Encarnación de Frutos. Codinse

Encarnación de Frutos, vecina de Navares de Enmedio

«Comes lo que te traen; y si no te gusta, se lo echas al gato»

«Lo echo de menos porque lo que más apetece es lo que uno mismo se guisa», admite

Domingo, 18 de febrero 2024, 08:31

Laura, la repartidora, entrada cada día en casa de Encarnación de Frutos en Navares de Enmedio, le deja la comida en dos tuppers de cristal y se lleva los del día anterior, ya limpios, para el reparto del día siguiente. Puré de calabaza más un ... filete; pescado con puré de patata. «Comes lo que te traen. Y si no te gusta, se lo echas al gato», bromea esta mujer de 84 años que se adapta a todo menos a las espinacas. Ya no hace esas albóndigas marca de la casa, una vida cocinado. «Lo echo de menos porque lo que más apetece es lo que uno mismo se guisa».

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Una mujer que tiene en el discurso la agilidad de la que carecen sus huesos tras tres operaciones en la columna que le obligaron a usar un andador y le apartaron de los fogones. Una cuarta intervención tenía el riesgo de la silla de ruedas y dijo que no. «Preferí quedarme con los dolores y aguantar lo que Dios me dé salud». Su independencia no se negocia. «Para calentarme una taza de leche con cuatro galletas o cenar cualquier cosa y un yogur, me valgo. Me quedé a los 16 años sin padre, soy hija única y mi vida ha sido una pelea con todo». Agricultura y ganadería para una mujer que ha pasado toda su vida en el pueblo. Alguien organizada al extremo que le deja una bolsa en la puerta para que el pescadero sepa que tiene que parar por allí por martes en una casita a las afueras.

Es la única Encarna del pueblo. Había otra, pero emigró. «Los pueblos van para abajo». Tiene tres hijos –uno de ellos vive en el pueblo y otro en Boceguillas–, pero es «independiente» ante todo. El pueblo tiene una residencia que hace comidas, pero no hay reparto y ella no puede ir. «Ahora está todo cerrado. La iglesia, el bar… Ha sido un pueblo que tenía muchas cosas, médico, farmacia, pero ya nos vamos quedando pocos».

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