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Los cerca de 400 canteranos de la Gimnástica Segoviana que este domingo se hicieron la foto de la temporada en La Albuera vieron de primera mano que ser portero está lleno de glamour, nada de «el último que toque se pone». Carmona se agigantó en ... los peores momentos y guardó los tres puntos en una tarde de aprobado justo ante un rival inmerso en la lucha por la salvación y mantiene a su equipo en el tercer puesto con 43, tres de colchón en la zona de 'play-off' de ascenso a Primera RFEF y con un partido menos.
El Ursaria avisó de su peligro con un saque de centro juguetón: seis jugadores en la línea divisoria que corrieron a por el envío en largo del central. La jugada ensayada no terminó en bingo, pero los madrileños salieron con una marcha más, desde la presión a las carreras al espacio de Christian Díaz o al juego de espaldas de Jacobo, un delantero consolidado que ha desplazado a Nanclares, el polivalente ex azulgrana de la plantilla, al mediocentro. No tardó en llegar el primer susto: una cesión inocente a Carmona que vio cómo se le escurría el balón, un lance indultado porque se perdió a córner.
Segoviana
Carmona, Silva, Abel Pascual, David López, Rubén, Juan de la Mata, Fer Llorente, Manu, Javi Borrego, Álvaro Merencio y Álex Maroto.
2
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0
Ursaria
Quintela, Álvaro López, Villalón, Higuera, Asensio, Adrián López, Nanclares, San José, Pérez, Christian Díaz y Jacobo.
Cambios Segoviana: Astray por Merencio (min 46), Hugo Díaz por Manu (min 61), Dani Plomer por Maroto (min 61), Sergi Molina por David López (min 80) y Arévalo por Javi Borrego (min 80).
Cambios Ursaria: Busto por Álvaro López (min 74), Izan por Asensio (min 74) y Malote por Nanclares (min 80).
Goles: 1-0 Pedro Astray (min 60) y 2-0 Silva (min 78).
Árbitro: Álvaro Juncal Moreira (Galicia). Amonestó a los locales Astray y Plomer y al visitante Álvaro López.
Otros datos: Encuentro disputado en La Albuera ante 1.969 espectadores. Antes del partido se presentaron los equipos de las categorías inferiores del club azulgrana.
Ricardo de Andrés no ahorró gritos para corregir a los suyos desde la banda. Por primera vez ocupaba el banquillo local de La Albuera como primer entrenador –ya estuvo en el visitante a los mandos del CD La Granja–, la imagen que Ramsés Gil, sancionado por su expulsión en San Fernando, tenía en la mente antes de que el puesto fuera para él. Maroto repitió la titularidad de la derrota de la primera vuelta en Cobeña (3-0), con la opción de falso nueve de Plomer en el banquillo y Dani Segovia, con su pequeña fractura sin curar en el sóleo, fuera de la convocatoria.
Juan de la Mata le quitó las telarañas al ataque de la Segoviana, que sumaba poco a poco presencia en campo rival y se atrevía con algún disparo lejano de Fer Llorente. Ambos tejieron la primera ocasión del encuentro, un pase filtrado del de Garcillán al 14 desembocó en un disparo de primeras de Maroto, que la cruzó con el interior y no cogió portería por centímetros. El canterano, sin la costumbre de jugar como punta, se echó las manos en la cara porque su primer gol con los mayores no llega. Lo mismo hizo Abel Pascual cuando cabeceó cerca del cuadro el segundo córner de los azulgranas.
No llegó el alivio del gol y la Segoviana sufrió de lo lindo para conservar el cero en su portería. Carmona salvó por dos veces a los suyos en dos jugadas en la que se mezclaron cierta permisividad defensiva con el juego directo del Ursaria, letal en pocos toques. Pero las balas de plata de Christian Díaz no hicieron diana. En la primera, aprovechó una prolongación de Jacobo para ganar en velocidad a David López y enganchar un tiro que el portero rozó lo justo para que se marchara llorando a córner. En el siguiente lance, el pucelano tuvo que elevar sus prestaciones, quizás su mejor manopla como guardameta azulgrana. Con ella repelió un potente tiro cruzado de Díaz en un mano a mano facilitado por Nanclares, que aprovechó la alfombra roja de una defensa que ni le presionó lo debido ni cubrió la espalda.
La Segoviana se quitó el susto de encima con un par de acercamientos y probó la fiabilidad de Quintela en el juego aéreo, pero no dio con la tecla y la grada tuvo que conformarse con celebrar un corte providencial de Manu a una prometedora contra de Jacobo en el descuento del primer tiempo. Dadas las circunstancias, el 0-0 era un resultado paliativo. El diagnóstico llevó a mover el árbol antes de lo habitual –la frontera de la hora de juego– y cuando lo hizo, buscó a un equilibrador como Astray antes que revulsivos como Plomer o Díaz.
El multiusos vitoriano relevó a Merencio, sin apenas presencia. No es que Javi Borrego tuviera mucho más, pero los galones mandan y el charro tiene gol. Estuvo cerca de demostrarlo tras un buen balón filtrado de Manu, con más libertad táctica tras el descanso, pero Adrián López sacó su centro-chut con Astray a la espalda esperando cualquier renuncio. Con todo, la Segoviana seguía convaleciente. Prueba de ello fue una apertura defectuosa de Fer Llorente que Silva mantuvo sobre el césped junto al banquillo local.
Pero los entrenadores tienen horas de vuelo y sus decisiones valen puntos. Eso debieron pensar Ramsés y Ricardo cuando vieron a Astray rematar al primer palo un envío sobresaliente de Fer Llorente con la zurda, como si fuese su pierna natural. Ese es el valor del vitoriano, su omnipresencia táctica, capaz de aparecer por cualquier lado, de incorporarse siempre al remate. Lo vieron ya de corto en la banda Díaz y Plomer, que salieron al verde con la tranquilidad de ver el cerrojo quitado.
Las coberturas azulgranas perdieron enteros sin Manu, un dibujo más poroso por el centro, con De la Mata obligado a cubrir demasiados descosidos. Sin hacer grandes méritos, lo aprovechó el Ursaria para lanzarse a recuperar los puntos, ya sin nada que perder. Pérez forzó una nueva estirada de Carmona con un tiro en semifallo desde el balcón del área y Jacobo, con un coctail de tamaño y colocación, no daba tregua, rematando en el área chica en fuera de juego, prolongando de espaldas un servicio letal. La Albuera sentía la tensión de una ventaja precaria.
Una tensión que vivía Plomer, deseoso de resarcirse tras su acoso en tierras canarias. Aprovechó el rol de falso nueve para buscar la escuadra en su primera conducción junto al balcón del área. Sin éxito, como una contra excelsa, con la pelota cosida a los pies, que terminó en tarjeta amarilla por simular un penalti después de quebrar a dos defensas. Una acción que define su figura: talento infinito que no termina de materializarse. El 2-0 lo materializó su opuesto en el armario del fútbol, la pasión sin prisioneros de Juan Silva, que recogió en el área una cesión en semifallo de Astray ante la indolencia de la zaga del Ursaria. Carmona todavía tuvo que sacar dos manos salvadoras; la primera, ante un testarazo imponente pero centrado de Jacobo, y la segunda, ante un remate más terrenal de Malote. Una portería a cero que vale tres puntos.
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