Real Valladolid | El entrenador

Pezzolano: «No quería que mis hijos viniesen y explicarles lo que me gritaban»

Los cánticos no fueron generalizados porque en El Molinón el Sporting cumplía y ganaba al Eibar, lo que dejaba a los blanquivioleta exactamente igual que al inicio de la jornada. Por suerte enseguida Meseguer devolvía la igualada y el penalti final y gol de Sylla desataban la locura en unos de los encuentros más locos que se recuerdan en la historia del Pucela, y, por qué no, en el balompié nacional.

Sin embargo, y con la alegría generalizada, con los pañuelos llenos de lágrimas en la grada, en el césped, en el túnel de vestuarios... parte de la afición volvía a pedir la dimisión de Pezzolano. Para ellos, y tras llorar y llorar con el pitido final, tuvo respuesta el técnico. Primero en la entrevista post partido en la televisión; y, posteriormente, en rueda de prensa.

Apenas pudo contener las lágrimas en el césped tras lograr «el objetivo». El técnico, con la fibra muy tocada, apeló a sus orígenes para resumir cómo ha superado «un año durísimo». «El año fue duro pero sirvió para demostrar lo que es un uruguayo, sí. Tenemos cosas que para no todo el mundo vale. Orgulloso de mi tierra, de mi sangre... Esa rebeldía que tenemos nosotros es diferente en el mundo», destacó justo antes de ser manteado por todos los jugadores.

El preparador sudamericano también quiso agradecer el apoyo «de gran parte de la ciudad», en clara alusión a las críticas que ha recibido durante la temporada. «Agradecido a todos los compañeros de trabajo y a toda la institución por cómo trabaja», valoró también en relación a un club que le aguantó en el cargo en el mes de marzo cuando todo indicaba que sería destituido tras la derrota con el Racing de Ferrol. «Agradecido a la gente que sabe de fútbol, a Ronaldo, a Bruno, a Paulo André, a Elías... Porque ellos confíaron en mí, y me sentía en deuda con ellos después de lo de la temporada pasada», agregó.

El Pezzolano más personal, al que le pidieron que se moderase hasta el final de la temporada para calmar los ánimos en pro del ascenso, desveló lo que ha sufrido él y su familia. «Fue un año que no fue bueno. Tengo tres hijos, de ocho, seis y cuatro años que me preguntaban papá quiero ir al estadio... y yo no quería que escucharan eso. Que vengan acá y explicarles lo que están cantando. Acá hay seres humanos trabajando, entrenadores, jugadores... Nunca vi que cuando se va a un teatro hacer lo que se hizo aquí. Había mucha manipulación por detrás. Esto no fue normal... De ustedes –por la prensa– y de la gente», analizó.

Pezzolano incidió en la satisfacción personal. «Orgulloso por dejar a esta ciudad donde tiene que estar que es Primera División», prosiguió con un mensaje que podría interpretarse como despedida. «La alegría más grande para una ciudad que es preciosa... Su gente cuando la conoces y cuando te conocen es precioso. Me pone muy feliz por mi familia, por mis padres que siempre estaban empujando [...] –silencio para contener el llanto–». Y mensaje final. «Este ascenso es la demostración más grande de que la vida en los momentos difíciles redoblen esfuerzos».