Santiago Hidalgo
Sábado, 25 de mayo 2024, 00:06
Uno se pregunta si ir al fútbol en familia, sobre todo si esta es numerosa, es un poco como las comidas de Navidad. Al final cada cual expone su opinión (sobre todo si es de política) y ya está el lío montado mientras no disfrutas ... ni de los canapés ni de las gambas, por mucho que sean, unos de Belaria y otras de Huelva. No sucede así en la familia Sánchez y amigos. Ellos van trece al fútbol «desde hace casi 25 años» como indica Ignacio, Nacho, Sánchez, quien apunta que, si acaso, «algunos han defendido a Pezzolano, y otros no», o en su momento a Toni Villa, que «a unos les convencía» y los demás decían que «cuando salía, jugábamos con uno menos». Pero todo de forma comedida.
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Desde Macotera (Salamanca) la afición de ir al fútbol, al estadio viejo, comenzó con el abuelo Ángel, luego con su padre Melchor, que frisa ya casi 89 años, y su mujer Isabel, una de las primeras en acudir a un fútbol que era muy de hombres. «La mejor manera de aficionarse fue como ellos hicieron con nosotros. Nos llevaron de pequeños». El primer partido al que Nacho acudió en el Viejo Zorrilla, recuerda, fue un Valladolid-Baracaldo de la 74-75 que concluyó 3-0. «Era un niño, creo que fui en brazos de mi padre o mi abuelo y entré gratis».
Precisamente, del abuelo Ángel hay una anécdota muy buena. El Estadio Viejo, entonces sin vallas, separaba al público del campo solo una pequeña barrera de piedra. Por entonces se aposentaban en la fila 5 y nadie por delante. Ante la decisión de un juez de línea de señalar un fuera de juego al Pucela que el cabeza de familia de los Sánchez consideró riguroso, este optó por darle un 'almohadillazo' de padre y muy señor mío. La guardia civil, de gris, decidió llevárselo al furgón hasta que este se calmara y concluyera el partido.
Eran otros tiempos, casi los mismos en los que el coñac 'Soberano' campaba a sus anchas por la grada e incluso bajaba a los vestuarios para que alguno del plantel le diera una probadilla en el descanso.
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Para Nacho, lo siguiente fue sacarse el carné de socio. En 1975, con el número 290, así que el año venidero cumplirá las 50 temporadas de afiliación al Pucela. «Eso es lo importante, más que el equipo esté en Primera o en Segunda. Lo crucial es renovar el carné. Eso significa que el Pucela sigue vivo y no ha desaparecido como otros clubes». Tampoco ahora la venta del club le genera inquietud. «Son sociedades anónimas. Sólo me preocuparía si lo comprara un jeque y que fuera su juguete».
El mérito de los Sánchez, en este caso de Ignacio, es que también a sus hijas el carné les llegó cuando eran bebés. En el caso de la mayor, Beatriz, cuando tenía dos días, y en la pequeña, Patricia, cinco meses antes de nacer, con lo que el abono se sacó sin saber ni el sexo ni el nombre. Y las dos siguen yendo salvo que les coincida el trabajo. Lo mismo que Nacho, que confiesa no haberse perdido más de seis partidos en todo este periplo.
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En estos dos partidos que quedan, los Sánchez y compañía (en la foto: Ramón, Begoña, David, Maribel, Kuki, Álex, Bea, Vicky, Marta, Pablo, Pati y Nacho, y aún faltan Quique, Carlos y Lourdes para completar esta familia blanquivioleta) son optimistas. «Si nos lo preguntan hace unos meses no hubiera sido igual la respuesta, pero a falta de dos encuentros y con este calendario, creemos que subimos directos. Igual no hace falta ni ganar en la última jornada al Tenerife».
Lo mejor es que no solo se juntan en el estadio, o en algún viaje como a Miranda, también lo hacen en casa del jefe de familia, Melchor, para ver los encuentros de fuera por la televisión. Contra el Tenerife, seguro que alguno va con los canapés de Belaria (o las gambas de Huelva). Además del cava.
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Los Rodríguez Fraile, Javier, Nerea y las pequeñas Valentina y Ángela, son socios desde hace cinco años aprovechando el bono familiar. «A Valentina le encanta el fútbol y a Ángela, la pequeña, estamos intentando que se enganche», dice Javier. En la foto apuntan con el dedo que la Primera está ya muy cerca. «Queremos que sea este domingo para celebrarlo. Así será la manera de que veamos partidos contra los equipos y jugadores grandes que luego ven las niñas por la televisión».
Los cuatro vienen desde Peñafiel junto a otras 50 personas en el autobús gratuito que aporta la Diputación Provincial todos los encuentros. «Creo que hay que agradecérselo y animarlos a que sigan con esta iniciativa que nos facilita mucho venir al campo. El autocar viene lleno», relata Javier.
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En 2014, un 26% de socios del FC Barcelona (39.447 de 153.458) eran mujeres. En el Real Valladolid, de 12.600, 1.800 (un 14%) pertenecía al sexo femenino. Diez años después, con 22.177 abonados blanquivioleta, y aunque no hay datos oficiales, se estima que el porcentaje de mujeres que son abonadas sobrepasa con mucho esa cifra anterior.
De entre todas ellas, destacan las hermanas Toledano, de Velascálvaro, una pequeña población de apenas 163 habitantes cercana a Medina del Campo. Marta, Charo, Laura y Patricia van al fútbol juntas desde que tienen uso de razón. Bueno, alguna mucho antes ya que las dos pequeñas ya acudían cuando no habían cumplido ni el año. «Fue mi padre quien nos lo inculcó», dice Charo. Así que desde que el 'Nuevo Estadio' se encuentra en los terrenos del Pago de La Barquilla, por allí que aparecen siempre las cuatro juntas. «Es nuestro momento de reunirnos las cuatro en torno al Pucela. Siempre hemos ido solas, sin maridos. Ellos lo entienden. Además, no son tan futboleras como nosotras», dice Charo.
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«Cuando empezamos a ir apenas había mujeres. Ahora hay muchas y todas vamos con nuestras camisetas. Da gusto ver así el estadio», relatan las cuatro casi al unísono. A ellas se han unido los dos hijos de Marta, Adriana (13 años) y Carlos (8), y ahora la hija de Patricia, Jana, de tan solo un año para completar los siete abonados. «Cuando regresamos al pueblo después del partido siempre nos preguntan: ¿Cómo ha quedado hoy el Valladolid? Están todos pendientes. Casi siempre sufriendo hasta la última jornada», comenta Marta.
Una de las pequeñas, Laura, es optimista con el ascenso. «Hemos hecho una temporada con altibajos, pero lo tenemos cerca». Lo que es importante en estas últimas citas es «que salga Moro de titular, por favor», dice. Sin embargo, fue su hija Adriana la que desde hace mucho tiempo señalaba que ascendíamos seguro. También Carlos, que siempre apoya y anima en defensa del sexo masculino. Para la mayor Marta, los mejores momentos en el estadio han sido «cuando ganamos en el último momento. ¡Eso da un subidón!». Con eso se hace mejor el regreso a Velascálvaro.
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La familia Toledano. De izquierda a derecha: Charo, Laura, Marta Toledano Hernández, Carlos y Adriana Sancho Toledano y Patricia Toledano Hernández.
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