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J. C. Cristóbal
Domingo, 23 de febrero 2025, 16:33
Ni con Pezzolano, ni con Cocca, ni con Rubio. Que acabe esta temporada cuanto antes, por favor. Duele ver las caras de los aficionados en ... las gradas de San Mamés, avergonzados del equipo al que sus sentimientos empujan a animar allí donde esté su Pucela; al menos ellos no perdieron su fin de semana en Bilbao, seguro que se pasearon por la ría de Nervión hasta el Guggenheim o se fueron de chiquiteo por el Casco Viejo, habría que preguntar a qué fue el Real Valladolid, porque a jugar al fútbol no.Había interés en saber qué podría aportar Álvaro Rubio desde el banquillo, sobre todo ahora que no tenía la condición de interino, pero su planteamiento táctico no pudo ser más decepcionante después de conocer las derrotas en la víspera de Alavés, Valencia y Las Palmas, los tres en su propia casa.
Tocaba salir a ganar y prolongar una semana más la agonía, no estirar el 0-0 inicial a la espera de que a las ranas les crezca el pelo; su primer apunte fue dejar en el banco a tres de los refuerzos de invierno, Nikitscher, Grillitsch y Aznou, como si no le sirvieran, y atrincherarse en una defensa de tres centrales, casi de cuatro con Juric de tapón por delante, con dos laterales que no pasaron de medio campo y con unos delanteros que fueron más volantes que arietes. Un dibujo que, como todos, será bueno o malo según lo interpreten los futbolistas, y los blanquivioleta lo hicieron con la deriva que caracteriza al club desde hace unos cuantos años. La primera parte del Real Valladolid fue lamentable, impropia de un equipo de Primera, si todavía hay que considerarle como tal.
Athletic Club
Unai Simón; De Marcos (lekue, min. 75), Vivian, Paredes, Yuri; Jauregizar (Ruiz de Galarreta, min. 63), Vesga; Iñaki Williams, Sancet (Berenguer, min. 68), Nico Williams (Canales, min. 68); y Maroan (Guruzeta, min. 63).
7
-
1
Real Valladolid
Hein; Luis Pérez, Javi Sánchez, Aidoo (Comert, min. 64), Torres, Candela (Machis, min. 46); Juric, Mario Martín (Grillitsch, min. 61), Chuki (Moro, min. 46); Marcos André (Nikitscher, min. 68) y Sylla.
Goles: 1-0 (min. 9): Jauregizar. 2-0 (min. 35): Nico Williams. 3-0 (min. 43): Maroan. 4-0 (min. 45+): Sancet. 4-1 (min. 47): Sylla. 5-1 (min. 66):Nico Williams. 6-1 (min. 69): Guruzeta. 7-1 (min. 87): Iñaki Williams.
Árbitro: Soto Grado, riojano. Roja a Juric por doble amarilla (min. 46 y 56). Amarillas a Ruiza de Galarreta (min. 84); y Mario Martín (min. 45).
Incidencias: Estadio San Mamés, 47.715 espectadores. Jornada 25ª.
El 4-0 del descanso pudo estar en el marcador a los veinte minutos de la mañana, y es que el Real Valladolid saltó al campo con la misma falta de tensión que hace una semana contra el Sevilla. Jauregizar, que tenía un gol en su corta carrera profesional, pudo llevarse el balón a casa con un hat trick en la tarjeta; en el minuto 9 se paseó por el balcón del área, sin que nadie le saliera al encuentro, y buscó con su zurda la base del poste. Y lo encontró.
Tocaba reaccionar, buscar algo diferente, y ni Álvaro Rubio ni sus jugadores lo hicieron, estaban tan aturdidos como un conejo ante los faros de un coche, resignados a la espera del topetazo. Jauregizar rozó el segundo y el tercero,con un toque delicado a la escuadra y con un cabezazo a bocajarro; las dos veces se encontró con Hein, que retrasó con sus paradas la goleada bilbaína.
Los jugadores del Real Valladolid parecían conos sobre el césped, una densidad en el área y sus alrededores que no evitaba que los rivales del Athletic se pasaran la pelota a su antojo, el que tenía el balón en sus pies siempre tenía una o dos opciones para avanzar, para rasgar las costuras blanquivioletas; los de Valverde lo vieron tan fácil que se destensaron y le dieron un respiro al Real Valladolid.
Marcos André, que se descolgaba unos metros para oler balón, montó una contra y midió el desmarque de Sylla. El remate del senegalés no fue nada del otro mundo, pero Unai Simón se comió el tiro y firmó el 1-1 más breve de la historia, algo que parecía un mal chiste para el fútbol; la repetición de la jugada demostró que Sylla ganó su carrera en fuero de juego y, para colmo, despertó el instinto del Athletic, que se dio cuenta de que con solo un gol a favor no se puede vivir tranquilo; había doce minutos por delante hasta la vuelta a vestuarios y los leones los aprovecharon para descarnar de mala manera a los pucelanos.
El Athletic sacó desde su zona el libre indirecto del fuego de juego y, en tres o cuatro toques, Nico Williams se subió a la pasarela violeta que les desplegaron los defensas del Real Valladolid, a los que les faltó sacar fotos del 2-0. Un gran gol del hermano pequeño, que encontró a un rival perfecto para sacudirse las dudas que arrastra esta temporada. El Pucela era un guiñapo y Álvaro Rubio estaba como un espectador en la banda, nada se corrigió, nadie se enrabietó, y los últimos minutos fueron un disparate, con los jugadores sirviendo platos para el festín del Athletic, Maroan se estrenó como goleador del Athletic al pasar por encima de Torres y Sancet enganchó una volea que reventó a Hein, sin que ningún blanquivioleta le complicara el remate. 4-0 y una segunda parte que había que jugar.
Fue entonces cuando Rubio movió sus fichas, cuando ya era muy tarde, con las entradas de Moro y Machis el Real Valladolid recuperó un dibujo mucho más lógico; si no defiendes nada, quita gente de atrás y deja más opciones por delante, y la mejora se reflejó en la primera jugada, Moro metió la directa, vio el movimiento de Sylla y entonces sí, el remate del delantero, algo mordido, superó la mala salida de Unai Simón. Nadie apostó un euro por la remontada del Pucela, sí unos céntimos por hacer una segunda parte digna, pero ni por esas, la ilusión solo duró once minutos, los que tardó Juric en conceder dos tarjetas amarillas que dejaron a sus compañeros en inferioridad.
Con el equipo roto, con los jugadores del Athletic circulando por autopistas, el balón volvió a los balcones del área blanquivioleta; como nadie llegaba a los rechaces, Vesga tuvo tiempo y espacio de sobra para lanzar desde lejos y regalar a Hein una parada de postal. Fue el clarín que anunció la nueva debacle pucelana. No tardó Nico Williams en encarar a Luis Pérez, sin más recurso defensivo que recular hasta su área, y allí Nico se gustó en busca de la escuadra del fondo. Fue el 5-1. Con los brazos abajo, el Athletic seguía con hambre, sobre todo los jugadores que saltaron desde el banquillo, como Guruzeta, que ahora tiene su titularidad en peligro; se plantó en su sitio y esperó el pase atrás de Iñaki Williams para marcar el sexto. Parecía uno de aquellos partidos cómicos de los Globetrotters contra su sparring de turno, que parecía un invitado de lujo, de los que no dan guerra ni se llevan la cubertería, en el homenaje de la parroquia a De Marcos.
El Real Valladolid solo existía en los gambeteos de Raúl Moro, que debe seguir lamentándose de que su lesión le mantenga un tiempo en la morgue, y concedió unos minutos de gloria al mayor de los Williams, al que le faltó meterse dentro de la portería en el 7-1 y que se quedó a punto de igualar la marca de su hermano con una volea que astilló el larguero de Hein. Ni la del Las Palmas ni la del Valencia son finales para este Real Valladolid, un zombi futbolístico.
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