El Promesas aportó nueve jugadores a Pezzolano

Tampoco hay que engañarse. Ninguno de ellos derribó la puerta para entrar en el campo grande, no repitieron los casos de otras épocas, en las que los jugadores de abajo daban el salto porque la calidad no les cabía en las botas: Cardeñosa, Landaburu, Borja, Gail, Jorge, Minguela, Sánchez Vallés, Eusebio, Juan Carlos, Fonseca, Onésimo, Amavisca, Benjamín, Baraja, Óscar… La relación se queda corta y habla por sí sola del prestigio de la cantera pucelana. En la plantilla actual hay tres futbolistas con dorsales entre el 1 y el 25 ganados por derecho: Anuar, Torres y Lucas Rosa; y los bolsillos del club se llenaron con las ventas de canteranos como Calero, Salisu o Fresneda. El gasto en cantera le sale rentable al Real Valladolid.

Inicié el párrafo anterior insinuando que los números son mentirosos. Algunos engordaron el primer mes del campeonato, cuando la dirección deportiva, tal y como acostumbra en las últimas temporadas, espera hasta el minuto 90 del cierre del mercado, por lo que las jornadas de agosto y septiembre cogen al equipo a medio hacer. No hay más que refrescar las alineaciones de los dos partidos que abrieron el telón, contra Sporting y Albacete, con tres chicos del filial en el once titular; hasta la jornada 11ª siempre saltó un jugador del Promesas al campo (la tendencia se rompió con el 2-0 al Andorra) y hubo que esperar a la 26ª (el 0-0 contra el Albacete a mediados de febrero) para que nadie del B ocupara sitio en el banquillo; en seis partidos llegaron a hacerlo seis y siete.

Todo en una temporada complicada para el Promesas, que coqueteó durante algunas semanas con la caída a la 3ª RFRF, la quinta división del fútbol español; la categoría es tramposa porque descienden cinco de dieciséis equipos y promociona uno más, y la paciencia que demostró Nazário con Sergio y Pezzolano no la tuvo con su amigo Julio Baptista, despedido a los diez partidos con el equipo y descenso. El brasileño, despechado, dejó entrever que las convocatorias del uruguayo no le habían dejado preparar con normalidad los partidos del fin de semana; su sustituto, Álvaro Rubio, ya sí pudo contar con casi todos los jugadores, y es que en esa fase del campeonato Pezzolano había engordado el grupo con el mercado de invierno.

Las cifras hablan de nueve futbolistas con algún partido a las órdenes de Pezzolano; entre todos acumulan 41 partidos con 16 titularidades. No está mal. Los que tuvieron más protagonismo fueron dos delanteros, Cédric en el arranque y Salazar a partir del medio curso; el madrileño de origen camerunés firma doce partidos, cuatro como titular, y dos goles, y el pacense nueve partidos, cinco titularidades y un gol. Esos tres goles han tenido una importancia capital, sin ellos el Real Valladolid tendría cuatro puntos menos, los tres fueron trascendentes: Cédric abrió la Liga con el primer gol en el 2-0 al Sporting, dio la victoria en el minuto 90 en el 1-0 al Cartagena y Salazar redondeó la remontada en el 86 con el 2-1 al Amorebieta. Suena cruel, pero Cédric y Salazar llevan un gol menos que Marcos André y Negredo. Las incorporaciones a última hora y las lesiones les han concedido muchas oportunidades; las de Cédric se acabaron porque un desencuentro con el club le dejó en el limbo, ni en el Zorrilla ni en los Anexos.

La reinvención de Quintana

También gozaron de minutos Tunde y Quintana. El extremo nigeriano jugó nueve partidos, dos como titular, antes de salir en invierno al AVS Futebol, de la Segunda portuguesa; y el malagueño disputó seis, dos en el once, un parche que rindió a buen nivel durante el tiempo que necesitó Boyomo para cogerle el aire a su nuevo equipo. Quintana, 22 años ya cumplidos, se recompuso para convertirse en el líder del Promesas en los 17 partidos que le dejaron jugar.

El resto de apariciones fue testimonial. Ninguna como la de Víctor Rofino, central que debutó contra el Sporting en la jornada 1ª, y que se marchó poco después al Murcia, donde se ha quedado fuera de los puestos de promoción a Segunda. También lo fue la del extremo Pozo, titular la infausta noche del 0-1 contra el Racing de Ferrol, duró en el campo una hora en la que ha sido la única convocatoria con el primer equipo, y eso que uno de los capitanes del filial, también de 22 años, ha llegado en gran estado de forma al final liguero, con cinco de sus diez goles en el mes de abril. La última titularidad puntual fue la del juvenil Arnu la tarde del 0-0 con el Espanyol, dejando en el banco a Negredo, la fuerza de los 17 años de uno frente a la experiencia de los 38 del otro.

Dos laterales, vallisoletanos ambos, se asomaron de puntillas: Garriel, durante ocho minutos en el 0-0 contra el Elche, y Koke, internacional esta temporada, durante solo uno en el reciente 0-1 en Miranda de Ebro. También llegaron a vestirse en el vestuario del equipo de Pezzolano, sin llegar a saltar al campo, Aceves y Maroto, que salieron en verano cedidos al Eldense y el Atlético de Madrid B, Frimpong (diez llamadas y cero minutos), el pucelano Chuki (un caso parecido, con ocho y cero), Jesús Martínez o Rafús (siete llamadas), cuando Pezzolano tuvo la ocurrencia de convocar a tres porteros durante varios partidos.