Segovia
Las atenciones a personas sin hogar se duplican en tan solo cuatro añosSegovia
Las atenciones a personas sin hogar se duplican en tan solo cuatro añosEl número de atenciones realizadas a personas sin hogar en la ciudad de Segovia ha aumentado exponencialmente en los últimos años. Cáritas llevó a cabo más de 280 intervenciones en este sentido a lo largo de 2022, un dato que duplica el registrado en 2018 ... y cuya tendencia en auge se mantiene en la actualidad. La pandemia y la inflación están detrás de muchos de las causas que llevan a un ciudadano a perder su vivienda, pero los motivos no se pueden resumir de una manera tan abreviada. En Segovia, alrededor de 25 adultos viven sin un techo que les dé cobijo de forma continuada.
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Mónica Sastre (Ical)
El perfil de la persona que no tiene domicilio en la provincia y específicamente en la ciudad es muy diferente al existente en otras capitales del país. En su mayoría, se trata de hombres, de nacionalidad española, de entre 40 y 50 años que han vivido en el ámbito rural y cuentan con escasos estudios. «Pero hay de todo», matiza Álvaro Pérez, técnico reponsable del programa de Personas Sin Hogar de Cáritas, un proyecto que cumple cerca de tres años desde su puesta en marcha.
La realidad provincial nada tiene que ver con la de Madrid, Barcelona o Murcia. En Segovia, donde el clima además es mucho más extremo que en las urbes citadas, «es muy raro o poco frecuente encontrar a gente que duerma en la calle, aunque sí hay varios casos, todos ellos en la ciudad», especifica. Y mucho menos se observa a alguien que pase la noche sola en estas condiciones. «Suelen agruparse entre ellos, normalmente tienen su pequeño círculo y red con la que se relacionan», especifica. El número de usuarios que se encuentran en esta situación oscila entre 20 y 25.
Son una parte mínima del total de personas atendidas a lo largo de 2022, pero no por ello es menos preocupante. Cáritas percibe de hecho un incremento en este sentido. La ONG Accem dispone de un alojamiento para este colectivo vulnerable. Pese a ello, la cascada de solicitudes provocan «un embudo». «Hay mucha gente que está demandado este recurso pero muy pocos lo consiguen», lamenta Pérez.
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En el último ejercicio completo, la organización católica trabajó con un total de 283 usuarios que no tenían un techo bajo el que pasar la noche, lo que se traduce en un incremento notable respecto 2018. En ese periodo, las personas sin hogar se cifraron en cerca de 150, la mitad de los que se anotan en la actualidad. Desafortundamente, la previsión es que el dato vaya en ascenso con motivo de la difícil coyuntura económica existente. Todo ello cuando en 2005 y según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la encuesta a las personas sin hogar recogía solo siete casos de segovianos en esta situación.
Pérez aclara que muchos de los ciudadanos que han demandado algún tipo de ayuda de este programa simplemente «están de paso por la ciudad» y su destino son los albergues de otras provincias, como Ávila, Valladolid o Salamanca. Al no tener recursos económicos suficientes, solicitan a Cáritas una noche en una pensión para pasar la noche, el máximo permitido por persona y año, pero luego «se van». De media, la entidad humanitaria realiza una veintena de intervenciones al mes por este motivo. Para su financiación -aunque no integral-, cuentan con un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Segovia por importe de 42.000 euros.
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«Tenemos la suerte de que en Segovia hay mucha coordinación y, si alguien lo necesita, se busca un recurso rápidamente, ya sea para alojarse en centros u hostales», declara el técnico. Si los voluntarios de Cáritas no están disponibles para llevar a cabo esta acción, es la Policía Local la que se encarga de interceptar e identificar al ciudadano sin techo y, si cumple con los requisitos, llamar de forma inmediata a una pensión. Otras veces, son los Servicios Sociales o los propios vecinos que, tras ver que una persona duerme en la calle, dan aviso a las autoridades competentes.
En caso de que esto no sea posible y las personas se vean arrojadas a dormir una noche en la calle, al ser la superficie de la ciudad tan reducida, se evitan los espacios públicos porque en ellos «te van a reconocer y no vas a encontrar trabajo». «Acuden mucho a viviendas okupadas, semiderruidas, en las que tampoco tienen suministros; en incluso duermen en los propios vehículos», expresa Pérez.
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Por lo general, las personas que no tienen domicilio en el que vivir en Castilla y León lo hacen por más de un año, según los datos del INE correspondientes a 2022. Asimismo, las causas que llevan a un usuario a este episodio de vulnerabilidad son infinitas. «Lo fácil es pensar que es por consumo de drogas, pero en realidad es algo muy heterogéneo: no hay un solo hecho que lo desencadene», suscribe el técnico de Cáritas.
Según la estadística regional, los problemas de adicción son la cuarta razón más habitual que lleva a una persona a abandonar el alojamiento que tenían antes de verse sin hogar. El motivo más popular es el hecho de tener que empezar de cero tras emigrar a otro país, seguido de cambiarse de localidad y de perder el trabajo. «Un hecho muy puntual y tan sencillo como es un divorcio ha provocado que algunas personas se suman en una depresión, pierdan su empleo y hayan llegado a una espiral de desidia y desinterés hasta acabar en la calle», advierte Pérez.
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45 años
es la edad media de las personas, en su mayoría hombres, que habitan en la calle en la ciudad de Segovia.
La salud mental es una cuestión pendiente entre los ciudadanos sin hogar. En la ciudad, la alimentación está garantizada a través del comedor social de la Junta de Castilla y León ubicado en el barrio de San Millán, que garantizan el desayuno y el almuerzo de lunes a viernes a decenas de personas. Para el resto de comidas, les facilitan bolsas con productos alimenticios no percederos.
No obstante, «hay muchas más necesidades a las que se debe atender», indica el técnico de Cáritas. «Ojalá a las personas que viven en la calle pudieran conocer estos programas, los técnicos somos capaces de conseguir esa motivación de salir adelante y movilizar los recursos necesarios. Luego, cada uno tiene la libertad de aceptarlos o no», concluye.
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El técnico responsable del programa de Personas Sin Hogar de Cáritas, Álvaro Pérez, asegura que hay multitud de usuarios sin domicilio que cuentan con los medios económicos suficientes para pagar un alquiler pero «no lo consiguen» a causa de los prejuicios que tiene la población general, que renuncia a arrendarles un piso o habitación por su condición. «En Segovia, el acceso a una vivienda para estas personas es imposible», lamenta.
Muchos ciudadanos que en una etapa de su vida vivieron en la calle han conseguido salir adelante. «Por suerte, en la ciudad, gracias a la red de trabajadores y voluntarios que hay, mucha gente de una forma u otra lo está haciendo», se alegra Pérez. Por ejemplo, atribuye este mérito al Ingreso Mínimo Vital (IMV) , que en agosto benefició a 4.269 segovianos, de los que 2.320 eran adultos; así como a otras prestaciones económicas.
Cada persona sin un hogar tiene una historia de vida difícil. La mayoría carga con una mochila en la espalda de la que es complicado desprenderse. Por eso, cuando deciden hacerlo e iniciar una nueva vida desde cero, es un paso muy importante digno de celebrar. Sin embargo, en numerosas ocasiones este camino se ve truncado en su última etapa por la imposibilidad de acceder a una vivienda.
«Es muy complicado, tengo varias personas que buscan una habitación o una casa con la voluntad de entrar a vivir y no lo conseguimos por los clichés de siempre», determina el técnico de Cáritas. Aunque los usuarios del programa en todo momento están supervisados por un técnico, quienes realizan un cribado previo y les visitan usuarios para comprobar su correcta evolución, los arrendatarios siguen sin fiarse.
Después de meses de trabajo, el acceso a la vivienda es el «último estadio» del proceso. Pero «se les deniega por los prejuicios sobre la falta de higiene, los problemas de salud mental, o bien por no tener un contrato de trabajo; esta es la imagen que muchos tienen de las personas sin hogar», subraya.
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