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«Cuando terminé de recoger los datos de 2023, me di cuenta inmediatamente de que estaban reafirmando lo que me temía: en cada periodo de estudio (cinco etapas desde 2007), las temperaturas del último periodo siempre se han colocado en la parte alta. En este ... último trienio, por ejemplo, es la primera vez que en el puerto de Navacerrada en un año se ha alcanzado una temperatura media de 9 grados. Esto ya se venía venir y se ha confirmado», explica Rafael Calderón, profesor jubilado del instituto Giner de los Ríos de Segovia, divulgador científico y un apasionado del análisis climático.
Aunque tres años no es un periodo suficiente para extraer conclusiones fiables, lo cierto es que la tendencia parece clara: el calentamiento del planeta se está acelerando, está entrando en una fase «excepcional». Y en su ánimo por advertir de la dimensión del problema y de la urgencia de su abordaje ha decidido informar sobre los resultados de este último periodo, desde 2020.
Según su estudio, las subidas medias de la temperatura en los distintos tramos de tiempo analizados habían alcanzado su máximo de 0,36 décimas de grado cada año entre 1951 y 2023. Pero en el último decenio, la temperatura media sube más de una décima cada curso, es decir, más de un grado.
Sobre la recta de tendencia, el incremento térmico en el periodo (73 años) es de 2,6°. Hasta 2013, la temperatura media se incrementó 0,28 décimas por año y de 2014 a 2023 el avance ya subió a 1,05. Esto constituye una clara aceleración en la tendencia hacia el calentamiento.
«Observando la guía de tendencia en los últimos diez años, se ve que los datos se disparan. Nos ha bastado una década para que la temperatura suba un grado. Esto es tremendo. Si seguimos así, llegaremos a 2050 con un incremento de dos grados y medio», advierte el divulgador científico segoviano.
Rafael Calderón basa su estudio en las variantes climáticas tomadas en el observatorio del puerto de Navacerrada por dos razones: una, no está sometido a las islas de calor que se concentran en las ciudades y que podría aportar alteraciones indeseables; y la segunda, porque ha recogido datos desde 1951 sin cambiar de ubicación; la de Segovia capital, sin embargo, ha rotado por los institutos Giner de los Ríos y Andrés Laguna hasta el actual emplazamiento de los Altos de La Piedad.
Sin embargo, la proyección es sencilla: aproximadamente hay cinco grados de diferencia (con un pequeño margen de error) entre el puerto y la ciudad, con una bajada de aproximadamente un grado cada 160 metros de ganancia en altitud.
Si la temperatura media en 73 años ha subido 2,6 grados, esto significa que «para que los segovianos de hoy tengan la misma sensación térmica que la que experimentaban en los años 50, la ciudad tendría que ubicarse por encima del Puente de la Cantina, acercándonos a un lugar que siempre hemos considerado muy frío: Fuente de la Reina», expresa gráficamente.
Rafael Calderón
Analista climático
El análisis se centra en las temperaturas medias, pero el profesor Calderón ha tomado más variables, como la estadística del número de días que, de 1951 a 2023, Navacerrada ha registrado menos de cero grados, es decir, las jornadas en las que ha helado. Sobre la recta de tendencia, se ha pasado de 163 a 114 días, con una disminución del 30%. En los últimos cuatro años ese número es inferior a cien.
En el lado contrario, el de las fechas en las que las temperaturas ha sido superiores a 25 grados en Navacerrada (30 en Segovia), se ha pasado de cuatro jornadas en 1951 a 32 en 2023, un incremento del 700%.
2,6 grados
es lo que ha subido la temperatura media en un periodo de 73 años hasta la actualidad, según los datos recabados por el profesor Rafael Calderón.
32 días
superaron los 25 grados el año pasado en el alto de Navacerrada, lo que supone multiplicar por ocho los ue se registraban en 1951.
En el índice de precipitaciones, las noticias son preocupantes pero, por el momento, no alarmantes. «Hay que asumir que vivimos en una zona seca, de siempre», apunta antes de poner números a la información. En Navacerrada, las precipitaciones han disminuido un 20% en los últimos 73 años. De ahí que las temporadas de esquí en la estación del alto tiendan, con sus repuntes, a ser más cortas.
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La línea de tendencia de los últimos trece es casi horizontal, con una ligera pendiente positiva; es decir, las precipitaciones no han disminuido significativamente en los últimos ejercicios. Hubo seis años especialmente secos en la década de los noventa en los que las precipitaciones anuales apenas llegaron mil litros por metro cuadrado. Y un año muy lluvioso, 1961, en el que las precipitaciones alcanzaron los 3.000 litros por metro cuadrado.
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