Secciones
Servicios
Destacamos
El 15 de enero de 2025, Alba Hernández salvó una vida. No fue un acto heróico -como ella misma asegura-, no era algo esperado aunque sí intencionado y nunca sabrá a quién pero siempre estará unida a esa persona. Hace una década, Alba tomó la decisión de hacerse donante de médula ósea. Un paso adelante que nunca pensó que pudiera convertirse en una segunda oportunidad para un desconocido. «Yo siempre he tenido mucha sensibilidad con el cáncer porque algunos familiares lo han padecido y me daba rabia no poder hacer nada», explica a Salamancahoy.
Descubrir que para los enfermos de leucemia -un tipo de cáncer de la sangre-, poner su granito de arena sí suponía poder hacer algo para salvarles la vida le animó a inscribirse como donante. «En este tipo de enfermedad sí que podemos hacer algo para acabar con ella», explica. Conocedora de lo duro que resulta convivir con esta enfermedad, tanto para los familiares como para el propio enfermo, Alba se decantó por iniciar un proceso que no sabría si en algún momento llegaría a la fase final. «Me dijeron: 'lo normal es que no te volvamos a llamar' pero yo quería poder ayudar a alguien», recuerda.
Noticias relacionadas
De ese momento, han pasado diez años. Y sí, la volvieron a llamar. Y sí, fue para decirle que era compatible con una persona que necesitaba un trasplante de médula. «Estaba trabajando y la verdad es que, después de tanto tiempo, se me había olvidado», reconoce. Cuando le aclararon que era del registro de donantes de médula en Barcelona, no daba crédito: «Me preguntaron si seguía interesada en seguir adelante y no lo dudé», explica. Esa llamada fue el comienzo para convertirse en la esperanza para una tercera persona. «El primer paso era hacer un análisis de sangre para asegurar la compatibilidad», comenta.
Con un plazo de dos meses para determinar si, efectivamente, era compatible para la donación, apurando ese tiempo se produjo la segunda llamada: Alba sería la donante de médula para un enfermo de cualquier parte del mundo. Antes de iniciarse el proceso, el donante se somete a algunas pruebas para determinar que no supone ningún riesgo y que es apto para una donación. «Me hicieron algunas pruebas un mes antes de que se produjera la donación y el trasplante para ver que todo estuviera bien», añade. Un proceso ágil y cómodo para tratar de interrumpir lo menos posible la vida del donante: «Te ponen muchas facilidades para que no te quite nada de tiempo», apunta.
Todo listo y Alba más preparada que nunca y agradecida a que su 'yo' del pasado tomara esa decisión. «Con un pequeño gesto le puedes salvar la vida a alguien: es seguro, es rápido y como me insistieron: 'el donante siempre queda igual o mejor, nunca peor'», explica. Con esa seguridad inició la preparación para someterse a la donación.
Inscríbete: Busca dónde hacerte donante de médula ósea y una vez rellenado el documento de inscripción y con una pequeña muestra de saliva entras dentro de la base de datos.
Si resultas compatible...: En el caso de que hubiera algún paciente compatible, sería citado para realizar una analítica de confirmación.
Tras la confirmación: Un mes antes de la donación se inician algunos reconocimientos para asegurar el trasplante y la seguridad del donante.
Dos maneras de efectuar la donación: Mediante sangre periférica (un par de inyecciones diarias durante cuatro días y la extracción de la sangre por vía intravenosa) es la más común. Además está también se puede extrayendo sangre medular de la parte superior de la pelvis mediante unas punciones aunque sólo es en casos muy particulares.
Según informa Salamancahoy, en el caso de Alba, se llevó a cabo la donación por sangre periférica, la más común. Para extraer las células madre del donante, durante los cuatro días previos al 'día D', se pinchó dos inyecciones diarias para hacer pasar las células madre de la médula al torrente sanguíneo. La sangre se extrae del donante a través de una vía intravenosa y la parte de los glóbulos blancos que contiene células madre se separa en una máquina y se retira para suministrársele más tarde al receptor. Los glóbulos rojos se devuelven al donante a través de una vía intravenosa conectada a su otro brazo. Un procedimiento sin riesgos para el donante que puede salvar vidas.
Es probable que nunca llegue a saber a quién salvó la vida. El procedimiento es especialmente cuidadoso con la protección de datos tanto para el donante como para el receptor por lo que uno no puede conocer la identidad del otro. Siempre serán desconocidos y, sin embargo, siempre se acordarán el uno del otro. «Puedo escribirle unas palabras sin poner ningún tipo de dato y se lo hacen llegar y aunque lo haré, la realidad es que no sé qué decir», asegura. La energía positiva de Alba sólo podrá ser transmitida en palabras aunque tuvo la oportunidad de conocer a una receptora en el hospital con la que suplir ese anhelo. «Ella me dijo que no había podido dar las gracias a su donante, y me las daba a mí», explica emocionada. Desde el día 17 de enero, la fecha del trasplante, hay dos desconocidos unidos para siempre.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.