetas sanitarias de desplazados expedidas hasta la primera semana de febrero en la provincia, ya que se notifican un total de 408.

En 2022, Segovia tramitó 487 solicitudes de protección internacional para las personas que habían tenido que huir de su país porque su vida corría peligro por razones políticas, religiosas o relativas a las condiciones de género. A su vez, concedió 552 resguardos de carácter temporal en el último ejercicio, según recoge la ONG Accem. Este rango de protección se otorga por un periodo de dos años con posibilidad de prorrogarse.

La provincia se convirtió así en el cuarto destino más popular en la acogida de refugiados al superar el millar de peticiones, por detrás de Valladolid, Burgos y León. «Al estar tan cerca de Madrid, solicitaron que abriésemos el mayor número de plazas posible para la atención de urgencias y hubo bastantes hoteles que se acogieron a ello», especifica Peñas, lo que convirtió la ciudad en pionera para la admisión de desplazados ucranianos. Las plazas ofrecidas eran similares en cantidad a las que presentó Valladolid.

La trabajadora social de Cruz Roja reconoce que la guerra en Ucrania marcó un antes y un después. En el caso del Programa de Acogida de Protección Internacional, a las 40 plazas de residencia temporal se sumó otro centenar, lo que ha permitido incrementar la asistencia a 85 familias procedentes de 17 países diferentes.

Son 259 personas refugiadas a día de hoy: 101 menores y 158 adultos, donde el 59% son mujeres. Del total, el 5% se encuentra en proceso de solicitud de protección internacional, el 49% son beneficiarias de alguna modalidad de ayuda y un 46% todavía están pendientes de conocer la resolución. «El estudio para la concesión de la protección es un proceso paralelo a la atención», declara Peñas. El tiempo requerido depende de la situación de cada familia. «Hay casos en los que el trámite se resuelve en un par de meses mientras que en otros se tarda hasta dos años», asevera.

La historia de vida de cada persona desplazada es distinta. Sin embargo, todas ellas «son trágicas», lamenta la representante de Cruz Roja. Si tuvieras que huir de España de un día para otro, dejar a tu familia y amigos atrás, abandonar tu hogar sin conocer si podrás regresar, «¿te irías tan fácilmente?», pregunta Peñas, una cuestión que traslada a los segovianos para su reflexión con motivo del Día Mundial de las Personas Refugiadas, celebrado este martes.

«Cualquiera de los testimonios te marcan mucho. No nos podemos quedar con uno, son cambios de vida totales para ellos», hace hincapié. Un reflejo claro de la dureza de las experiencias es que 132 usuarios que han solicitado protección en Segovia han necesitado acompañamiento psicológico en los últimos meses.

No solo está presente la dificultad de abandonar un país de origen: el mismo proceso migratorio en muchas ocasiones «es complicado». Peñas ejemplifica con las mafias que «hay de por medio» o los padres que no tienen otra alternativa que «montar a sus hijos en embarcaciones sin tener la certeza de que van a sobrevivir», detalla.

Es una realidad «desconocida» que los voluntarios quieren sacar a la luz para concienciar sobre la magnitud de los desastres civiles y naturales que se suceden por el mundo. El 47% de las familias asistidas por Cruz Roja en Segovia son ucranianas, mientras que el 21% son colombianas, el 16% venezolanas y, en menor porcentaje, proceden de Mali, Burkina Faso, República Centroafricana, Guinea Ecuatorial, Senegal, Uzbekistán, Afganistán o Georgia. «La procedencia de los desplazados siempre ha sido estática, se debe sobre todo a la inestabilidad e inseguridad de sus países», concluye.