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El Cochinillo Segoviano se aseguró con su victoria del sábado la segunda plaza en su grupo de Primera Nacional, el A-1, que da derecho a pelear el título de liga con los dos mejores clubes de los otros dos subgrupos –el asturiano-cántabro- ... leonés y el gallego– en una liguilla de ocho jornadas. De un total de 28 equipos, las segovianas están entre los seis elegidos, un paso sideral para la peor plantilla de la campaña anterior, la que perdieron sus 28 partidos. Sirva como ejemplo que el Arxil, el equipo que le ganó los últimos dos –un duelo entre los colistas por evitar la 'cuchara de madera'– lo ha vuelto a perder todo. Así se cambia la imagen de marca: el nombre gracioso de la liga se ha convertido en el peligroso.
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A falta de una jornada, los billetes para la disputa por el título están asignados. El grupo de castellano es para la UVa, que lo ha ganado todo, aunque las segovianas recortaron en la segunda vuelta el déficit de su derrota en septiembre: de perder por 36 a hacerlo solo por siete, una evidencia de su mejora. Se medirán al Patatas Hijolusa, de León –autor de la mayor paliza que recibió El Cochinillo el curso pasado– y al Atlética Avilesina en el grupo A-2. Del gallego, el A-3, pasan Ensino, un club profesional, y el Instituto Compostela.
Las segovianas despedirán la temporada regular el domingo en Soria y estrenarán la nueva fase la semana siguiente. Cada equipo parte con los resultados que tiene ante su compañero de grupo; de tal forma que UVa y Patatas Hijolusa parten con dos victorias, Avilesina y El Cochinillo con dos derrotas y los gallegos, 1-1. Las prestaciones de las segovianas son una incertidumbre, pero su sensación es que pueden competir ante leonesas y asturianas y que Ensino, filial de un equipo de Liga Femenina, es el gran coco. Además del título de campeón, hay dos plazas en juego para la fase de ascenso a Liga Femenina 2, que disputarán 16 equipos de toda España con seis plazas de promoción en juego.
Un nuevo nivel para ver hasta dónde puede llegar la mejora de un equipo que este año ha ganado a rivales como Universidad de Salamanca o Villamuriel que un año antes arrasaron ante ellas por 20, 30 o 40 puntos. «Si nosotros tenemos a toda la plantilla disponible creo que podemos competir», resume el gerente del club, Mauro Martín. Lo dice con dos lesionadas –una de ellas de tiempo indefinido– más la de Elisa Martínez, que ha pasado por el quirófano y tiene por delante un año de recuperación.
El club aprovechó su año de derrotas como un estudiante de prácticas de cara a confeccionar la plantilla. «El año pasado sacamos el equipo en julio, como pudimos. Este año hemos podido trabajar desde abril para generar recursos y analizar jugadoras. Un tiempo y una información que el año pasado no tuvimos». Con ella cambió la filosofía. «Estuvimos mirando mucho mercado internacional y nos dimos cuenta de que era mejor traer jugadoras nacionales con experiencia en esta categoría». Así llegaron los refuerzos madrileños que dieron poso al grupo, algo que se ha notado en los finales igualados: El Cochinillo ha ganado los cinco partidos que se han decidido por cinco puntos o menos.
Mejores prestaciones con el mismo presupuesto, que a falta de la subvención municipal de Segovia estará en torno a los 70.000 euros. El club no utiliza recursos de la cantera para el primer equipo, cuyos gastos costea a través de un centenar de patrocinadores entre administraciones y empresas, de lugares como Trescasas, Cantalejo, Otero de Herreros, Carbonero el Mayor o la capital. A eso se ha sumado esta temporada la figura del socio: 20 euros que dan derecho a participar en sorteos o viajar ocasionalmente con el equipo a domicilio. Martín pone en valor «ese sentido de pertenencia al club» al que ya se han unido unos 200 niños de la cantera y unos 70 adultos.
La asistencia al pabellón Emperador Teodosio se ha asentado entre los 100 y los 200 espectadores, todo un músculo para una Primera Nacional, aunque el sábado, nevada mediante, el ambiente fue más frío. Desde las familias a una representación amplia del baloncesto, desde la fidelidad de su cantera a jugadoras, entrenadores o aficionados en general. Un apoyo a esos finales igualados, como «esa pizca de suerte» de la que habla Martín. «El otro día jugamos contra el último y ganamos porque nuestra dinámica es ganadora y la suya, perdedora. Porque el partido era un error. ¿Al final quién gana? El que está acostumbrado».
Esa costumbre que no pudieron romper el año pasado, una tormenta perfecta que incluyó varias lesiones. Por eso la preparación física ha sido una de las lecciones de este curso, sin sobrecargas, sin grandes ausencias. Más sesiones de fisioterapia en la segunda parte de la temporada y un enfoque diferente para la psicóloga, con una tarea más agradable. «Como este año ganamos, es diferente, pero también hay que gestionarlo. Cómo ganar, la gente que juega menos… Tarea siempre hay». También en redes sociales, un departamento en el que el club esgrime fidelidad. «Hacemos el típico vídeo divertido para captar afición y que las chicas se sientan reconocidas». Con 700 seguidores, su media de reproducción de vídeos supera las 2.000. Esa inversión en personal se traduce en un convenio de prácticas con la Universidad de Valladolid para cuatro alumnos de publicidad.
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