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El empate a cero siempre tuvo la consideración de «falta de acierto de cara al marcador» como forma de expresión entre los entendidos.
Este sábado, ... en el feudo madrileño del líder de la categoria, ninguno de los contendientes acertó con el marco, ni vinieron a destacar los porteros por el número de intervenciones de mérito que realizasen.
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Con estos antecedentes, tal parece que los equipos se hubieran conformado con lo que tenían; sin embargo, ambos quisieron, pero, ni pudieron, ni supieron, a pesar de su intento.
De nuevo, me gustaron los inicios, con ese ánimo y disposición a la pelea, junto a una presencia valiente en terreno contrario y unas líneas juntas, próximos y ordenados sus hombres jugando el balón con criterio y sin perder en momento alguno el frente al juego.
Fueron los últimos compases de esa primera mitad los que despertaron a un 'Lega' incisivo, con Miguel de la Fuente como arma real de ataque.
Con Juric y Moro en el banvco, siguiendo a rajatabla el protocolo analítico de los sesenta minutos, esos quince se me hicieron muy largos.
Algo que se vino a incrementar de forma exponencial al ver como Raúl se hacia de izquierda radical por orden jerárquica, mientras Iván abandonaba una derecha cobarde en eficacia.
Si la mejora en busca del triunfo pasa porque abandonen Monchu e Iván el cesped, pues tenemos un serio problema. Cuando los mejores no pueden jugar, algo se está haciendo mal. La doble figura de dos jugadores iguales desempeñando posiciones distintas lo terminó por trastocar del todo. De la Hoz se quedó, con tarjeta incluida, para formar con Juric un doble pivote defensivo acompañando a un Meseguer que lamentablemente ayer no llegaría a rematar de frente ningún centro de Moro desde la línea de fondo. Una pena.
La salida de Monchu, quien evidentemente no goza de patente de corso para jugar los 90 minutos, puso en evidencia dos cosas: la primera, que el cuerpo técnico ni cree en Meseguer como 8 de inicio, ni tiene sustituto natural en la plantilla.
El mercado de invierno se olvidó de ese volante necesario para el recambio, con lo cual su ausencia tendrá como consecuencia inmediata la aparición de dos volantes de corte defensivo en el medio campo.
El 6, el 8 y el 10 son jugadores tan necesarios como complementarios –por distintos en juego y prestaciones–, y su duplicidad anula el juego del que falta sin otorgarle mayor ventaja al grupo. O sea, mal negocio.
Siempre he pensado que al jugador que destacaba por su éxito en el trabajo había que premiarle con la continuidad en el once y en el sitio.
Si la presencia de Amath fue positiva en el lado izquierdo y la de Moro el pasado lunes fue sobresaliente en el lado diestro, no acabo de entender por qué Amath no pudo continuar en la izquierda y Moro volver a intentarlo por el lado del éxito. No son manías creanme, aunque puedan parecerlo.
Las gafas del 0-0 final, a lo mejor, son la consecuencia.
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