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Los comerciantes segovianos ya saben que 2020 será un año duro para sus negocios. La emergencia sanitaria del coronavirus ha empujado otra vez al pequeño comercio hacia la casilla de salida cuando empezaban a salir de la crisis económica de 2008. Pero el virus ... ha echado por tierra todas las perspectivas de crecimiento, por mínimo que este fuera. Ahora toca volver a arremangarse, abrir los negocios –cuando el Gobierno lo permita–, ganarse la confianza de los clientes y esperar a que poco a poco la situación mejore mientras reclaman medidas que aceleren el proceso y ayuden a minimizar el impacto del golpe. Es el momento de aguantar, de sobrevivir. «A los comerciantes solo les queda abrir las puertas de sus negocios cuando les dejen, sacar el género y ver qué pasa», afirma Manuel Muñoz, presidente de la Agrupación de Comerciantes Segovianos (ACS).
Las nuevas previsiones no invitan al optimismo. Aunque la agrupación no ha hecho cálculos de cómo puede afectar la crisis sanitaria a los comerciantes de la provincia, Muñoz considera que será de una manera similar a la del resto de España. Y según la Confederación Española de Comercio, entre un 15 y un 20% de los negocios cerrarán por culpa del coronavirus. «En Segovia estaremos un par de puntos por encima o por debajo», advierte el presidente de ACS.
El motivo de la probable desaparición del cierre de algunos negocios es una reducción de los ingresos que ya sufren los comercios desde hace un mes y que todavía no está claro cuánto durará. En provincias cercanas, como Valladolid, se calcula que las pérdidas pueden ser del 30%, porcentaje que Muñoz considera que «es muy difícil de sujetar por cualquier establecimiento». Por ello, subraya que 2020 «está perdido». Pero no por el mes que los comercios llevan con sus puertas cerradas, sino porque pasarán meses hasta que se consiga regresar a la normalidad. «Nadie sabe cuánto se tardará, pero si a un año le quitas una serie de meses, por mucho que quieras recuperar en los siguientes es imposible», advierte. El problema se agudiza aún más en sectores que venden más por temporadas, como es el caso de la moda. «Ahí ya han perdido la campaña de invierno y van a perder la de primavera. Es caótico», añade.
Recuerda Muñoz que el comercio todavía no había salido del todo de la crisis de 2008. «Venimos de unos años que no han sido espectaculares. En 2020 se preveía mantenernos o subir un poco», explica sobre una perspectiva truncada por el coronavirus que ha cambiado el objetivo de los comerciantes segovianos. «Ahora la meta es sobrevivir, mantener el negocio abierto», comenta.
Para facilitar esa supervivencia, Muñoz aboga por medidas «efectivas» que permitan a los comerciantes y autónomos tener ingresos mensuales mientras tienen su actividad parada, una reducción de sus gastos o más facilidades de financiación, aunque apunta que los comerciantes tienen poca capacidad para endeudarse más. «Si alguien entiende que puede hacer negocio en esta crisis –declara sobre los bancos– yo creo que el Estado debería intervenir», afirma Muñoz, crítico con que se permita a las grandes superficies la apertura los domingos o ampliar sus periodos de rebajas. «Si el Estado lo permite está firmando la muerte del comercio», sostiene.
Sin constancia en la agrupación de comercios que ya hayan decidido echar el cierre, Muñoz también confirma que habrá campañas de promoción del consumo y espera que la solidaridad demostrada por la sociedad durante la crisis sanitaria tenga su reflejo en el comercio una vez se eliminen las restricciones. «Es deseable y de esperar que haya un aumento del consumo en el pequeño comercio y las tiendas de barrio», declara. No obstante, alerta del peligro que puede suponer el aumento de las ventas a través de Internet para este tipo de negocios. «Se está permitiendo el reparto de productos que no son alimentos o medicinas», critica.
Los comercios segovianos están a punto de concluir la cuarta semana con una reducción de su actividad que en muchos casos ha sido total. Es el caso de Muebles Colón 5. «Desde el mismo día del estado de alarma cerramos. Las fábricas están cerradas, no hay repartos, no hay clientes...», explica Joaquín de Frutos, su propietario. No sabe cuando podrá abrir de nuevo su negocio pero tiene claro que una vez ocurra tendrá que esperar todavía un tiempo hasta que vuelva a tener clientes. «Hará falta un periodo largo de tiempo para recuperar la actividad comercial», dice.
Manuel Múñoz, presidente de la ACS
Consciente de que las prioridades de la gente pueden cambiar una vez concluya el confinamiento, espera que el mayor tiempo que la sociedad ha pasado en sus casas sirva para que muchos opten por aumentar la comodidad de sus viviendas. Aunque en su caso no tienen una época del año en la que vendan más que en el resto, sí que apunta que estaban «empezando a ver la luz» tras la crisis de 2008.
pablo del barrio, de colchonerías Paco
En pinturas Alyvan lograron mantener el 20% de su actividad durante la primera quincena, intensidad de trabajo que esperan recuperar a partir de mañana, una vez se eliminen ciertas restricciones para los servicios no esenciales. «Creo que ahora tendremos más trabajo», afirma Iván Gaitero, uno de sus gerentes. El estado de alarma les ha pillado en plena temporada alta, cuando son muchos los que empiezan a mejorar sus casas de cara al verano. «Ahora va a costar mucho. Hay gente que está con lo justo», intuye Gaitero, quien reconoce que hay días «en los que soy muy negativo porque la pintura no es algo prioritario». Por ello, pide al Gobierno «sentido común» para poder salir de una situación en la que se plantea hacer descuentos como fórmula para evitar impagos, otro de sus temores.
Joaquín de Frutos, de Muebles Colón 5
En Tapicerías Castaño la actividad también se ha paralizado prácticamente por completo. Tan solo han hecho alguna salida a residencias y al hospital y han concluido algún reparto pendiente. Javier Castaño afirma que el confinamiento ha llegado en «una buena racha» para el negocio y atisba que se recuperará la normalidad «cuando la gente pierda el miedo». Considera que se ha recuperado el trato con las tiendas de barrio, «la cercanía con los comercios más cercanos ha calado en la sociedad». Pide a la administración que retrase o permita fraccionar el pago de impuestos, así como equipos de protección para cuando se vuelva a la actividad. «Nosotros tendremos que entrar en muchas casas particulares para realizar encargos y no contamos con protección», advierte.
Los dos meses sin actividad que prevé Pablo del Barrio, gerente de Colchonerías Paco, hacen que las cifras del negocio «estén por los suelos» y con pérdidas «claras» para 2020. Espera que cuanto antes se levante el estado de alarma, aunque es consciente de que recuperar la normalidad llevará más tiempo. «Esperamos estar activos después de las vacaciones», declara. Considera que mientras tanto «lo que podemos hacer es aguantar» y pide a la gente que una vez se salga de esta situación «invierta en comercios de casa».
Germán Elias
A Germán Elías el estado de alarma le pilló con los almacenes llenos. «La campaña de verano ya está perdida», sostiene el propietario de Confecciones Germán Elías. «Firmo el empate (equilibrar ingresos y gastos), pero nos vienen años de perder dinero», lamenta. «El día que comiencen a levantar las restricciones a la gente no le van a dejar salir a comprar por ahí. El comercio va a ser una de las últimas cosas que se van a abrir, solo por delante de la hostelería. Eso está claro. El comercio el día que abra no sé para qué será, porque no habrá gente por la calle. Solo podrán ir a su trabajo. Si no lo hacen así estará mal hecho», subraya. Así, prevé que «la vuelta a la normalidad en mi negocio tardará años». No obstante, espera que «no antes de septiembre» se empiece a recuperar parte de esa normalidad.
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