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'Papá, ¿por qué vamos al río si el ascenso fue en el campo'. El padre mira al pequeño, enfundados ambos en la camiseta con la que suben cada quince días a Zorrilla, y le responde espontáneo:
– Al río solo vamos cuando hay algo ... que celebrar, y hoy toca.
Es la tercera vez que la leyenda del Pisuerga surca el río para que la ciudad celebre un ascenso y jalee a sus héroes. Se estrenó con Mendilibar (2007), descansó con Djukic por problemas técnicos, y repitió con Sergio González a la cabeza en 2018. La tercera lo hizo en la tarde de ayer con Pacheta en un segundo plano y Ronaldo Nazário a los mandos, encantado con el final feliz que tuvo el fin de semana.
No se sabe cuando volverá a asomar entre puentes, así que el paseo fluvial resultó de lo más intenso para los miles de aficionados que se apostaron en ambas orillas y en cada uno de los viaductos y pasarelas.
Sin comida de grupo previa, y recién llegados cada uno de sus domicilios, los jugadores se citaron en los jardines del AC Santa Ana para acceder al embarcadero ataviados con sus respectivas banderas. La mayoría con la blanquivioleta, alguno como Roberto con la rojigualda a la cintura, y prácticamente todos con el sombrero de paja patrocinado por Estrella Galicia y las gafas de sol protectoras de otros licores. Había curiosidad por conocer qué jugador ejercería de maestro de ceremonias y tomaría el relevo dejado por Javi Moyano hace cuatro años. Había quinielas y la duda tardó solo un puñado de millas en despejarse. Las que tardó Gonzalo Plata en tomar varios nudos de velocidad y caracolear con cualquiera de los temas que acompañaron el paseo, incluido el himno del Real Valladolid.
Acompañado desde el punto de partida por tres lanchas motoras y un puñado de piraguas, invitados espontáneos que quisieron apuntarse a la fiesta en primera línea de agua, el barco zarpó con el estruendo de los primeros cohetes –uno de ellos explotó muy cerquita de una de las barcas–. Los más 'veteranos' en este tipo de paseos fluviales, caso de Toni, Anuar o Masip, adelantaban a los nuevos lo que se iban a encontrar.
– ¿Cómo es eso de celebrar sobre las aguas?
– Puessssss relájate y disfruta.
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Dicho y hecho. La plantilla tomó la proa y se partió en dos para disfrutar del paseo, con la única baja de Weissman, de camino ya a la concentración con el combinado de su país. Abajo, los jugones con Roque Mesa y Aguado a la cabeza. Arriba, los más bailongos, con Sergio León en actitud de 'Titanic' y El Yamiq meneando caderas al ritmo de la música. Los más reservones, caso de Monchu e Iván Sánchez, se hicieron fuertes en la barra de bar para hablar de futuro. De futuro a corto plazo, las vacaciones, pero también a medio y el destino que depara a los dos centrocampistas a la vuelta de esas vacaciones. En el caso del murciano (Ivi) se ve más cerca su continuidad, mientras que en el del balear está más en duda, de ahí que en el trayecto se escuchara el '¡Monchu, quédate!' en más de una ocasión.
Nos quedaba la popa del barco, ese espacio reservado a los mandamases desde el que controlan lo que cuece delante y conversan sobre lo que está por llegar. Allí, a la vista de los micrófonos, lucían sonrisa de oreja a oreja Ronaldo Nazário y todo su equipo de trabajo. David Espinar, Mat Fenaert, Jorge Santiago, Fran Sánchez, el propio Pacheta, Chema Monzón,... El de Salas de los Infantes las ha vivido ya de todos los colores, y aún así –siempre en un segundo plano– apenas acertó a definir la celebración como «especial».
La relación del míster con el Fenómeno ha ido de menos a más esta temporada hasta acabar en uno de los abrazos más efusivos que dejó el fin de fiesta en Zorrilla. En el barco no hubo abrazos pero sí gestos y mucha complicidad entre ambos, conversando sobre todo tipo de aspectos triviales.
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Eloy de la Pisa
El fútbol, desde luego, lo más recurrente. El mensaje público lo lanzó Ronaldo, pero perfectamente lo hubiera podido firmar el técnico burgalés.
«Todo el trabajo hecho era para esto, ya habrá tiempo de planificar la próxima temporada. Cuando tuvimos dificultad fue al principio, luego hemos hecho un fútbol muy alegre y ofensivo incluso cuando hemos perdido. Intentaremos seguir creciendo y mejorar el equipo porque la exigencia será grande», avista el presidente, consciente por su semblante de que el trabajo de despacho nada tiene que ver con el que le tocaba en su etapa como jugador. Acabada la temporada, colgaba las botas y su única preocupación era buscar tumbona en Copacabana. Ahora su trabajo más intenso empieza cuando deja de rodar el balón. De hecho, entre bromas y ya fuera de micro, deslizó que ya hizo trabajo de campo en París el pasado sábado. «¿Florentino? No le pedí nada pero tendremos que sentarnos a hablar», apuntó muy cerquita ya del muelle de las Moreras.
«Hay que mirar primero que presupuesto vamos a tener y luego estar pendiente del mercado. Algo habrá, seguro. Buenos fichajes vamos a tener», señaló en medio del jolgorio y poco después de escuchar cómo un aficionado en bicicleta exteriorizaba sin tapujos sus emociones desde la orilla: «¡Te quiero Ronaldo!».
«Todo el plan era para ascender y ha salido muy bien. La gente se lo merece. Es un ascenso muy especial», repitió el presidente, protagonista de algunos de los muchos cánticos que salpicaron el recorrido fluvial.
Al grito de «¡Que bote Ronaldo!, Pucela es de Primera y ¡adiós a Segunda, adiós!», la leyenda del Pisuerga arribó al filo de las siete de la tarde a una playa abarrotada de gente y atiborrada de camisetas blanquivioletas de diferentes épocas.
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