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Harold Lozano revela el secreto del silbido más famoso del fútbol españolReal Valladolid
Harold Lozano revela el secreto del silbido más famoso del fútbol españolMás de 22 años. Ese ha sido el tiempo que el ex jugador colombiano Harold Lozano, blanquivioleta del 1996 al 2002, ha guardado uno de los misterios más surrealistas e icónicos que se recuerdan en el fútbol español. En una entrevista en el popular programa ... de la televisión colombiana 'The Suso's show', el mítico volante de la selección cafetera repasó su carrera como futbolista y explicó una de sus habilidades más particulares. Y no es con el balón en los pies.
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«Desde juveniles ya practicaba», comenzaba explicando Lozano sobre su facilidad para imitar el sonido del silbato de un árbitro. Con demostración incluida para dejar constancia de la increíble similitud con el pitido, el exfutbolista rememoró una de las anécdotas más recordadas tanto a orillas del Pisuerga como en la retina de cuantos lo vieron y vivieron.
Corría la temporada 2001-2002 cuando el Real Valladolid visitaba el Santiago Bernabéu en la quinta jornada de liga para medirse, nada más y nada menos, que al Real Madrid de los galácticos. Las cosas no empezaron bien para un cuadro pucelano dirigido entonces por una leyenda del club, Pepe Moré, que había acudido al rescate la temporada anterior para salvar 'in extremis' al equipo del descenso.
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A centro de Figo, Zidane adelantaba de cabeza a los madridistas a los cuatro minutos y ponía las cosas cuesta arriba para el Pucela. Pero fue entonces cuando Harold Lozano obró su magia para propiciar el empate castellano. Apenas un minuto después, el propio Lozano sacaba rápido una falta sin aparente peligro en el centro del campo. La jugada continuó y, tras una apertura a banda derecha para la carrera de Torres Gómez, Karanka salió al corte, derribó al lateral blanquivioleta (entonces de rojo visitante) y se oyó un pitido.
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Los blancos se quedaron parados, pensando que el árbitro del partido, Téllez Sánchez, había señalado falta. Los vallisoletanos, sabedores de lo que ocurrido, continuaron la jugada. Tote recogió el rechace del lance anterior y puso el balón raso a la llegada de Fernando, que marcó probablemente el gol más fácil de su carrera ante un joven Casillas que miraba atónito la situación. Y el colegiado decretó gol.
La primera reacción, casi la que convirtió en verídico aquel tanto dudoso, fue la del propio Harold Lozano, que corrió como nunca desde el centro del campo para abrazar al ariete blanquivioleta. Rápidamente, el resto de jugadores reaccionaron y secundaron el festejo mientras que una jauría blanca se comía al colegiado asegurando que alguien había silbado.
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Más de dos décadas después, el centrocampista sudamericano rememora con una sonrisa pícara cómo vivió aquel instante desde el césped del coso madridista. «Como yo estaba de volante, el portero nuestro me venía a abrazar a mí, pero yo le dijo que no, que me iba a vender», contaba Lozano, que también desveló cómo bromeó con Moré al descanso. «Se acabó el primer tiempo y fuimos al vestuario y le dije al técnico: ya te dije que te iba a hacer falta el pito. Era el momento de hacerlo», comentó con sorna.
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Entre el enfado de los merengues, dirigidos entonces por un tal Vicente del Bosque, Roberto Carlos saltó la libre atribuyendo la autoría de aquella treta a los jugadores sudamericanos. Y en el once del Real Valladolid, no había mucho donde elegir en este aspecto. Aquel día, solo había tres jugadores sudamericanos con la elástica del Pucela, uno era el boliviano Peña, otro el argentino Richetti, y el tercero, el susodicho Harold Lozano, a quién el lateral carioca miró y preguntó directamente. «¿Fuistes tú?», cuestionó el brasileño. El colombiano asintió con una sinceridad ante la que se rindió el defensor brazuca. «Me dijo: está bien, está legal. Pero luego nunca dijo nada, se quedo callado. Al final del partido dijo que habíamos sido más listos que ellos y ahí quedo», recordaba.
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Con el tema coleando por días en los medios de comunicación e investigaciones periodísticas abiertas por doquier para determinar quién había pitado en aquella berlanguiana jugada, el cafetero, al que algunos apodaban 'betún', siempre negó cualquier silbido, afirmando incluso que no sabía hacerlo. Ahora, con la añoranza nostálgica de aquel que pasó uno de los mejores tramos de su carrera en Zorrilla, Lozano desvelaba lo sucedido aquel 19 de septiembre. «Si lo hago con esa cantidad de cámaras, de una lo pillan y lo expulsan a uno», bromeaba en la entrevista antes de finalizar asegurando que se trata de una «anécdota bonita». «Queda para la historia y en el Real Madrid seguro que nunca se olvidan de esto», finalizaba Lozano.
A pesar de que el ingenio equilibró la balanza, no todo fue el pitido de Lozano en aquel encuentro. Un joven Raúl ponía de nuevo en ventaja al Real Madrid cuarto de hora después de la jugada del silbido. Cuando todo parecía indicar que los blancos cerrarían los tres puntos para enganchar su segunda victoria como local de la temporada, un mexicano con el 11 a la espalda salió al rescate del Real Valladolid.
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En el minuto 85, Cuauhtémoc Blanco -que actualmente es gobernador del estado mexicano de Morelos- salía al terreno de juego para, tres minutos después, anotar el primero de los tres goles que firmó como blanquivioleta. Y vaya tanto. En el minuto 88, el colegiado sancionó una entrada de Figo sobre Alberto Marcos en el balcón del área. El habilidoso azteca cedido por el América, cogió el balón, lo plantó, y ejecutó un perfecto golpeó con rosca hacia fuera imposible para Casillas. De esta manera, con dos golpes dispares de talento, el Real Valladolid consiguió sacar un punto del Bernabéu en una temporada que finalizaría con una permanencia desahogada en la duodécima plaza de la Primera División.
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