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La temida imagen de un equipo que amenazaba rotura, ayer terminó por hacer acto de presencía en un Zorrilla lleno, donde un Pucela vacio de ... contenidos, ideas y jugadores importantes en su inicio acabó inerme y entregado.
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Si algo tiene acreditado este equipo a lo largo de la temporada es que cualquier intento de cambiar alineaciones y tácticas en pos de una mayor fortaleza defensiva han fracasado. Y lo ha hecho, porque amén de no conseguir ese obetivo, imposible por otro lado, lo que obtuvieron fué desvitalizar y empobrecer las zonas decisivas de creación y ataque.
Si amén de ello retrasas 45 minutos y dos goles en contra, el ingreso de Machís y Amallah en el terreno de juego, pues resulta que abonas el argumento hasta hacerlo inapelable.
El doble lateral suele ser la foto fija del miedo, algo que en este equipo ha tomado carta de naturaleza. Recurso pobre y mezquino para un equipo que precisa salir a ganar en lugar de a no perder; básicamente porque de eso ya se encargan el tiempo y el contrario cuando como ayer se lo facilitas.
Vista la situación personalmente enconada de Luis Pérez con la afición, lo lógico es prescindir, por su bien personal y el general, de su concurso, al tiempo que potenciar el momento de Aznou, que para algo ha venido como lateral zurdo, mientras Candela ó Martín –¡sí, Mario!– pasa al 2.
No entiendo que Juric –de nuevo él– tenga que ver las primeras partes sentado para comparecer cuando ya la cosa no parece tener arreglo; algo que como argumento general cae por su propio peso.
Si se ha reforzado el medio campo, al tiempo que empobrecido laterales y centro defensivo, lo lógico será sacar a escena a los que hemos traido para que ayuden en los huecos de ambas parcelas.
Y si hemos indultado a Machís, pues que comparezca de salida y que lo haga junto a Moro, el día que éste vuelva, porque el único resultado a conservar es el de la esperanza en que la afición no termine por abandonarnos, harta ya de tanto miedo y desidia general.
Con esa formula declararemos que salimos a ganar aunque perdamos, y que nos sentimos mejores de lo que demostramos y probablemente de loque realmente somos.
En esa tesitura, el socio estará siempre con el equipo y su técnico, porque piensa que resignarse es de cobardes. Asume perder el partido, pero la imagen y el orgullo, jamás.
Ayer al terminar el partido, Anuar, como capitán, resumió ejemplarmente la situación. Manifestó «estar hundidos y no encontar soluciones para esta situación», mientras reconocía «no estar a la altura de los acontecimientos y entender –¡como no!– el enfado de la afición». Más alto, sí; más claro, no. Algo que cierra todo lo demás que se quiera añadir.
Hablar de otras cuestiones técnicas es baladí cuando uno de los goles te lo marcan tras un córner ofensivo que no sabes finalizar, y que deja en entredicho trabajos básicos.
Es muy importante que el club comience a trabajar de forma inteligente preparando el futuro inmediato; algo que pasa por buscar a alguien capacitado realmente para confeccionar una plantilla capacitada e ilusionante. Y por cierto, que acierte y no malvenda.
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