Real Valladolid

Una prórroga para Pezzolano

Aún así, se entiende que el problema compete al equipo –a técnico y jugadores– y que el resto del organigrama está «en orden». De ahí que tras los primeros análisis de la dirección deportiva con la presidencia y los representantes de esta en las oficinas, se tenga claro que el cortocircuito sólo atañe al banquillo y al vestuario. «Estamos muy preocupados por el fracaso absoluto de Ferrol», se señala desde el Real Valladolid, que tiene sobre la mesa todas las opciones, y que por supuesto se ha planteado la destitución del entrenador en los últimos días.

Las conversaciones con Ronaldo así lo han ratificado. Al presidente se le describió con pelos y señales toda la situación vivida en tierras gallegas, pero sobre la que se prefirió no tomar decisiones en caliente. «Evitar las sensaciones para analizar todo en frío», agregan desde las oficinas del club, en las que ya se manejan los currículums de alternativas, aunque a día de hoy no haya opciones «reales», ni la selección le entre por el ojo a Domingo Catoira y su equipo.

En la decisión –en la que ha llegado a haber vaivenes desde el pasado domingo y no era ni mucho menos unánime–, ha pesado que el vestuario está con Pezzolano, como certificó Álvaro Negredo tras el choque en A Malata, y que se entiende que el equipo «está bien» y que ha llevado una preparación adecuada para competir. Lo que no se entiende es lo mostrado en Ferrol, después de una semana «de buenos entrenamientos» –algo muy parecido a lo que ocurrió en Andorra–.

Ahí radica el principal problema. Si no se ganan partidos fuera de casa, no se asciende, y el hecho de que el equipo esté fuera de los puestos de 'play off' ha llevado al entrenador a una situación crítica, con ultimátum incluido, y al que no se esperaba ya para el partido con el Eibar.

En esa lista de pros y contras del uruguayo, también ha pesado que los dos próximos choques son en Zorrilla, donde la imagen del Real Valladolid es diferente, y la respuesta del equipo y banquillo ante el Real Zaragoza gustó en la planta noble.

En el contra, que si la apuesta continuista sale mal, las opciones de lograr el objetivo cada vez serán menos, con el reloj y las jornadas jugando en contra de los blanquivioleta, en un momento donde se es consciente de que los rivales han apretado el acelerador y no hay margen para los errores.

En la otra parte de la balanza y a favor del técnico, que el preparador uruguayo está «con ánimo» para lograr el objetivo, y sus ganas de triunfar en Valladolid, pese a lo complicado de la situación. «No es de los que tiran la toalla», reconoció David Espinar, representante institucional del club en la rueda de prensa del pasado lunes. De hecho, en la dirección deportiva, a la hora de ejecutar un posible cese, también ha pesado que Pezzolano declinase ofertas en el mercado de invierno para marcharse a entrenar a clubes de la Serie A brasileña, y apostase por mantener su proyecto en Zorrilla.

La postura de club, y una posible decisión hacia un lado u otro, no altera el trabajo de la semana del primer equipo. «Una semana normal», valoran, eso sí, dejando claro que no existe normalidad en la situación deportiva. «No puede ser normal, porque estamos muy preocupados por la situación en la Liga y la sensación de fracaso total en el último partido», se juzga.

En esa misma afirmación también pesa «la alineación» de todos los estamentos del club. Todos son conscientes de «ese fracaso». Incluso, sí el discurso de Pezzolano tras la derrota en Galicia no hubiese catalogado el partido de «malo», «mal tácticamente» o «muy malo», posiblemente hoy ya no sería entrenador del Real Valladolid. Es más, sí hubiese mantenido una valoración como la de Andorra, su etapa blanquivioleta estaría acabada.

«Están detectados los errores y todos somos conscientes de ellos. Pero no se entienden por cómo trabajó el equipo durante la semana previa», insisten desde el club.

El once o alineación en A Malata no ha sido un tema de debate, pero sí el cambio de dibujo con respecto a los brotes verdes exhibidos ante el Real Zaragoza. Pezzolano no tiene la culpa del estado físico de Marcos André, pero sí de alinearle –corregido casi a la primeras de cambio–. De hecho, en la dirección deportiva se sigue confiando en que el ariete brasileño se convierta en un refuerzo fundamental en el final de Liga, y recupere el nivel con el que brilló como blanquivioleta.

Ahora, desde el Real Valladolid se espera que la semana de trabajo «al menos sea como la anterior», y el equipo vuelva a ofrecer la imagen del último partido en Zorrilla, conscientes, eso sí, de que con ganar en casa «no vale para subir a Primera, y por lo tanto para cumplir con el objetivo». De ahí las dudas, las alternativas y que «todas las opciones sigan abiertas en la mesa».