Al finalizar el partidoRamsés Gil apenas podía dar un por el césped de La Albuera sin que algún aficionado le agarrase para darle las gracias por el ascenso a Primera RFEF. Tranquilo y sin perder la compostura en ningún momento, Ramsés sí soltó gran ... parte de la rabia y la euforia acumulada cuando decidió subir al palco. Allí abrazó a Agustín Cuenca, su amigo y presidente de la Segoviana. La imagen de su abrazo merece ir la portada del libro que narre la historia de la Gimnástica Segoviana.
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«Es uno de los días más bonitos de mi vida. Estoy fuera de mí ahora mismo. Tengo sensaciones extrañas que no suelo tener. Es algo brutal y totalmente inesperado y un momento importantísimo para la historia de este club», declaró sobre el césped, rodeado por decenas de aficionados azulgranas. Habían pasado ya varios minutos del pitido final del árbitro, pero al técnico aún le costaba digerir la dimensión del logro conseguido. «Cuesta mucho asimilarlo porque no estábamos en las quinielas. Sabíamos que podíamos competir con cualquiera pero esta es otra feria. Hemos ganado el grupo más fuerte de Segunda RFEF», subrayó.
No fue hasta bien entrada la segunda parte cuando Ramsés tuvo claro que el objetivo estaba cumplido. En concreto, hasta el cuarto gol del Cacereño frente al Numancia. Hasta entonces, en su cabeza estaba el temor de una remontada rojilla que diera al trasto con el ascenso azulgrana. «En el descanso hemos hablado y hemos dicho que era imposible que con la trayectoria que tiene este club sea todo tan bonito. Me negaba a creérmelo y había que estar prevenidos ante cualquier cosa que pudiera venir. No ha venido al final y es algo muy merecido. No está la vida para desperdiciar momentos de celebración. Esto lo tiene que celebrar Segovia por todo lo alto». afirmó.
No obstante, no ocultó la dificultad de unos últimos minutos de partido raros, sin apenas emoción y con los dos equipos satisfechos con el resultado. «Ha sido extraño. Los dos equipos sabíamos que nos valía el resultado y yo no sabía ni qué decir. Son momentos donde los jugadores se miran entre ellos y al final toman decisiones dentro del campo que desde fuera poco podemos hacer. Yo no sabía ni qué hacer. Es la verdad», asegura.
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Tras dedicar el ascenso a su madre fallecida el pasado otoño, Ramsés afirmó que en las próximas horas se dejará llevar. «No soy mucho de excesos, pero nos dejaremos llevar con esta cuadrilla que son una maravilla», indicó. Más a largo plazo, con la vista puesta en la próxima temporada y en la aventura de Primera RFEF, Ramsés también fue espontáneo al ser preguntado por su futuro en el banquillo de la Segoviana. «¿Qué película me estás contando ahora?». Ese capítulo, para los próximos días.
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