La alcaldesa de Santa María la Real de Nieva, Pilar Ares, no se lo creía. Volvía a su despacho en la Casa Consistorial después de haber hecho un poco de compra, y en el vestíbulo, sentadas en las escaleras, «ahí estaban dos chicas ... jóvenes con el móvil, imagino que chupando del wifi municipal».
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La regidora les recriminó que no estuvieran en sus casas confinadas como dicta el estado de alarma. Lejos de agachar la cabeza y entonar el 'mea culpa, «me echaron en cara que quién era yo para echarles de allí». Obviamente, o no la reconocieron o hicieron caso omiso a la alcaldesa. Ares insistió en que ahí no podían quedarse y el desencuentro subió de decibelios y de tensión. «Pues que venga la policía», le retó una de las chicas a la regidora.
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