Carbonero el Mayor lidera el aumento del precio de la vivienda en Castilla y León

El precio medio del metro cuadrado en la provincia de Segovia se encareció dos euros en marzo respecto al mes anterior, hasta los 1.255 euros, según el último informe de Pisos.com. Esto supone que un piso con 70 metros de superficie dentro de los límites del territorio se sitúa a día de hoy en 87.850 euros, un valor superado tan solo por Valladolid y Salamanca. Si bien es cierto que el precio ha aumentado un 2,63% en un año, apenas ha variado en el último trimestre, lo que es indicativo de la tendencia a la «normalización» en el mercado inmobiliario.

Así lo corrobora el presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Segovia, Miguel Tovar, quien observa una «estabilidad» que poco a poco se ajusta a la interacción entre la oferta y la demanda. Después del efecto pandémico, surgió un «ímpetu» por la adquisición de viviendas en el extrarradio de las ciudades e incluso en el medio rural, con patios y jardines. «Tuvo su pico alto» en este momento, matiza el representante de las inmobiliarias, pero ahora «las cosas se toman con más tranquilidad».

Si bien es cierto que el temor por la llegada del virus se ha disipado, ahora entra en escena el miedo a lo que puede pasar en un futuro con las hipotecas. En cierta medida, esta coyuntura ha sido la encargada de «reconducir» el mercado, subraya Tovar. Su encarecimiento no es el aspecto más preocupante, sino que el problema es «cuando desconoces los límites que tienen esas hipotecas», manifiesta. «Si hoy pagas cinco, mañana no sabes si vas a tener que pagar siete», asevera.

La compraventa de vivienda se ha regularizado en los primeros meses de 2023. Pese a la incertidumbre de los precios por la inflación, no se espera un frenazo en las transacciones. «La gente seguirá comprando aunque no sea en la medida en que se deseaba», considera el presidente. Sobre todo cuando los costes de los demás sectores anotan drásticas subidas, como son las materias primas, trasporte y energía. Esta situación justifica que los inmuebles de obra nueva apenas supongan el 25% de las transacciones contabilizadas en enero -un total de 217-, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

«El vivir y comer son cosas indispensables, mientras que la compra de una vivienda se puede postergar hasta una unificación de los gastos generales», apostilla Tovar. Y a menor demanda, menor precio. Una ley que se cumple siempre que la oferta permanezca inmutable, como es en las localizaciones que menos variación han experimentado en la evolución de costes trimestrales.

Este es el caso de la ciudad de Segovia, donde incluso los pisos y casas que han salido en el mercado en marzo se han abaratado un 0,45% respecto a febrero. Esta capital de provincia disfruta de una compraventa «sostenida», declara Tovar, donde no se prevé un futuro aumento de los precios. De hecho, ya es la segunda capital de provincia más cara a la hora de adquirir un inmueble con 1.787 euros el metro cuadrado, solo por detrás de Salamanca.

El ritmo de viviendas ofertadas experimentó un gran repunte con la llegada del virus a causa del fallecimiento de «muchos titulares», hace hincapié el representante inmobiliario. Todo ha cambiado en los últimos meses, cuando se ha alcanzado una «zona valle» en la que saldrán tantas viviendas al mercado como se retiren de él. Son esencialmente de segunda mano. «Es lo que nos está salvando, porque de nueva construcción no hay muchas», lamenta.

La moderación de los precios también se percibe en localidades como Cantalejo o Cuéllar. En el caso de este último, los precios cayeron más de un 10% desde el mismo periodo del ejercicio anterior. Sin embargo, no es un comportamiento generalizado en la provincia, donde la mayoría de sus municipios de más de 2.400 habitantes soportan constantes aumentos del valor de las viviendas disponibles.

Carbonero el Mayor, con cerca de 2.500 personas censadas, lidera la subida de precios en el primer trimestre del año en toda Castilla y León con un incremento del 9,21%. Ante ello, Tovar llama la atención sobre los valores reales. A su juicio, para ser un mercado más objetivo, es necesario tener una «muestra amplia» y en este municipio segoviano únicamente se produjeron diez transacciones en 2022.

No sucede lo mismo en El Espinar, donde se vendieron 364 inmuebles en el mismo periodo y se encuentra entre los veinte municipios que mayor carestía han registrado en el último año. Aunque ha experimentado un repunte del 30%, el metro cuadrado cuesta 1.381 euros, un valor inferior al de la capital. Mientras, el del Real Sitio de San Ildefonso alcanza los 1.923, lo que su alcalde, Samuel Alonso, atribuye a la «demanda histórica» del municipio y al «ínfimo» suelo urbanizable del que dispone.

Por otro lado, Nava de la Asunción registra un abaratamiento del 7,68% desde enero, que se traduce en una caída de los precios de la vivienda de un 2,04% en la comparativa interanual con 529 euros el metro cuadrado. El regidor de esta localidad, Juan José Maroto, atribuye esta circunstancia al descenso de la demanda. «Tenemos muchas peticiones por alquileres, últimamente viene mucha gente que trabaja en los pueblos de alrededor a vivir aquí», asegura. Esta cuestión es positiva, aunque entraña sus dificultades, ya que «desgraciadamente no tenemos para todos», insiste.

La compraventa en esta zona de la provincia está monopolizada por obras nuevas, cuyo coste medio se aproxima a los 150.000 euros. No obstante, en lo que va de año «llevamos tres o cuatro licencias expedidas» cuando en 2022 fueron en torno a 25. «Las casas que hay se suelen hacer bajo pedido y notamos que la gente está esperando a que baje el precio de los materiales», refiere. La búsqueda de inmuebles en los pueblos es creciente, sobre todo en el alfoz, donde también se está «estabilizando», concluye Tovar.