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El corte de tráfico en Navacerrada cancela hasta el 20% de las reservas hostelerasLo ocurrido el pasado fin de semana en el puerto de Navacerrada se ha convertido en uno de los problemas recurrentes del invierno segoviano. Cuando el aparcamiento del puerto se llena, la Dirección General de Tráfico (DGT) corta por la sano y cierra la N- ... 601 a la circulación, lo que impide a muchas personas cruzar la sierra y desplazarse a Segovia o sus pueblos si es lo que tenían previsto. El acceso suele quedar restringido antes de las ocho de la mañana a la altura del kilómetro 12, muy cerca de Navacerrada pueblo, lo que ocasiona un daño formidable a la economía del lado segoviano de la sierra de Guadarrama.
Los hosteleros del Real Sitio de San Ildefonso y Torrecaballeros llevan muchos años quejándose de un problema que parece no tener solución pero que les repercute muy directamente. Los restaurantes de una y otra localidad encuentran en las reservas de los visitantes madrileños una de sus principales fuentes de ingresos. «El daño que nos causa es terrible. Y te das cuenta de ello cuando, teniendo mesas reservadas para gente de Madrid, te llaman para decirte que les es imposible llegar por el atasco, o que no les dejan pasar, o que se han cansado de esperar y se han dado media vuelta. Para nosotros, es un perjuicio tremendo. Y ya nos encargamos de avisar a nuestros clientes para que los fines de semana de nieve no suban por Navacerrada», dice Casilda Giráldez, del restaurante El Rancho de la Aldegüela, situado en Torrecaballeros.
En La Granja lo notan mucho. No hay más que pasarse un domingo de estos y ver que no hay gente por las calles. «Yo no tengo muchas mesas en mi restaurante, pero me afecta igual porque no ves movimiento en el pueblo, ni siquiera a la hora del aperitivo. Esto pasa siempre que hay nieve arriba», suscribe Luis Alonso, del restaurante Castilla.
Su colega, Manolo Hurtado, del restaurante Madrid, sabe muy bien el daño que hacen las cancelaciones de última hora: «Te llaman una hora o media hora antes diciéndote que no les dejan pasar y que no pueden ni darse la vuelta. Y, claro, lo más normal es que pierdas esa mesa. Y si encima te han reservado asado, te lo acabas comiendo tú. Es la misma historia de todos los años. No se complican la vida, cortan la carretera y se quitan el problema». El pasado domingo, el colapso le restó 14 comensales. «Tengo un comedor para 60 o 70 personas y fallaron 14. Y así pasa siempre. Y no puedes hacer nada, porque comprendes a esas personas. El que lo sabe, porque es habitual de La Granja, ya está prevenido y no viene por Navacerrada, pero el que sube para disfrutar de la nieve y luego trata de bajar a comer se mete en el atolladero y no sale de él. Yo, en la medida que puedo, les advierto de ello, pero no siempre sé quién hace la reserva», se lamenta.
«El daño no puede medirse en porcentajes de reservas anuladas porque no es lo mismo que te pase con una mesa de dos o cuatro comensales que con una de quince o veinte. Si la anulación te llega con una mesa grande te deja completamente descolocado. Y depende mucho de la hora en la que corten el tráfico, aunque suele ser pronto. Hay días en que ese perjuicio puede ser gravísimo y afectar a un 20% de las reservas, pero hay otros en que prácticamente no se nota. No se puede generalizar. El caso es que el problema está ahí y hay que solucionarlo. Y, por supuesto, entendemos al señor que está parado en Navacerrada y no puede llegar», apunta Casilda Giráldez
Para Manolo Hurtado, la solución pasa por dejar circular. «No es normal que corten una vía de tránsito por el simple hecho de que el aparcamiento del puerto esté completo. Tan simple como preguntar al conductor, informarle de que el aparcamiento está lleno y, si aun así sube, obligarle a que baje de nuevo. Pero no pueden impedir que pasen aquellos que quieren ir al otro lado de la sierra», dice.
Luis Alonso va más allá: «La solución depende de la Comunidad de Madrid y consiste en hacer un párking disuasorio; cuando se llenen los aparcamientos, poner lanzaderas para bajar. Dicen que luego todo el mundo quiere bajar a la vez y no se puede; bueno, pues que en vez de poner un autobús pongan tres cada media hora, para bajar a 180 personas a la vez. Soluciones hay que quererlas y buscarlas, y los ciudadanos también debemos ser conscientes de que no podemos subir a la montaña a las once de la mañana porque lo normal es que tengas problemas para aparcar».
Por su parte, Casilda Giráldez confía en que las administraciones tomen cartas en el asunto: «Tenemos la cuestión delegada en Hotuse y sabemos que están en conversaciones con la Subdelegación del Gobierno y la Guardia Civil. Esperemos que atajen un problema contra el que llevamos luchando unos cuantos años». Hotuse ya ha exigido, por boca de su presidente, Jesús Castellanos, que la Administración ofrezca alternativas.
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