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1
En partidos como el de ayer, me gustaría acceder a la vida interior de Pezzolano. ¿Realmente es una solución buscar el empate a cero después de tres derrotas consecutivas y con el equipo fuera de la ecuación del ascenso? Así pisó el verde del Martínez ... Valero el Real Valladolid, con un arsenal de goma, sin más inquietud que aguantar la nada. Es un fútbol desesperante, sin alma, sin futbolistas que quiebren la quietud, con el balón mareado de dar vueltas sin destino. Sin balón, incluso. He visto equipos defensivos que se agazapan, cierran espacios para robar y empuñan la daga para percutir a la contra. El cuadro castellano no sabe a lo que juega. Defiende mal (primera ocasión clara del Elche a los tres minutos) y presenta alineaciones que atentan contra las buenas prácticas de un entrenador que busca algo más que empatar y salir del trance.
2
El Real Valladolid es como la pistola de un disfraz de niño. Aunque la desenfunde, sabes que no tiene balas. Moro sale de una lesión y chupó banquillo. Anuar, a contrapié y pegado a la cal, es un drama. En la otra orilla, Iván Sánchez no aporta vuelo, solo busca el interior. La posición de Meseguer es otro nivel. Pezzolano tiene pocas fichas, pero las podría ordenar mejor. Y si no tiene del primer equipo, que apueste por la cantera. Hacerlo peor es imposible. El equilibrio es una quimera, el más allá. En este escenario, se pierde hasta Juric. Monchu tiene la creatividad obturada y el único recurso es que algún lateral sople la flauta y suene la nota de sol. Una utopía con el estado de forma de Luis Pérez y Escudero.
3
Si la solución para dibujar la vanguardia pasa por desubicar a un centrocampista, lo mínimo que debe hacer un entrenador es recomponer su dibujo y adaptar el sistema para que todo tenga una coherencia básica. Pezzolano parece que juega al Fifa en modo carrera. Fichas centrocampistas y si no tienes más, mantienes el esquema y lo cebas con futbolistas fuera de cacho. El filial no existe. De la Hoz y Rosa fueron los primeros cambios. Poco que añadir. Meseguer como segunda punta es la mueca que le faltaba por inventar al técnico uruguayo. El resultado cincela un equipo plano, sin ambición ni recorrido, con el primer disparo a puerta, de Escudero, a los 51 minutos y desde treinta metros. No hay más preguntas, señoría.
4
El encefalograma plano que presenta el Real Valladolid trasciende de los truños que se inventa el equipo castellano semana tras semana. Lo peor de todo es que, ni ganando, las sensaciones han sido mejores. Si analizamos la cresta de la ola, nos encontramos con triunfos sobre la bocina con más suerte que brillo. Bendito gong. Sin el éxito en el estruendo, estaríamos hablando ahora de salvar la categoría. El fútbol no da para más. El club debe plantearse lo que quiere. Si busca salir del paso, entiendo la parsimonia en el mercado de invierno. Si quiere algo más, el guion es ilegible. Me dan igual las excusas del dinero, el fair play y similares. El Pucela no puede aguantar más con este panorama. Y el que no lo quiera ver, que se ponga gafas.
5
El Real Valladolid no debería dejar escapar el tren. El Sao Paulo es la mejor solución para todos. Pezzolano puede buscar un club con más posibilidades y el Real Valladolid, dinero y un entrenador con argumentos. La racha de fracasos no tiene ni medio pase. La salida de Pezzolano y la recomposición de la plantilla son ya movimientos imprescindibles.
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