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Huerta anegada por el agua en Carrascal del Río, este martes. Antonio de Torre
Segovia

«Hemos cogido carpas en la carretera, es una situación inconcebible»

El alcalde de Carrascal del Río explica que una empresa evaluará los daños y costes de reparación en los municipios anegados por el río Duratón

Miércoles, 24 de enero 2024, 11:27

El desembalse de la presa de Burgomillodo ha provocado el desbordamiento del río Duratón en diferentes puntos de la provincia y, en consecuencia, la inundación de zonas «a las que nunca había llegado el agua» en anteriores temporales, asegura el alcalde de Carrascal del Río, ... Gabriel Pérez. Esta situación ha tenido como resultado un amplio catálogo de destrozos, muchos cuantiosos, que serán evaluados en los próximos días para solicitar ayudas e, incluso, la declaración de zona catastrófica.

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El regidor carrascaleño todavía no ha asimilado los cambios que ha sufrido el paraje del municipio en una semana por la riada. «No puede ser», lamenta. La carretera que llega hasta Burgomillodo, reparada hace tan solo cuatro meses, «está dañada». También se había arreglado hace medio año multitud de caminos, que ahora se han convertido en 14 kilómetros de barro y fango.

Los paneles informativos de la Senda de la Vega han sido arrasados, del mismo modo que los muros de contención al lado de pantano. «Se los ha tragado el río», subraya, lo que provocó un hundimiento de tierra este martes que hizo desaparecer el acceso al embalse. «Hay riesgo de que, si no se repara en los próximos meses, una casa caiga al agua», advierte. El cauce se ha aproximado a los 150 metros de ancho, hasta cubrir una zona de ocio y de parque infantil. «Hemos cogido carpas en la carretera, es algo inconcebible», sostiene Pérez.

Las inundaciones han afectado al menos a dos viviendas en este municipio. En San Miguel de Bernuy, la vivienda del molino tiene marcas de barro en la pared. «El agua ha superado los 60 centímetros de altura en su interior», especifica el alcalde, José María Bravo. Las escorrentías han empantanado las piscinas, la depuradora municipal, 23 kilómetros de caminos y un sinfín de fincas y jardines. «Va a ser necesario hacer una inversión muy importante para renovar las infraestructuras», asume. Todo ello sin contar la fuga de piraguas amarradas en la ribera tras subir el nivel de caudal, que requirieron labores de rescate.

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Uno de los pueblos más afortunados ha sido Cobos de Fuentidueña, que ha logrado esquivar «males mayores», según su regidora, Mónica de la Fuente, gracias a la labor de los vecinos, que construyeron diques para contener el agua y evitar que entrase en edificios, entre los que se incluye la iglesia. Esto no impidió que el río invadiese la carretera y destruyera los cultivos recién sembrados. En Fuentidueña, su alcalde, Antonio Martín respira aliviado: «Menos mal que estaba el río limpio, por eso no ha llegado a las casas», especifica, aunque sí va a ser necesario ejecutar labores de limpieza en caminos, choperas y el parque.

La situación de estos cuatro municipios se ha normalizado en las últimas horas. «Las aguas están volviendo a su cauce», aclara Bravo. Esto ha permitido que los regidores hayan podido comprobar en un primer vistazo numerosos daños. Una empresa se desplazará a la comarca estos días para efectuar un peritaje. El objetivo es cuantificar los desperfectos en aras de pedir ayudas.

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«Han tenido que ser desalojadas familias, es necesario que habiliten recursos para subsanar las reparaciones», remarca el regidor sanmigueleño, quien adelanta que se va a estudiar la solicitud de declaración de zona catastrófica para la comarca. Carrascal del Río ya ha enviado un listado de los destrozos «más evidentes» a la Delegación Territorial de la Junta en Segovia. «Para un pueblo de apenas 140 habitantes es muy complicado afrontar estos costes», reconoce.

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