Segovia

Un adolescente incendia la Carrera de Fin de Año

La Carrera de Fin de Año, el nombre oficial de lo que la ciudad bautiza como San Silvestre, comenzó con retraso para acabar con un adelantado a su tiempo. Alejandro Domingo no solo ganó la carrera en su debut, sino que bajó el cronómetro a los 15 minutos y 23 segundos, un suspiro para cinco kilómetros de cuestas y adoquines, y se convirtió, a falta de un registro exhaustivo de un evento que no deja de ser atletismo popular, en el ganador más joven de la historia, con 16 años. Un segoviano que vuela, como Rebeca Gil, que dominó con mano de hierro entre las chicas (18 minutos y 18 segundos) y despidió el año corriendo entre una ciudad que no dejó un solo metro del recorrido sin público, como más de 4.000 dorsales entre niños y adultos.

El gran reto que plantea el evento con más demanda del atletismo popular de Segovia es dar a cada participante el espacio para correr a su ritmo. Por eso la renovada avenida de Padre Claret parecía este domingo una terminal de aeropuerto, con el cajón delantero para los más rápidos y las vallas que les separaban del resto. Coger sitio en las primeras filas de ese segundo cajón, el azul, era la gran batalla de los últimos minutos de luz del día. Terminados los acelerones del calentamiento, los atletas estaban listos para salir, con el pie adelantado y la mano sobre el reloj, cuando el speaker anunció que aquello se retrasaba porque no había llegado la alfombrilla que cronometraba los tiempos. Luis Cuesta mantuvo el humor en esos algo más de cinco minutos: «No pasa nada, no es un día de circunstancias climatológicas adversas».

Ya sea porque la espera alimenta las ganas o porque el público tenía más ansía de que aquello empezara que los propios corredores, la salida fue un despegue en toda regla. Es la primera trampa de la San Silvestre, esa primera subida por San Juan con las piernas frescas. Porque los decibelios de la animación hacen olvidar que aquello solo acaba de empezar. Llegar a Correos con el corazón desbocado, una selección natural que dejó a Alejandro Domingo, campeón nacional de carreras por obstáculos, en un mano a mano con Mario Somoza. Juntos hicieron esa bajada fugaz por la Calle Real, despejada de turistas, un lujo que solo ocurre una vez al año. Y llegaron al punto que separa el grano de la paja: José Zorrilla.

Domingo, que venía «cansado» tras una concentración con la selección española, apretó las tuercas en el segundo 'puerto' de la San Silvestre y demostró ser el más fuerte. El giro hacia la avenida de la Constitución es el principio del fin: ahí se vio ganador, simplemente hay que dejarse caer hasta el Acueducto y dar el último impulso. El segoviano aseguró su victoria en San Juan. «He apretado lo máximo posible para ganar porque es un orgullo ganar en tu ciudad y con tu gente».

Rafa Rodríguez cedió el trono, pero la victoria se queda en el Sporting Segovia. «Es una carrera muy emblemática, nuestra tierra, y la verdad es un orgullo que me haya ganado Alejandro porque llevamos muchos años entrenando juntos. Se lo merece». Trató de seguir a la dupla de cabeza junto a Sergio Prieto –los dos últimos ganadores a la caza de un adolescente–, pero aquello no iba a tener final feliz. «Íbamos muy cascados». Con todo, tuvo la entereza de no vencerse y arrebatar a Somoza, tercero, el segundo puesto (15 minutos 29 segundos) por apenas tres segundos. «No me siento bien cuesta arriba, en José Zorrilla se me han despegado, pero he podido recuperar. Me veía cuarto». Domingo elogió un triunfo de club. «Es un orgullo porque vengo de una generación muy buena». Y que explica por su entrenador y su gente. «Nos llevamos muy bien entre todos».

La carrera femenina no tuvo suspense. Por su hubiera alguna duda, Rebeca Gil escuchaba cada diez segundos el mensaje del público: «¡La primera chica!» La atleta del Oviedo Atletismo afincada en Valencia es una mediofondista que destaca en pruebas como los 3.000 obstáculos que también corrió semanas atrás en Cantimpalos. «Es mi ciudad, para mí es como volver a los orígenes». Un premio del que no ha podido disfrutar en otros años por estado de forma. Era la primera vez que se ponía un dorsal para despedir el año desde la pandemia y se queda con el ambiente. «Estás con tu gente». Adelantó exactamente en un minuto a la segunda clasificada, Raquel Rivas (19 minutos y 18 segundos), que defendió el segundo puesto ante Ana Isabel García (19 minutos y 24 segundos), que no subió al podio a recoger su trofeo por una indisposición tras cruzar la meta.

A falta de vestirse de corto para la ocasión, los premios los entregaron los dos grandes atletas de la ciudad, en momentos muy diferentes de su carrera. Águeda Muñoz, que no escondió sus aspiraciones de ser olímpica en los Juegos de París, un hito a su alcance si mantiene su puesto entre las tres mejores del 1.500 nacional. Y Javi Guerra, el maratoniano indestructible con los pies en el suelo. Consciente de lo «difícil» que sería lograr su tercer billete olímpico ante el nivel de sus competidores, pero preparando con la misma ambición de siempre su última bala, el Campeonato de España de Sevilla, en febrero.

La élite veía desde el podio cómo llegaban los disfrazados. La manifestación más nutrida fue para las chicas de aeróbic, que se agruparon para entrar juntas a meta. Esas peleas entre familiares que se resuelven con un ataque traicionero en busca del premio nada desdeñable del chascarrillo infinito para la cena de Nochevieja. O los que acaban el año demostrándose amor mientras los organizadores piden a los atletas que desfilen al avituallamiento para no colapsar la meta. La excepción fue para los catorce bomberos del Ayuntamiento de Segovia que cruzaron la meta a la media hora con unos ropajes que desprendían en ellos el mismo calor que les toca extinguir en sus intervenciones. Eso les valió un tiempo extra para fotos. En lo deportivo, su tarea fue estéril. Porque un adolescente incendió la San Silvestre.

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