Ronnie, decide qué quieres

1.- ¿Qué tipo de presidente quieres ser? Desde que llegaste has dejado bien claro que tu forma de presidir el club está más cerca de la manera de trabajar de Abramovich que de la de Francisco Roig, pero quienes te conocen aseguran que tu modelo real es Florentino. Bien. Elegir el modelo es decisión tuya, pero quizá el discurrir de esta temporada te haya hecho comprender que no puedes ser Florentino y Abramovich a la vez. Si no quieres estar en primera línea, no estés, pero no estés nunca. Si quieres ser el único responsable de las decisiones, hazlo, pero entonces estáte a las duras y a las maduras. Elegir modelo en función de las circunstancias solo conduce a más problemas.

2.- ¿De verdad te importan los aficionados? A los dirigentes futbolísticos se les llena la boca, siempre que ven sus tronos peligrar, con la frase de que el fútbol es de los aficionados. Los presidentes de los clubes utilizan una táctica similar: se supone que todo lo hacen pensando en los seguidores. Ninguna de las dos actitudes suele ser cierta y en general tienen más de pose que de real. Es comprensible. Tú te juegas el dinero, tú eres el que ha sufrido dos operaciones de rodilla y dos rehabilitaciones durísimas, tú eres el que con 17 años tuvo que dejar su familia para irse a los Países Bajos. Pocos aficionados habrán sufrido en sus carnes lo que tú has padecido. Pero el fútbol profesional es un negocio tan atípico que es imposible que sobreviva sin los aficionados. Y hay que mimarlos. Y tú no lo has hecho. Y eso debes mejorarlo con urgencia o te expondrás a un proceso de desafección severo. El vallisoletano es muy dado a eso, además. Los colores y el escudo de un club de fútbol forman parte de la vida de muchísimas personas. Y son tan importante que no dudan en lucirlos en público aunque no venga a cuenta. ¿Conoces alguna empresa cuyos clientes salgan a la calle luciendo su logotipo de manera espontánea y masiva y encima pagando por ello? No, claro. No existe tal cosa fuera del deporte. Ese sentimiento está depositado en el club que presides y posees y mucho me temo que no has terminado de entender la importancia que tiene. Y es un error que me llama muchísimo la atención en una persona como tu, que viene de una cultura futbolística en la que el aficionado es la piedra angular.

3.- Quien conoce sus limitaciones es más sabio. Que has sido uno de los grandes delanteros de la historia del fútbol es evidente. Y que por lo tanto de fútbol sabes, también. Pero esas dos circunstancias no te convierten automáticamente en un buen presidente de un club de fútbol o en un tipo con buen ojo para los fichajes. Se pueden contar por decenas de cientos los casos de futbolistas extraordinarios que no tuvieron ojo clínico para detectar jugadores. Y no has demostrado hasta ahora tenerlo. Ni para fichar ni para cambiar entrenadores. Quizá en un futuro, ayudado por tu innegable categoría como futbolista, lo logres. De momento estás más en fase de aprendizaje. Y eso es bueno, porque si aprendemos, avanzamos.

Estar en Segunda puede ser hasta bueno. La gestión económica que se ha hecho permite afrontar la temporada saneado y con recursos. Y ello te va a permitir, si es lo que consideras oportuno, hacer una catarsis que dé un nuevo impulso al club y a ti como presidente y máximo accionista. Pero para que nazca el nuevo Valladolid es imprescindible que antes recuperes la confianza del aficionado. No es difícil. Sabes de sobra cómo hacerlo. David Espinar anunció el sábado que comparecerías en público. Bien. Mejor hoy que mañana desde luego.

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