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J. C. Cristóbal
Valladolid
Lunes, 5 de junio 2023, 10:50
El Real Valladolid acredita 46 temporadas en Primera, números que le sitúan en el decimotercer peldaño de la clasificación histórica de la Liga; un puesto de honor que hay que rebajar si consideramos los últimos veinte años, en los que el blanquivioleta se ha ganado la etiqueta de 'equipo ascensor'. Los aficionados que se han incorporado al 'fútbol moderno' no saben lo que es ver al Real Valladolid con una continuidad de cinco temporadas consecutivas en Primera División. La última vez fue en 2004.
El primer descenso fue en 1958. El 4 de mayo del 58 en Las Palmas, fecha que ponía fin a la primera edad de oro del club: diez Ligas consecutivas entre los grandes. Esa campaña con Ramón Pradera en la presidencia fue nefasta, nunca se había prescindido del entrenador hasta el cese de Rafa Yunta y, como a originales no nos gana idea, se nombró como sustituto a Saso, quien simultaneó el banquillo y la portería. ¿Alguien conoce un caso similar? El Real Valladolid era colista en la jornada 24 tras encajar un 7-1 en el flamante Nou Camp; sin embargo, el equipo sacó casta, se resistió a morir con cuatro victorias en cinco jornadas y llegó a la final del Insular con opciones de salvación, pero perdió por 3-1 ante un rival que también se jugaba la vida. En esa plantilla jugaban los Saso, Paco Lesmes, Matito o Badenes, quien, para qué sirvió, compartió el Pichichi con un tal Di Stéfano y el valencianista Ricardo Alós.
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Esa etapa tuvo momentos de zozobra. Uno de ellos fue el año del estreno, en 1949, cuando se llegó a la última jornada con un montón de combinaciones; el empate del Alcoyano con el Real Madrid evitó tirar de matemáticas. Los blanquivioleta marcaron el límite de la permanencia (12 en una Liga de 14) con una plantilla que entrenó Helenio Herrera, el 'mourinho' de los banquillos en los 50 y 60. En los años 53 y 54 el Real Valladolid repitió el decimosegundo puesto, ya con una Liga de 16, y no llegó a la última jornada con riesgo de descenso, pero sí de promoción, un 2-2 en El Sardinero y un 3-2 al descendido Oviedo evitaron riesgos.
Tras un año en el infierno, el Real Valladolid volvió a Primera en 1960, con un mal final de Liga que le llevó a la promoción contra el Celta, una lotería que derivó en un festín en Zorrilla, un 5-0 que no debe extrañar si se da un repaso a la alineación: Zaldúa, Morollón, Endériz, Ramírez, Benítez, todavía Matito y Paco Lesmes… Un equipazo, vaya, que volvió al pozo en 1961; llegó al último partido en descenso, y aunque hizo los deberes (2-0 al Mallorca), escuchó por la radio cómo los ilicitanos goleaban al Valencia en un duelo regional (¿el pacto de la chufa?), cómo el Oviedo le ganaba al Barça por 3-5 y el Español al Athletic por 2-3. Las gradas de Zorrilla no daban crédito. El presidente era Carlos del Río y desfilaron como entrenadores Saso, Eguiluz y Lesmes.
Otra purga de un año, el milagro de la mejor clasificación de la historia, cuarto en 1963, y nuevo descenso en 1964. El Real Valladolid no salía del ascensor. Fue un desplome en toda regla, con los blanquivioleta colistas por primera vez, descendidos con varias jornadas por delante. El presidente del nuevo descenso fue José Miguel Arrarte, quien montó otro carrusel en el banquillo con Zubieta, Lesmes y Vaquero. Fue el final en el club de los Morollón, Ramírez, Sanchís o Rodilla.
Nadie podía imaginar en ese verano del 64 que el Real Valladolid comenzaba su mayor travesía en el desierto, con 16 temporadas fuera de la elite que incluyen un descenso a Tercera en 1970, el episodio más fúnebre en la historia del Club. El ascenso marca la segunda edad de oro del Club, con 23 temporadas seguidas en Primera, salvo el paréntesis del 92.
Fueron años de clase media, con sustos como el del 85, con un pésimo final de Liga que se salvó en el Pizjuán con un 0-2 que evitó las miradas al Málaga-Betis, del que saldría el tercer descendido del curso. El segundo susto no fue tal, acabó en muerte con el descenso del 92, sin necesidad de llegar a la última jornada, un 2-2 con el Cádiz en Zorrilla firmó la sentencia del Pucela de los colombianos; la idea de un club a la deriva lo reflejan sus tres presidentes, Gonzalo Gonzalo, Andrés Martín y Marcos Fernández, y sus dos entrenadores, Pacho Maturana y Javier Yepes.
El Real Valladolid vive desde entonces con el miedo en el cuerpo. En el 94 se salvó en la promoción con el 4-0 al Toledo, en el 95 se libró en los despachos con la Liga de 22, llegaron los años de luz del segundo Cantatore y después, con el nuevo siglo, la eterna montaña rusa. En 2001 la moneda cayó de cara, se perdió en el Bernabéu y se respiró con la derrota del Oviedo; en 2004 fue cruz, se llegó al cierre liguero en descenso y el 3-0 al Villarreal no valió para nada porque el Espanyol no falló en Montjuic. Fue el primer batacazo del presidente Carlos Suárez, con Vázquez y Santos en el banquillo.
El resto de la historia es bien conocida. En 2008 evitó riesgos con un empate en Huelva; en 2009 sufrió como nunca, sin victorias en las últimas once jornadas, y amnistiado en el Villamarín con un 1-1 que condenaba al Betis; en 2010 no hubo compasión, se llegó al último partido con cuatro equipos con 36 puntos, pero el Real Valladolid se medía a un Barça que necesitaba los puntos para ser campeón, ni se sufrió, 4-0 y segundo descenso de Suárez, que tiró en el banquillo de Mendilibar, Onésimo y Clemente. En 2014 no hizo falta esperar al último día para el tercer descenso presidencial de Carlos Suárez, esta vez con Juan Ignacio Martínez al mando; y en 2021, el octavo descenso de Primera a Segunda, con Ronaldo Nazario en el palco y Sergio González en el banco, que tiraron la temporada al no ser capaces de ganar ninguno de los doce últimos partidos; , contra el Atlético, había que esperar un milagro en un estadio vacío por la pandemia, y lo único que se celebró en Zorrilla fue el título rojiblanco. ¿Habrá nuevo párrafo en 2023?
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