El teniente coronel Javier Alonso, director del Archivo Militar. Óscar Costa

Segovia

El Alcázar guarda los expedientes de cinco millones de militares

El Archivo General Militar cumple 125 años y sus estanterías puestas en fila ocuparían 16 kilómetros

Domingo, 5 de noviembre 2023, 11:09

El Archivo General Militar de Segovia (AGMS) es el archivo histórico nacional más antiguo de las Fuerzas Armadas. Por eso es el primero que cumple ya 125 años, desde su creación en 1898, y precede a los de Guadalajara o Ávila. Los muros del ... Alcázar guardan documentación de expedientes personales, el grueso de unas estanterías con carpetas muy variadas que puestas en fila ocuparían 16 kilómetros. Custodian la vida de cinco millones de militares

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El Archivo surgió apara aglutinar un sinfín de documentos dispersos, principalmente porque se guardaban por armas –Infantería, Artillería o Caballería–, y la fortaleza, recién restaurada tras el incendio de 1862, fue el lugar elegido. Tras la pérdida de las últimas colonias –Cuba, Filipinas y Puerto Rico–, llegó toda la documentación de Ultramar. Un gran volumen en un plazo muy corto. «Llegaba a la nueva estación de tren y el Ayuntamiento lo trasladaba semanalmente mediante carros», recuerda su director, el teniente coronel Javier Alonso.

La platilla del Archivo es de 24 personas; 15 civiles y nueve militares. Ocupa también la Casa de la Química, que sirve como sala de investigadores, dejando la fortaleza como almacén principal. Alonso pone en valor la pericia de sus antecesores para levantar esas estanterías de pino de Valsaín en salas de techos altos. Se colocaban junto a las paredes para no sobrecargar el centro y poner en peligro las vigas del piso inferior. Hay documentos en 17 salas de distintos tamaños, tanto en el lado norte como en sur; siete están en el piso bajo –en el patio de armas que sirve de acceso a los turistas– y otras tres están en el subsuelo. Queda libre una superficie lineal unos 520 metros, suficiente para una demanda en soporte físico claramente a la baja.

Hay 83.687 legajos –fardos de documentación entre dos tapas de cartón para protegerla del agua o incluso del fuego– que descifran a través de un libro de claves. Allí están todos los cuadros de mando –oficiales, suboficiales o generales– desde mediados del siglo XVIII y la tropa –soldados o cabos– hasta principios del siglo XX. En total, más de 48.0000 legajos personales que, en un cálculo aproximado, llevarían a cinco millones de expedientes personales. Sigue entrando documentación –la de los mandos que se han jubilado o han pasado a retiro hace más de 20 años–, pero ese volumen, ya reducido, caerá porque los nuevos procesos se han digitalizado. Por eso no hay riesgo de llenar espacio. «No creemos que lleguemos a ser un archivo cerrado».

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El año pasado, el Archivo tuvo 3.745 consultas externas, de las cuales el 70% se resolvió positivamente: la información que buscaban estaba allí. Por ejemplo, viudas que necesitan acreditar los años de servicio de su marido. El dato de las consultas en sala es similar (3.655) para 465 asistentes. El documento más antiguo es de 1477, una carta de los Reyes Católicos.

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