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El verano ha sido malo, tal y como vaticinaban las autoescuelas de Segovia a principios de julio. El incremento de alumnos propio de los meses estivales y la falta de examinadores, un mal endémico en todas las provincias de España, han tensado la situación ... hasta límites insospechados. Ayer mismo se vivió el último episodio: la Jefatura Provincial de Tráfico comunicaba a la presidenta de la Asociación Provincial de Autoescuelas (APAE), Irene Herranz, que el examinador itinerante que la Dirección General había prometido a Segovia para el mes de septiembre no llegará. La situación aboca a las autoescuelas a exigir medidas o soluciones. Y cada vez son más las que apuestan por un modelo privado o semiprivado del servicio de examinadores que acabe de una vez por todas con la demora existente.
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«No ha sido un buen verano. La Jefatura Provincial nos dijo que íbamos a contar con dos examinadores siempre y no ha sido así. En algún momento de julio y durante todo el mes de agosto solo hemos tenido un examinador y el coordinador, que no examina a más de tres o cuatro personas. Se nos dijo que en septiembre vendría un itinerante, pero tampoco han cumplido. No me parece serio. Me da la impresión de que la Dirección General de Tráfico no se toma muy en serio las provincias menos pobladas. ¿Qué ha pasado con el examinador itinerante prometido? ¿Lo han enviado a otro sitio que también lo demandaba? ¿Ypor qué no a nosotros? ¿Adónde se ha ido ese examinador? Estamos decepcionados y aburridos porque cada vez tenemos más limitada nuestra capacidad de trabajo», señala Irene Herranz.
La privatización o semiprivatización del servicio que prestan los funcionarios examinadores es una opción que las autoescuelas vienen acariciando desde hace tiempo. «En un principio, no tenía muchos partidarios, pero pasan los años y la situación no cambia. El Estado convoca cincuenta plazas para nuevos examinadores, pero se le jubilan cien. No repone lo necesario y no hay examinadores, por mucho que se nos diga. Yo me quejo mucho en Segovia, pero el problema afecta a todas las provincias de España. Hace poco me decía un compañero de Barcelona que allí acumulan de tres a cuatro meses de espera para poder examinar. Pasa el tiempo y no se soluciona», apunta la representante del sector de las autoescuelas en la provincia, convencida de que el cambio de modelo, de público a privado o semiprivado, solucionaría el problema.
«No hay funcionarios suficientes para dar servicio al ciudadano, que paga casi 100 euros de tasas como derecho de examen. Y esto es algo que no va a poder cambiar ni un gobierno socialista ni uno popular, porque es insostenible para el Estado. Por lo tanto, planteamos un modelo privado, o mixto, como el que existe en otros países de nuestro entorno. En Portugal, sin ir más lejos, tienes la opción de elegir entre un sistema público y uno privado para los exámenes. El público es un poco más barato y en el privado te cobran un poco más, pero te da la opción de examinarte con más frecuencia. También se puede destinar a los funcionarios a hacer el examen de circulación y dejar la parte teórica y las maniobras en pistas para motos y camiones a la parte privada... Lo que tenemos claro es que algo hay que hacer».
Las autoescuelas ponen como ejemplo lo ocurrido en su día con el servicio de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). «Las revisiones estaban en manos de Industria, primero del Ministerio y luego de las autonomías, pero llegó un momento en que tuvieron que privatizar la prestación. ¿Y funcionan mal? Hay ITV que sí e ITV que no, como ocurre con todo. ¿Por qué un servicio público como ese, que afecta a la seguridad de la circulación, puede estar privatizado y el de los examinadores no? Con la seguridad en los aeropuertos y en las estaciones de ferrocarril pasó lo mismo. ¿Por qué se privatizó? Porque estaba en manos de la Policía Nacional o de la Guardia Civil y faltaban medios, ¿verdad? Pues por falta de medios nosotros demandamos lo mismo también», explica Irene Herranz.
Desde 2018, de las cuatro plazas de examinadores con que cuenta la Jefatura Provincial de Tráfico solo hay tres cubiertas de forma constante, al menos en teoría, porque la práctica dista mucho. En 2021 y 2022, una persona en comisión de servicio cubrió la vacante, pero acabó solicitando el traslado a otra provincia y la plaza volvió a quedar huérfana. Este verano, han sido muchas las semanas en que tan solo ha habido un examinador, y la capacidad de respuesta a una demanda creciente ha quedado reducida el 30%, según Irene Herranz.
La Jefatura Provincial de Tráfico sostiene que la plantilla está conformada por un coordinador y cuatro examinadores y que no existe tal problema. El argumento que esgrime la DGT es que no se puede dimensionar una plantilla según los picos de trabajo que haya, como ocurre durante el verano. «Con el aumento de las peticiones, vamos un poco más ajustados, pero no faltan trabajadores», declaraba el jefe provincial de Tráfico, Pedro J. Pastor, al comienzo del verano, consciente de que las vacaciones merman estos meses la actividad laboral. Según las autoescuelas, los examinadores de Segovia tienen una media de diez alumnos a examinar por día en los meses de julio y agosto.
La confederación nacional de autoescuelas no ha planteado al Gobierno una petición formal para el cambio de modelo, aunque sí ha hecho llegar este sentir parlamentarios de distintos partidos. «Algún partido se negó en rotundo; otros lo veían con mejores ojos, pero temían que la gente se les echara encima. No sé por qué hay ese miedo. Es un problema que se agrava con los años, porque jubilaciones sigue habiendo, y hay que buscar una solución», añade Herranz. En su día, la Dirección General de Tráfico valoró echar mano de efectivos de la Guardia Civil para examinar, pero «había muchos problemas de orden administrativo y era complicado».
La Asociación Provincial de Autoescuelas estima que la falta de examinadores ocasiona una pérdida de un 30% de matrículas durante el verano, un periodo crucial para el balance económico de una autoescuela, teniendo en cuenta que la mayoría de los alumnos son jóvenes de dieciocho a veinte años que aprovechan las vacaciones de verano para sacarse el carné de conducir. «Estos alumnos tienen que ir mentalizándose de que, con este problema que venimos arrastrando desde hace ya unos años, cada ves les va a resultar más difícil sacarse el carné en verano. Los tiempos se han alargado. Antes, te matriculabas a principios de julio y a mediados de agosto o primeros de septiembre podías tener el carné; ahora, no; ahora pueden transcurrir entre uno y dos meses desde el momento en que se supone estás preparado y tienes una capacidad aceptable para poder ir al examen. Esto es así. No sirve darle vueltas», expone la presidenta de la patronal provincial de autoescuelas.
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