Media hora de furia blanquivioleta

El penalti convertido por Larin en el minuto 41 cambió el signo del partido. El Pucela fue otro equipo en la segunda parte, donde agobió intensamente al conjunto madrileño. La entrada al campo de Sergio Escudero en el minuto 59 (junto a Iván Sánchez) mostró al Real Valladolid más corajudo y temperamental. En poco más de 30 minutos, el Pucela fue un vendaval que sometió al Atlético hasta extremos poco vistos en esta campaña para el equipo de Simeone. En ese lapso de media hora, el conjunto blanquivioleta amartilló nueve disparos de los 19 totales que intentó en el partido. El Atlético se quedó en sólo dos lanzamientos en el último tercio del choque (uno de ellos el gol de Memphis Depay en el minuto 92).

Fue un central como Jawad El Yamiq el que inició la media hora larga de furia blanquivioleta con un lanzamiento lejano que atrapó Grbic. Sin embargo, el gran detonante del despliegue pucelano lo comandó Sergio Escudero. En cuanto entró al campo, el lateral vallisoletano ejecutó una entrada en el área con gran maestría, en la que dividió a la línea defensiva y provocó un córner. Escudero botó ese saque de esquina en el que Joaquín estrelló el balón en el palo. Luego, Larin se encontró un balón en el área que no supo aprovechar tras una pérdida del Atlético. Monchu ejecutó un gran disparo de falta que buscó la escuadra de Grbic y al que llegó el portero croata para despejar de manera brillante a córner. Escudero cristalizó este dominio blanquivioleta con un golazo de cabeza tras el saque de esquina posterior (que botó Monchu) para poner el 2-3 en el minuto 73.

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Tal era la pujanza pucelana que sólo dos minutos más tarde un centro combado de Escudero lo estrelló Sergio León en la cruceta de Grbic. El empate estaba ahí… o en la clara mano no pitada a Saúl Ñíguez dentro del área, con la excusa de que el balón venía rechazado por un compañero (Nahuel Molina), a pesar de la posición antinatural del brazo para ocupar más espacio, según dictan de forma clara las Reglas del Juego 2022-2023 del International Football Association Board (IFAB). La jugada, por cierto, se originó en un córner que sacó el omnipresente Sergio Escudero.

El Real Valladolid no se vino abajo ni siquiera cuando Joaquín Fernández marcó el 2-4 en propia puerta y el propio central blanquivioleta intentó un disparo cuatro minutos más tarde. Iván Sánchez y Álvaro Aguado también probaron fortuna con sendos disparos antes de que Memphis Depay cerrase el marcador con el 2-5 final.

En el último tercio del partido, el Real Valladolid mostró un empuje tremendo. Más allá de los nueve tiros intentados por los dos del Atlético, el Pucela ganó cinco duelos aéreos por dos de los rojiblancos y botó un total de siete saques de esquina por ninguno de los madrileños (de hecho, el Atlético sólo sacó un córner en todo el encuentro). En este tramo del partido, el Real Valladolid tuvo un 57% de la posesión, prácticamente el mismo porcentaje que en el total del partido. Y, como el Pucela tenía el dominio del juego y las oportunidades, no necesitó hacer prácticamente faltas en última la media hora(sólo dos infracciones señaladas de las 13 totales). El penalti hurtado por mano de Saúl Ñíguez y la desgraciada jugada del autogol de Joaquín acabaron por romper el espíritu de la remontada pucelana, pero el Real Valladolid demostró carácter a raudales ante un rival de mucho lustre.