Cáritas constata el aumento de las necesidades y la bajada drástica de las donaciones

Como ocurre en el Banco de Alimentos, el incremento de las necesidades es directamente proporcional a la bajada de las donaciones. El motivo es muy claro: el dinero no llega: «La persona que antes daba cinco ahora da tres. Esto no se debe a que estemos perdiendo solidaridad, sino que la inflación nos está afectando a todos. La situación económica de Cáritas lo nota y hay veces que no podemos llegar a todo como quisiéramos».

Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) apuntan a una recuperación del empleo en la provincia durante el último trimestre del año. Sin embargo, la percepción que hay en Cáritas no es tan positiva como pudiera pensarse. «Trabajamos con un colectivo de personas con un alto grado de vulnerabilidad. Es verdad que el empleo parece recuperarse, pero no es lo que nosotros percibimos. Al contrario: tenemos la sensación de que el paro aumenta porque están viniendo más personas sin un empleo, pero también personas que, aun teniéndolo, no llegan con lo que perciben», apunta Ángel Anaya.

El trabajo de Cáritas va más allá de la respuesta puntual a situaciones de vulnerabilidad, pues ofrece una atención integral orientada a tratar de sacar adelante a quienes lo necesitan. La tarea que queda por delante es ingente: «Seremos sensibles a las nuevas necesidades, descubriéndolas y equilibrando nuestra estructura par dar una respuesta eficaz», señala el director de Cáritas, que agradece el «esfuerzo» de profesionales y voluntarios para llevar a cabo la labor caritativa y asistencial que la Iglesia presta a través de esta organización.