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Una formación del Real Valladolid de la temporada 1948-49. De pie: Soler, Babot, Coque, Vaquero, Busquet e Hilario. Agachados: Peralta, Rafa, Ortega, Lasala y Mario. El Norte
La undécima vez que el Real Valladolid se la juega en la última jornada
La vista atrás

La undécima vez que el Real Valladolid se la juega en la última jornada

El Pucela ya conoce lo que es llegar con el agua al cuello al último partido de Liga

José Miguel Ortega

Valladolid

Sábado, 3 de junio 2023, 19:13

Lo de llegar con el agua al cuello a la última jornada es una sensación frecuente en la historia del Real Valladolid. De hecho ya tuvo que vivir esas angustias su primer año en la División de Honor, con Helenio Herrera en el banquillo y pendiente de los resultados de tres equipos que, como él, estaban amenazados de descenso, particularmente el Alcoyano que pese a su consabida moral –tienes más moral que el Alcoyano, decía la gente- recibía en su campo al Real Madrid, al que tenía obligación imperiosa de ganar.

El Valladolid, que le sacaba dos puntos al llegar a la jornada final, el 17 de abril de 1949, dependía de sí mismo pero como sus posibilidades de ganar en el Metropolitano al Atlético de Madrid eran muy escasas, los aficionados blanquivioletas dirigían sus rogativas al Real Madrid para que ganase en el Collao y salvara al Pucela. Empezaron bien los merengues poniéndose con 0-2, pero al Alcoyano sacó a relucir su famosa moral, empató y tuvo acogotado al Madrid en los minutos finales.

Por supuesto, el Valladolid perdió por 2-0 ante el Atlético, al que curiosamente entrenaría la siguiente temporada Herrera, pero aún así el empate del Alcoyano no le valió para evitar el descenso en el que acompañó al Sabadell. El furgón de cola de la Liga lo ocuparon Tarragona, Coruña, Celta y Valladolid con 22 puntos, Alcoyano con 21 y Sabadell con 13, siendo estos dos últimos los que perdieron la categoría.

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El siguiente capítulo de las tribulaciones del Pucela tuvo lugar el 4 de mayo de 1958, cuando los pupilos de Saso, que hizo el papel de jugador-entrenador al final de aquella temporada, viajaron a Las Palmas con la obligación de ganar al conjunto canario, que tenía los mismos puntos. Dramatismo en estado puro, apuesta al todo o nada, moneda al aire… y salió cruz.

La UD Las Palmas fue muy superior y ganó por 3-1 con dos goles de Silva y uno de Macario, mientras que el conseguido por Paz para los vallisoletanos no sirvió de nada. Aquel, por cierto, fue el último partido de Saso en el marco blanquivioleta, puesto que en la siguiente temporada desempeñó exclusivamente el papel de entrenador.

El 30 de abril de 1961 se disputó la trigésima y última jornada del Campeonato de Liga de Primera División con el Real Valladolid en penúltima posición, pero con aparentes opciones de salvarse porque sus dos rivales directos tenían partidos mucho más complicados: el Elche recibía al Valencia y el Oviedo visitaba al Barcelona.

Los blanquivioletas recibían en Zorrilla al Mallorca y ganaron por 2-0 con goles de Zaldúa, pero el duelo regional entre el Elche y el Valencia se resolvió con un sorprendente 4-1 a favor de los ilicitanos, mientras que el Oviedo se impuso en el Nou Camp, con un 3-5 que despertó muchas sospechas. Sea como fuere, el Valladolid se fue a Segunda pese a que en su plantilla estaba gente como Ramírez, Endériz, Morollón, Zaldúa, Solé, Aramendi y Paco Lesmes que, como había hecho Saso, desempeñó al final de la temporada la doble función de jugador y entrenador.

Muchos años después y tras haber regresado a Primera, el equipo de nuestros amores volvió a experimentar el sudor frío de tenerse que jugar la temporada en la última jornada. Fue el 21 de abril de 1985, en el estadio Sánchez Pizjuán frente al Sevilla, que por fortuna tenía la permanencia asegurada. Yo estuve presente en aquel partido cuyos entrenadores, Manolo Cardo y Fernando Redondo, habían sido compañeros en su etapa de jugadores por lo que hubo sospechas de un pacto de no agresión, aunque sí prevaleció en el ambiente que un triunfo vallisoletano podría mandar al Betis a Segunda.

El Valladolid, en efecto, logró un triunfo vital por 2-0, con goles de Jorge y Duque, salvándose de la quema, pero el sevillismo no pudo disfrutar de que su eterno rival se fuera a Segunda, ya que los béticos consiguieron un punto de oro en Málaga y se salvaron en detrimento del propio Málaga, el Elche y el Murcia.

Ya en el siglo XXI

Dieciséis años después, en la temporada 2000-01, vuelta a las andadas con un comienzo torcido que le costó el puesto al argentino Ferraro y que tuvo que enderezar Pepe Moré, a pesar de que a la última jornada se llegó sin estar decidido el descenso. El Valladolid visitaba nada menos que al Real Madrid, que ya era campeón, y aunque empezó ganando 0-1 terminó perdiendo por 2-1, pero por fortuna el Real Oviedo cayó derrotado por 4-2 en Mallorca y fueron los asturianos quienes acompañaron a Racing de Santander y Numancia en su viaje a Segunda.

La temporada 2003-04 también tuvo unos inicios poco firmes y acabó pagando el pato el entrenador Fernando Vázquez, que hubo de dejar el puesto a Antonio Santos, un hombre de la casa que estaba para apagar fuegos sin costar mucho dinero, aunque en aquella ocasión el fuego acabó quemando al equipo, que llegó a la última jornada, 23 de mayo de 2004, en posición de descenso y por lo tanto no dependiendo de sí mismo para salvarse. El Pucela derrotó al Villarreal por 3-0 con dos goles de Losada y uno de Caminero, pero el otro equipo implicado, el Español, huyó de la quema ganando por 2-0 al ya descendido Real Murcia y enviándonos al infierno en compañía del Celta y el mencionado Real Murcia.

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Cuando ya había recuperado su sitio en Primera, la temporada 2007-08, con Mendilibar en el banquillo blanquivioleta, el Real Valladolid llegó al final de la Liga enfrentándose al Recreativo de Huelva en el Colombino el 18 de mayo de 2008. Por suerte, un empate era bueno para ambos y como consecuencia del pacto de no agresión la cosa terminó 1-1 con goles de Javi Guerrero y Llorente, lo que significaba el descenso de Zaragoza, Murcia y Levante.

A la campaña siguiente, vuelta a las andadas. A pesar de Mendilibar el equipo estuvo toda la Liga bajo amenaza y llegó a la última fecha, 31 de mayo de 2009, obligado a jugarse la vida contra el Betis en el Benito Villamarín. Aguirre adelantó a los vallisoletanos y aunque después empató Oliveira, el 1-1 le sirvió al Pucela para salvarse y condenó al Betis al descenso.

No hubo la misma suerte en la temporada 2009-2010, en la que Mendilibar fue sustituido por Onésimo y éste por Javier Clemente que llegó a la jornada final con muy pocas opciones de salvarse porque visitaba a un Barça necesitado del triunfo para ser campeón. Ganaron los azulgranas y los blanquivioletas se fueron al hoyo.

En tiempos más recientes, el Real Valladolid vivió la décima experiencia de jugarse el ser o no ser en la última jornada. Fue en la temporada 2020-21, con Sergio González en el banquillo y Ronaldo en el palco y ante un Atlético de Madrid que se jugaba el título. Pese a que Óscar Plano adelantó a los blanquivioletas, no hubo sorpresa porque los rojiblancos remontaron y el 1-2 les sirvió para ser campeones, condenando al descenso a un Valladolid que además dependía de que el Elche perdiera en casa para salvarse.

Y hoy se repite la historia para un equipo que se ha jugado el ser o no ser en la última jornada en diez ocasiones y por tanto sabe de qué va la cosa de lanzar la moneda al aire. ¿Cara o cruz?

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