Mari Carmen Melchor, responsable de la biblioteca de Ayllón
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Mari Carmen Melchor, responsable de la biblioteca de Ayllón
«Los adolescentes no me quieren ni ver; el instituto causa estragos»La biblioteca de Ayllón está situado en el Palacio del Obispo Vellosillo, toda una metáfora de un pueblo vinculado a la historia, a las misiones pedagógicas de la Segunda República. Fueron los propios vecinos quienes la crearon –algunos libros aún conservan el sello del ... centro cultural homónimo al palacio– antes de que pasara a formar parte de la red provincial. «Aquí hay afición al teatro, a la lectura, a la música. Incluso emitían su propia revista. Aquí hay mucha inquietud cultural», explica su bibliotecaria, Mari Carmen Melchor, que ha sobrepasado los 500 usuarios en un pueblo con 1.154 habitantes.
El lector de Ayllón es transversal, desde los niños que empiezan a leer cuentos a la vez que aprenden a andar hasta jubilados como una lectora de 93 años que se lleva dos libros cada 15 días. «Todo lo que cae por sus manos se lo lee, desde el último de Isabel Allende a Emilia Pardo Bazán. Es una lectora empedernida. Tengo unas señoras mayores que tienen mucha afición». Se le escapa una franja de edad: «Los adolescentes no me quieren ver. Hasta que acaban Primaria, bien; pero el instituto causa muchos estragos».
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Luis Javier González
Mari Carmen se ha sorprendido por cómo su biblioteca ha resistido al libro electrónico. Esa demanda en papel se explica en parte por los lectores que tienen segunda residencia en el pueblo. «Prefieren coger los libros aquí que en Madrid, estamos muy bien surtidos. Como no hay tanto público, tardan menos en encontrar la novedad». Los libros son un consuelo para los duros inviernos en una de las zonas más frías de la provincia.
La ayuda del bibliobús es clave para atender a tanto pueblo pequeño de la zona, pero los vecinos matan dos pájaros de un tiro cuando cogen el coche. «Tengo lectores de Maderuelo, Estebanvela o Santibañez que vienen a hacer la compra por la tarde porque es cuando abre la biblioteca». Porque tiene un fondo de libros mayor que el bibliobús y por esa filia por tocar los libros. Con joyas que ya no se publican como un libro de tapicería. Cerca de 15.000 volúmenes, ahí es nada. «Lo que nos sobran son las enciclopedias». Los adolescentes no las consultan.
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