

Secciones
Servicios
Destacamos
MANUEL LAYA / WORD
SALAMANCA
Lunes, 30 de marzo 2020, 11:45
Los taxistas de Salamanca son otro de esos colectivos que no paran por la crisis del coronavirus. Ahora mismo están divididos en tres turnos, ... ya que Salamanca tiene 223 taxis con licencia y la ciudad se ha quedado vacía. Trabajan un día y descansan 48 horas antes del siguiente turno.
Uno de esos taxistas es David González, que cuenta cómo vive este estado de alarma, sus inquietudes y responsabilidades.
El día comienza revisando todo lo necesario para afrontar la jornada: guantes, mascarilla, gel, limpieza de todo el interior del vehículo, … El mismo protocolo que sigue al llegar a casa por su bien y el de su familia. El protocolo de actuación inicial les solicitaba higiene y no recoger a gente que no conocieran de nada, algo incoherente ya que los taxistas transportan a todo tipo de personas, no solo por amistad. David en ningún momento dudo en llevar a rajatabla desde el primer día el protocolo. «Yo llevo guantes, mascarilla y llevo el gel a mano, incluso se lo ofrezco a los clientes, por su seguridad y por la mía».
Cada vez que se baja un cliente el ritual es el mismo «limpio manecillas, cinturón de seguridad, puertas, los asientos con amoniaco…». Tiene que quedar todo listo para el siguiente cliente. La centralita de Salamanca facilita el gel para las manos a cada taxi, si bien es lo justo, ya que son muchos taxistas a las que se suman cuatro personas más en la centralita. Y aunque en estos momentos no tienen escasez de gel «la primera semana bajó bastante. Lo tuvimos que ir a rellenar casi todos pero ahora mismo no hay volumen de trabajo, hay días que no llegamos a ni a diez personas».
Los taxistas deben adecuarse también a las normas. Aunque sí pueden trabajar y estar en la calle, las reglas del transporte deben cumplirse a rajatabla como cuenta David. «Nos tenemos que ir adaptando a los cambios que van surgiendo, según la última normativa sólo nos dejaban llevar a una persona solo que esa persona tuviera algún tipo de discapacidad o dependencia y aun así no podemos ir más de tres personas contando con el propio taxista».
Recoger a un cliente es siempre complicado a nivel psicológico, dos vidas se juntan en un coche sin saber si alguna de ellas ha estado expuesta al virus. David nos cuenta lo complicado de ese momento, «cuando tu recoges a alguien te entra siempre la duda, se nota que suben nerviosos y yo también lo estoy. Yo no sé si se monta una persona sana o enferma y ellos no saben quién se ha montado en mi vehículo antes».
Él sabe lo importante de crear un vínculo de confianza y les da la seguridad y la garantía a los clientes de que su vehículo ha sido limpiado y desinfectado antes de subirse. Durante el trayecto David explica que va hablando del tema con los clientes y cómo se va creando un ambiente de tranquilidad por ambas partes.
Otro de los temas peliagudos es el pago, David les pide a poder ser un pago con tarjeta para evitar andar cambiando monedas y billetes con las manos, aunque la mayoría acceden sin problema, muchos carecen de una tarjeta de crédito para hacer el pago, lo que le obliga a una continua limpieza de las manos y las monedas.
Por suerte para este colectivo, una empresa del polígono de los Villarres, Guru Garage, se ofreció gratuitamente a limpiar los vehículos de los taxistas, aparte de los servicios sanitarios, de las fuerzas de orden … Algo que los taxistas como David agradecen mucho. «Yo cada vez que tengo turno me llega un mensaje con las horas que tienen libre para que nos pasemos a limpiar los coches. Te da mucha tranquilidad, sobre todo por la seguridad de los clientes y por nuestras familias, llegas a casa sabiendo que vuelves en un vehículo limpio».
Como muchos compañeros David también tiene que llevar a sus casas a muchos sanitarios, que cada día pasan muchas horas en el hospital, el miedo que puede sentir un cliente cuando se sube a su taxi lo puede sentir él al llevar a esta clienta sin embargo está tranquilo. «Estoy realizando un servicio para una chica que sale todas las noches a las diez de trabajar del hospital. Si no tiene ningún compañero que la acerque a casa me toca ir a buscarla y vas un poco intranquilo, pero ella te comenta un poco todo lo que realiza y te quedas más tranquilo, me imagino que pasa todo su protocolo de seguridad».
Por último, no pueden faltar esos gestos bonitos y de cariño, a alguno de sus clientes particulares que están entre la población más de riesgo le ha pedido algún favor y David no lo ha dudado en ningún momento a ayudarles desinteresadamente «¿te puedes acercarte a comprarme unas cosas y me las acercas a la puerta de casa y te marchas? Pues yo sinceramente esas cosas no las he cobrado porque estos días todos tenemos que ayudar un poco. Yo a estas personas no las veo en ningún momento, solo tenemos contacto por teléfono, yo les dejo la compra en la puerta y me voy», concluye.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.