Pezzolano debuta en el Real Valladolid con un empate amargo

En cualquier caso, el resultado ya no hay quien lo nueva. La era Pezzolano comienza con un punto que al menos sirve para romper esa mala dinámica con la que venía el equipo tras la goleada en el Bernabéu. Habrá que pensar en positivo y ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío.

Con pocos días al frente del equipo, no hubo una revolución en el once del debutante Pezzolano para este encuentro. Pero sí hubo muchos detalles en el efecto Pezzolano y no solo a la hora de elegir el banquillo. Devolvió la titularidad a Masip en la portería y el guardameta volvió a responder con acierto en la primera parte, en los minutos en los que peor lo estaba pasando el conjunto vallisoletano.

El técnico uruguayo, poco amigo de mostrar sus cartas en las previas (ya lo ha dejado claro) apostó por un 4-3-3 con algún que otro matiz. Más toque de balón, laterales profundos, centrales que se incorporan al ataque (para eso está Hongla de guardaespaldas), con Plata jugando más por dentro, dejando la banda derecha para las incorporaciones de Fresneda, líneas más juntas, dejando pocos espacios y algo que apuntó el técnico. Pelear cada balón como si fuera el último, aunque en lo que va a tener que insistir el técnico es las imprecisiones. Sigue perdiendo muchos balones y eso facilitaba las transiciones del conjunto de Aguirre.

Tras un aviso de Lucas Rosa, con un lanzamiento que salió cerca de la escuadra del portero Rajkovic. fue el Mallorca el que pareció sentirse más cómodo con Amath como protagonista ofensivo. Tuvo dos claras ocasiones en las que el guardameta del Pucela estuvo enorme.

Las paradas de Masip contagiaron de ánimos a sus compañeros. Tanto que en una buena acción ofensiva Kike Pérez iba a adelantar a su equipo. El primer gol de la era Pezzolano. Y qué gol. Lanzó un latigazo que dejó sin capacidad de respuesta al portero del Mallorca. Rajkovic solo puedo ver pasar el balón. El Mallorca intentó reaccionar a ese gol, pero el Valladolid aguiantó el tipo hasta el final de la primera parte con trabajo y hasta con sangre, como la que brotó de la cabeza de Larin. Al delantero canadiense le cayeron varios jugadores encima y tuvo que ser atendido. Puede que la primera parte del delantero no fuera muy vistosa pero realizó una labor de esas que a lo mejor no destacan pero resultan muy efectivas. Se las tuvo tiesas con Raíllo.

Todos los fantasmas aparecieron de golpe en la segunda mitad. Tras un remate de Plano, con una buena parada de Rajkovic incluida, llegó el mazazo con el tanto del empate de Muriqui demostrando su mejor virtud en el remate, a pesar de que Masip llegó a tocar el balón. Pero es que apenas cuatro minutos después, Morlanes ponía por delante en el partido al Mallorca. Alguno ya se puso en lo peor. Esta película ya está muy vista en Pucela. Esa fragilidad no era nueva.

El conjunto vallisoletano estaba en el campo como uno de esos boxeadores que no para de recibir golpes y se equivoca de rincón para que le atiendan porque no sabe dónde se encuentra. Mareado, atontado... y la afición ya veía la mosca detrás de la oreja. Pitos, cánticos en contra de Ronaldo... Pero Pezzolano supo reaccionar desde el banquillo. Realizó un triple cambio, dando entrada a Amallah, Escudero e Iván Sánchez. Y el Real Valladolid se rehizo.

Los cambios le dieron nuevos bríos al conjunto pucelano. Y también algo muy importante. Fe. Con fe, fuerza y algo más Amallah logró el tanto del empate. Larin pudo marcar el tercero en un remate que salió alto por poco. Se vino arriba al Pucela, pero tampoco el Mallorca le perdía la cara al partido. en ese ida y vuelta, había que aprovechar los viajes de ida. Y lo aprovechó el Pucela, con un remate de cabeza de Monchu tras un buen centro de Kenedy.

El partido llegaba a su fin... hasta que llegó la jugada de la mano de Larin. En principio y por la posición del brazo de Muñiz Ruiz dio la impresión de que había señalado fuera de juego (no lo había, lo rompía Larin). Los jugadores del Pucela reclamaron la falta que había pitado anteriormente y que desembocó en la mano del delantero canadiense que había bajado a ayudar a defender. Tras consultar el monitor, el colegiado pitó penalti por esa mano. Muriqi no lo desaprovechó y logró el empate definitivo. Después está lo de los cinco minutos de tiempo añadido. Apenas se jugó tras esa acción, pero ya no concedió más tiempo el colegiado.