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Gritos de «asesino», «qué barato sale matar» y «justicia»; lágrimas y mucha tensión, incluso con enfrentamientos verbales que no llegaron a físicos por la actuación de los agentes del orden. Así acabó el juicio por la muerte de la joven ciclista de 18 años Estela Domínguez arrollada por un camión el pasado 9 de febrero de 2023 cuando entrenaba en las inmediaciones del polígono industrial de Villares de la Reina, en Salamanca.
El juicio por un delito leve de homicidio por imprudencia menos grave, que lleva aparejada una pena máxima de 18 meses de multa y el mismo periodo de tiempo de retirada del permiso de conducir, quedó visto para sentencia con la presencia de cerca de un centenar de familiares y amigos de Estela, hija del exciclista profesional vallisoletano Juan Carlos Domínguez, tras la declaración de varios testigos y del propio conductor acusado de causar la muerte de la joven ciclista de Valladolid que estudiaba en Salamanca.
Según informa Salamancahoy, ha sido al hacer uso del derecho del acusado, B. G. H, a decir la última palabra cuando los ánimos se han encendido. Tras asegurar que desde el primer minuto ha sido tratado como un asesino, ha intentado dar las condolencias a la familia, momento en el que muchos de los presentes han comenzado a insultarle a voces, reprochándole que en quince meses no hubiese sido capaz de pedir perdón y llamándole asesino y denunciando «que barato sale matar», a lo que el conductor del camión respondió con un «eso me lo decís en la calle», lo que ha hecho estallar a los amigos y familiares de Estela. Ya fuera de la sala de vistas, se han vivido momentos bastante tensos que han obligado a los agentes de la Guardia Civil a sacar por unas escaleras al acusado y su hijo, que también ha participado como testigo en el juicio.
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Tras acabar el juicio, fuera del edificio de los juzgados de la plaza de Colón de Salamanca, el padre de Estela, Juan Carlos Domínguez, aseguró que «salgo indignado, siempre he dicho que tuvo que estar viendo a Estela durante muchos segundos y no se ha hablado de ello porque se ha negado a declarar a las preguntas de la fiscal y de nuestro abogado» Además ha respondido a la alegación que hace el conductor para justificar el ruido que sintió: «No creo que suene igual cuando se te cae algo que cuando machacas una bicicleta y pasas por encima a una persona».
Domínguez aseguró que todo lo que había dicho el conductor y su abogado eran excusas para intentar justificar que el mecánico que conducía el camión «estaba haciendo pruebas de su reparación no atendiendo a la conducción, se la llevó por delante y no paró». Sin embargo, adelantó que «nosotros vamos a seguir peleando, por el abandonó del lugar o por lo que sea. Estela no hubiese querido que esto quedase así».
Por lo que respecta a la vista, arrancó con la declaración de uno de los guardias civiles que se desplazó al lugar del siniestro y participó en la investigación y la recreación del suceso, que ratificó todos los términos del informe pericial. El agente aseguró que el camión no estaba en el lugar de los hechos pero sí una persona que se identifica como el conductor. Según declara el guardia civil, el conductor en un primer momento dice no haber sentido nada y por eso abandonó el lugar, sin embargo, volvió porque pensaba que se le había caído alguna pieza. El agente apunta que «el conductor comentó que el sol molestaba bastante», aunque señaló que en el punto del siniestro ya daba de forma lateral, no frontal.
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Además reiteró que «el conductor del camión debería haber observado la presencia de la bicicleta que le precedía; por lo que el punto de percepción posible se encuentra situado en el carril derecho a unos 600 metros del punto de conflicto», tal y como recogen las conclusiones del informe técnico de la Guardia Civil de Salamanca tras el accidente.
Tras el agente, comenzó la declaración como testigos de tres conductores de automóviles que circulaban detrás del camión. El primero de ello señaló que vio con bastante nitidez tanto a Estela con su bicicleta como al camión a pesar de que sí era cierto que el sol estaba bastante bajo. Añadió también que el camión redujo la velocidad después del impacto aunque no se detuvo, pero que antes «hizo una maniobra extraña».
El segundo de los conductores testificó que «no le molestaba el sol porque no había llegado al punto donde se produjo el accidente» y que no vio la bici pero sí al camión. Sin embargo, afirmó que el camión «hizo un movimiento raro» al tiempo que reconoció ver haber visto «un bulto o algo en la carretera» tras el impacto y aseguró que, en un primer momento, pensó que «se la había caído algo al camión».
El tercer testigo señaló también que vio al camión pero no a la chica ni tampoco se percató de que si el camión frenaba o no, pero lo que si vio es que «el vehículo pasaba por encima de algo».
Tras los testigos, llegó el turno del mecánico que conducía el camión, pero señaló que se acogía a su derecho a no declarar en su contra y solo respondió a las preguntas del juez y del abogado de la defensa.
El conductor, B. G. H., ha asegurado que en el momento del accidente estaba haciendo lo que ha hecho durante 25 años: «Arreglar el camión y salir a probarlo». Insistió en que le molestaba mucho el sol y se protegía con una mano y conducía con la otra. En el momento del impacto, alegó que «al entrar en la curva noté un sonido metálico y pensé que podía haberse caído algo de la bomba inyectora». Añade que no se paró porque «el taller estaba a menos de 500 metros» pero de haber sabido lo que había pasado, «hubiera parado seguro. No la vi.»
Para explicar por qué decidió volver al lugar del accidente, insistió en que regresó «por si acaso lo que había caído provocaba un accidente». Una afirmación que obligó al juez a pedir silencio por los chascarrillos en la sala. Además, también ha declarado el hijo del conductor, que trabaja con él en el taller y que señaló que su padre llegó «muy tranquilo» y le comentó lo del ruido y tras revisar el camión, decidió volver al lugar del siniestro con la furgoneta «por si acaso».
Tras las declaraciones la fiscal ha solicitado que se aplique la máxima pena para el delito leve de homicidio por imprudencia menos grave, una multa de 18 meses y el mismo periodo de retirada del carné. La fiscal ha insistido en que «la causa de la muerte es la distracción del conductor: fue negligente, no prestó la atención debida y si tanto le deslumbraba el sol debería haber frenado y no lo hizo». Además, añadió que como recoge el informe técnico de la Guardia Civil, «sólo el conductor ha cometido infracciones de tráfico, Estela no cometió ninguna».
Por su parte, la defensa insistió en que no había habido distracción y por lo tanto no había infracción, afirmando que el conductor estaba con los cinco sentidos en la carretera porque hasta iba protegiéndose la cara del sol con una mano. Además, apuntó que «no hubo negligencia porque la causa del golpe fue que no vio a la ciclista, nada más». Por ello solicitó la absolución del acusado
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