Del dicho al hecho, con los volantes marcando el trecho

Y es tan obvio que lo sabe, como que tiene interiorizada la necesidad de mandar un mensaje de calma a la gente, para que nadie –jugadores en primer término– se deje llevar de una emoción que solo deberá aparecer en el momento final.

En esa pose de frialdad y desdén que los entrenadores adoptamos en muchas ocasiones, va incluida una dosis de ingenuidad evidente; esa que ejercemos al pensar que el seguidor que lee o escucha lo dicho, va a terminar por creérselo. Y es que bajando a la arena que pisa el aficionado, éste se nutre mucho más de lo visto en el campo y de la constatación del puesto que ocupamos en la tabla clasificatoria, que del razonamiento que podamos hacer el resto.

Este es el dicho del míster y como marcha el equipo en la realidad, el hecho; y los hechos nos sitúan por méritos en la posición privilegiada de hoy, del mismo modo que, no ha mucho, nos alejaban los deméritos contraídos. Algo que jugadores y cuadro técnico han revertido para alegría de todos, entrenador incluido, obviamente.

Por ello, lo que nos dice el momento actual es que, a cinco jornadas vista de que finalice el campeonato de liga, el equipo ocupa posición de ascenso directo; así pues, el objetivo está cumplido a expensas de saber mantenerlo y refrendarlo en estas jornadas que restan.

Centrada la cuestión de las afirmaciones y su doble significado, y relatado simplemente el hecho trascendental del puesto que ocupa el equipo, vayamos a lo sustancial, que no es sino explicar como hemos pasado del sexto al segundo lugar de la tabla en tan corto espacio de tiempo...

En esta evolución fundamental, la dupla jugadores vs cuerpo técnico han dado un paso al frente importante. La plantilla, obviando el mal ambiente generado, para entregarse al máximo, limitaciones y lesiones aparte, y el cuerpo técnico, asumiendo lo errado de algunos mensajes y entendiendo como necesaria una estabilidad de jugadores y líneas que sustentasen un patrón de juego comprensible y definido y llevándolo a la práctica.

Dado que la plantilla, como hemos venido sosteniendo, era francamente buena, una vez que se solventaron en enero las carencias existentes, lo único necesario era añadir ese punto de cordura técnica que permitiese reconducir la situación.

El paso táctico surgido con la presencia de Lucas Oliveira, sustituyendo a un Juric fundamental hasta entonces, y la eclosión de un Víctor Meseguer, mucho más maduro y atrevido, han permitido repartir junto a Monchu y Anuar, el peso de un centro del campo que ha terminado por ser decisivo. Así pues, el trecho existente entre lo dicho y lo hecho, son los volantes quienes lo han recorrido fundamentalmente.

Tanto como importante por parte del cuerpo técnico el reordenar posicionalmente a determinados jugadores, de tal forma que Raúl Moro, el verdadero diferencial en el ataque, duplique sus prestaciones cambiando de banda para jugar en su lado natural. Del mismo modo que la total integración de Álvaro Negredo y la vuelta, tímida aún, de Marcos André nos dan el centro delantero que el equipo necesita.

De la integración plena de la línea defensiva, solo alabanzas para quien ha decidido que jueguen siempre juntos los mismos, porque ahí reside la confianza y la complicidad necesarias para rendir al máximo. Solo resta no dejar escapar lo ya conseguido.