El Real Valladolid se llevó del Martínez Valero un punto que en lo inmediato supo bien por inmerecido pero que con luces largas constata una preocupante falta de peligro en ataque. Así no da para volver a engancharse en el grupo de los que aspiran ... a la promoción. Así lo del ascenso directo suena a gesta imposible si todo lo que es capaz de ofrecer el equipo de Pezzolano es una pizca de orden, un bastante seguridad de Masip bajo palos y un nada en el área rival. Tres tiros en 90 minutos y solo dos de ellos entre los tres palos y ninguno de ellos capaz de provocar un 'uy'.
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Elche
Dituro; Carreira, Mario Gaspar, Bigas Clerc; Rodrigo Mendoza (Nico Castro, minuto 68), John, Aleix Febas (Josán, minuto 89), Tete Morente (Garcés, minuto 89); Mourad (Manu Nieto, minuto 68) y Nico Fernández
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Real Valladolid
Masip; Luis Pérez, Boyomo, David Torres, Escudero; Iván Sánchez (Kenedy, minuto 82), Monchu (Moro, minuto 82), Juric, Anuar (Lucas Rosa, minuto 72); Víctor Meseguer (De la Hoz, minuto 72)y Sylla.
Árbitro: Lax Franco, murciano. Amonestó a Rodri Mendoza y John Donald por el Elche, y a Escudero y De la Hoz por el Valladolid .
Incidencias: Jornada 23ª disputada en el estadio Martínez Valero.
De nada sirvió darle una vuelta al once y apostar por Meseguer en lugar de Kenedy. Muy poco de Monchu, decisivo en las alegrías anteriores del Real Valladolid, que empiezan a resultar pretéritas e indefinidas tras tres derrotas abrochadas ayer en el Martínez Valero con un empate. Cuarto partido consecutivo sin ver puerta.
Era un partido entre dos equipo espejo antes del pitido inicial, noveno y séptimo en la tabla, con 22 goles a favor y 22 en contra el levantino y con 25 a favor y 24 en contra el castellano, dos equipos que habían dejado en tablas el partido de ida. Un duelo del Mar de Plata en cuanto a los banquillos, con el rosarino Beccacece con los franjiverdes y el montevideano Pezzolano con los blanquivioletas. Dos equipos, en fin, a los que les cuesta un triunfo convertir las ocasiones en goles.
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Todo lo que permitían augurar las estadísticas lo confirmaban las dos escuadras al término de la primera parte, aunque a la hora de buscar jugadas para un resumen, los 45 primeros minutos dejaron un balón al larguero de Rodri en el minuto 36 y un remate de cabeza del murciano Donald en el 42 que se marchó junto al palo derecho de Masip. Eso en cuanto a lo que fue.
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En cuanto a lo que pudo ser, el Pucela se quedó sin un penalti a favor en el minuto 33 por una mano clara en el área ilicitana, pero precedida por un fuera de juego. Antes, en el 24, el guardameta local Dituro dio evidencias de no conocer la lección de Paco Buyo en el Madrid de los 90, según la cual, los balones que van fuera no te los metas tú. Otra de las jugadas que no fue, un gol con la mano en el 26 de Rodri, sí que dejó retratada la indecisión de Boyomo como central.
Desaparecido Monchu en los primeros 45 minutos, sin llegar en terrenos donde ha sido decisivo en muchos de los puntos obtenidos por su equipo. Anuar, queriendo responder a su segunda titularidad con resultados, pero sin éxito. Sylla un poco en modo soledad y un Escudero del que se espera más cuando asume labores en el centro del campo y más liberado Meseguer.
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El pitido final de la primera parte en el 45, sin añadidos, parecía favorecer a un Real Valladolid que se veía intimidado por los ataques del rival, y perjudicar al Elche, que podía ver truncado el ritmo de ese empuje que desquilibraba la balanza a su favor. Vana ilusión, si la primera mitad había sido de superioridad local por los pelos, de apenas 1% más de posesión y dominio franjiverde, la brecha se iba a agudizar en la segunda parte.
Desaparecido en ataque, el Real Valladolid parecía no haber aprendido nada de que lo poco que había cosechado en los primeros 45 minutos, había sido el resultado de incomodar la salida de balón de los de la ciudad alicantina. Nada de robos de balón, nada de recuperación tras pérdida, nada de profundidad, nada de agresividad en los uno contra uno, nada de nada.
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Suerte de tener enfrente a un Elche que tampoco se ha abonado al fútbol total y que, aunque lo intentó más, tampoco puso en más apuros de la cuenta a un Masip dueño de su área, atento, seguro y aseado. No parecía sino que después de la hazaña de robarle la cartera al Tenerife en la jornada anterior logrando los tres puntos en campo chicharrero, la hucha le daba para ver como bueno el punto en casa contra el Pucela.
Los cambios no modificaron nada el paisaje desolador. Ni Lucas Rosa ni César de la Hoz en el minuto 72 aportaron peligro ni control, ni mucho menos la entrada de Raúl Moro y Kenedy por Monchu e Iván Sánchez en el 82. Era un duelo de dos equipos espejo que antes del pitido inicial eran noveno y séptimo de la tabla respectivamente y que ahí siguen tras el pitido final, con los mismos goles, con la misma falta de ellos y con mucho por demostrar si pretenden engancharse a los puestos de quienes aspiran al cambio de categoría.
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Habrá que esperar a la visita del Racing de Santander, habrá que confiar en un cambio de rumbo el próximo lunes en un exderbi regional. Claro que después de lo visto en El Plantío, mejor no pensar en rivalidades de vecindad.
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