Ni fue un partido para encajar tres goles, aunque así ocurriese, ni éramos tan inferiores como para empezar desdeñando medio campo a la hora de jugar.

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Cincuenta y cinco metros como terreno a jugar en cincuenta minutos de partido, algo excesivamente pobre en un equipo ... que dejó muy buenas sensaciones hace una semana y al que ayer le faltó tanta ambición táctica como sobró derroche de esfuerzo.

Es obvio que cuando vas a jugar a casa de alguno de los grandes debes aumentar las precauciones, subir la intensidad en la atención y en la disputa de la pelota, y procurar estar en tu mejor nivel. Y si no ganas, como es lo más probable, pues te sientes realizado en el quien y en el cómo de lo que has intentado; pero no te minimizas de antemano.

El Pucela pecó en exceso de conservador a la hora de plantear el partido, y el Madrid se limitó a pasarse la pelota durante un tiempo completo en espera de que un acierto individual les arreglase aquello.

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Los técnicos mostramos nuestras maneras tácticas mucho antes de que dé comienzo el partido; lo hacemos justo en el momento en el cual exhibimos de forma oficial el once que saltará al campo.

Dos errores groseros en la marca, y uno a pelota parada, matan cualquier posibilidad de éxito atacante

El detalle es que, en este caso, y de forma muy clara, Amath y Moro fueron los extremos de la partida frente al Español y ayer fueron los de la despedida en Chamartín.

Frente a ellos, un Real Madrid cómodo y acomodado frente a un rival del que esparaba un error defensivo frente a un acierto propio para encarrilar el partido.

Un acierto individual que firmó el uruguayo Valverde con un fuerte golpeo en tiro libro al que graciosamente colaboramos con una barrera mal conformada, escasa de efectivos y movida antes de tiempo que terminó por desviar a gol un tiro que parecía de Puskas.

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Errores graves y groseros de marca que costaron otros dos goles cuando más nos acercábamos a puerta rival.

En este deporte, tan importante es irse del rival como evitar que él lo haga de tí; algo que no supimos hacer con Brahim Díaz para que se fabricase, sin que nadie le entrara o derribase, dos llegadas al área que terminaron en gol.

En todo ese interregno de tiempo vimos a un Iván Sánchez comprometido y trabajador como extremo en ayudas a Luis Pérez, hasta que por mor de los cambios pasó durante 8 minutos a comandar las tareas de volante y dió su verdadera imagen de hombre de balón y criterio. Interesante de verdad.

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Que Amallah, Juric y Kike son los tres volantes ideales a día de hoy no se duda; tanto como que Mario Martín, Meseguer y Sánchez son las dobles figuras en esa línea. Una línea medular muy buena a la que Anuar, Chuki y De la Hoz ofrecen un interesantísimo complemento cuando se precise.

Tras lo ofrecido frente al Espanyol y Madrid, la impresión del equipo es positiva e interesante, miedos aparte. El equipo es obvio que necesita un central y un lateral izquierdo que complementen lo que hay.

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Quiero romper una lanza en favor de Lucas Rosa por su extraordinaria adaptación al puesto y el alto nivel de prestaciones junto a Luis Pérez, Boyomo y la agradable sorpresa que supone Karl Hein.

Sin embargo, falta algo más.

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