Paulo Pezzolano, en el choque en Ferrol el pasado domingo. ADG
Real Valladolid

Manual de resistencia by Pezzolano

«Al técnico uruguayo solo le falta coger un Peugeot y lanzarse al asfalto, barrio a barrio, pueblo a pueblo, buscando la reconquista de la afición»

Jueves, 21 de marzo 2024, 12:30

A Pezzolano solo le falta coger un Peugeot y lanzarse al asfalto, barrio a barrio, pueblo a pueblo, buscando la reconquista de una afición que ya no le traga ni cree en sus pretextos. Le falta un Óscar Puente o un Ábalos al lado, yo ... qué sé, para evangelizar o para que le den relevo al volante. O que alquile un ford fiesta blanco y se ponga un jersey amarillo. Devuélveme a mi equipo. El fútbol le delata, pero tiene más aguante que Jesucristo camino de la cruz, ahora que entramos en el previo de la Semana Santa. Es el autor en la sombra del manual de resistencia de Pedro Sánchez. Porque al texto le faltan vocablos y fórmulas sintácticas del otro lado del charco. Si las tuviera, le añadimos el by Pezzolano y lo tenemos. ¿Sí? Permítame que me tome un poco a guasa la vida en blanco y violeta. No nos queda otra que quitarle plomo al asunto. Así, también nos mimetizamos con el míster, que abandonó eufórico el entrenamiento del martes y refrendó su posición dominante en el club con un «¡vamos arriba, vamos!», acompañado por un palmetazo a la puerta que da acceso a los vestuarios. Le faltó una peineta para los medios que le hacían paseíllo y desbrozan sus despropósitos cada semana. Con un par. Ya ganaremos fuera o vaya usted a saber. Eso es lo de menos. Lo importante es el trabajo interno. Y, por lo que se ve, lo tiene que estar bordando, porque ahí sigue.

Publicidad

Noticia relacionada

Claro que sí, con actitud. Es lógico que lo celebre. Cuando tu gestión es un desastre y no llegas al mínimo de objetivos que requiere un club como el Real Valladolid en Segunda. Después de descender con unas prestaciones ofensivas ridículas y un partido final vergonzoso. Cuando tu fútbol aburre a las ovejas y el juego, las alineaciones y los planteamientos son ilegibles. Cuando tienes el vestuario hecho un galimatías y los resultados lejos de Zorrilla te llevarían de cabeza a deambular por el desfiladero del abismo. Cuando sucede todo esto, restan once jornadas para el desenlace y estás fuera del playoff, es más que coherente que el protagonista del fiasco festeje y se mofe del respetable después de que el nuevo gurú de la estructura blanquivioleta, Bruno Mazziotti, le ratificara, al menos, hasta el encuentro ante el Éibar.

Creo que no he visto nunca una situación de unanimidad tan amplia como la que destila el ecosistema blanquivioleta contra el entrenador y su séquito de ayudantes. Y no es que sea una fobia caprichosa, qué va. Pezzolano se lo ha ganado a pulso. Los resultados y el juego hablan por sí solos. Su discurso, ya ni te cuento. Tras el ridículo de Ferrol, similar al de Andorra, el técnico volvió a reconocer que se equivocó en el planteamiento. Pues nada, sigamos abriendo la zanja, que a lo mejor encontramos un patrón antes del día del juicio final. Al club parece que le va la marcha. O Pezzolano tiene unas agarraderas de hormigón armado o es incomprensible que siga al frente. O eso, o tal vez hay alguien ahí que tiene una bolita de cristal que le está diciendo que lo mejor es que el técnico siga arrastrando el escudo porque al final vamos a ascender. No sé qué pasará el domingo, pero imagino que el clima no será el de Fuenteovejuna. El Papa ya no tiene Iglesia.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad